En nuestro país, las cifras de feminicidio no reflejan la realidad en su totalidad. De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en México se cometieron al menos 74 feminicidios durante el mes febrero de 2023, pero hay entidades donde la cifra real de asesinatos de mujeres se desconoce, como es el caso de Tabasco.
Candelaria Lázaro Lázaro, lideresa de la zona indígena de Nacajuca, señaló, en entrevista con LA PRENSA, que en lo que va del año, en Tabasco más de 9 mujeres han sido víctimas de feminicidio, sin contar las muertes que se han catalogado como homicidios.
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Candelaria Lázaro es una reconocida lideresa de la zona indígena de Nacajuca, Tabasco, quien fundó la asociación civil Ixiktak y ja (Mujeres y agua), para brindarle apoyo a mujeres violentadas, que no saben a quién recurrir.
“Siempre se van por los estándares económicos… en las comunidades indígenas el gobierno no visibiliza la situación y ha habido feminicidios que convierten en homicidios por lo que las cifras bajan”, enfatizó Candelaria, quien desde niña se percató de lo que era la violencia de género, algo que fue fundamental en su activismo.
Narra que cuando tenía nueve años y su mamá era violentada físicamente, se dijo: “jamás me voy a dejar lastimar por un hombre; por lo que mi defensa es porque tengo hijas y nietas”.
Su comunidad no es diferente a otros lugares en los que se minimizan los actos violentos contra las mujeres. Una gran preocupación que hay ahí, dice, es que “las recomendaciones de la CNDH (Comisión Nacional de Derechos Humanos) no tienen ningún sentido; en el colectivo 50+1 se han dado cuenta que se necesita sensibilizar a la fiscalía, porque (ahí) toman como chiste la violencia hacia la mujer”.
Candelaria ha apoyado de manera directa, usando sus propios recursos, a más de 500 mujeres con su organización Mujeres y Agua, por lo que ha enfrentado abusos, ya que querían minimizar su trabajo.
Para erradicar la violencia en su comunidad, han pedido a la Cámara de Diputados que se active la alerta de género y, sobre todo, brindar apoyo y acompañamiento a las mujeres que son violentadas, sin embargo, para el órgano de justicia aún no han reunido los requisitos suficientes.
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Recalcó que en su comunidad “no hay apoyo del gobierno, no hay alerta, (no hay) casa de justicia para la mujer, no hay médicos legistas mujeres; se debe recuperar la confianza de las mujeres para que puedan ir a denunciar la violencia antes de que (ésta) se convierta en feminicidio”
¿Qué ayudaría a erradicar la violencia en las comunidades?
Como defensora de las mujeres indígenas, Candelaria señaló que “se tienen que hacer campañas de familia, porque los temas se han individualizado”, pero, consideró, “la forma de educar al pueblo es comenzando con la familia”.
Porque “pareciera que defienden a las mujeres, pero cuando hacen un comentario, como el hombre tenía cargado un odio desde su infancia, (entonces) justifica que se tiene que tratar mal a alguien”.
La lideresa de la zona indígena de Nacajuca señaló que “las personas a cargo de las instituciones deben ser personas humanas y sensibles, no solo perseguir un salario para defender a las mujeres (…) para erradicar el machismo, debemos dejar de decir ‘machismo’; porque si lo mencionas existe, se estigmatiza a los hombres diciendo esas palabras, y provocan la violencia familiar y más hacia la mujer”.
Candelaria Lázaro Lázaro enfatizó que otra causa de que exista la violencia contra la mujer, la cual muchas veces desemboca en feminicidios, es el mal término que le dan al empoderamiento, dónde la mujer puede trabajar y ganar un salario al igual que los hombres.
“El empoderamiento de la mujer se ha malentendido, porque no quiere decir que se debe hacer menos, pero las reacciones que hay son negativas para la mujer”, aseguró Candelaria.
Al abordar el tema de las mujeres que salen a trabajar, también habló sobre los huérfanos del “Siglo XXI” que son los menores que se quedan al cuidado de sus abuelos, porque los padres no se hacen responsables.
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Indígenas vulnerables
Candelaria mencionó que “los usos y costumbres aun las hace más vulnerables, porque aguantan la violencia hasta llegar a los feminicidios, aguantan porque no saben hablar y no saben a quién acudir, porque hay mujeres que no han salido de sus pueblos y mucho menos de sus casas”.
Por lo que reconoció que “al tener la alerta de género, no cambiaría de forma inmediata, porque se tendría que generar una cultura; hace falta la casa de justicia, la cual no se ha hecho y sigue en proceso de construcción desde el sexenio del expresidente Enrique Peña Nieto”.
Compartió que los castigos a los feminicidas aún no son muy severos en las comunidades indígenas, porque sólo lo ven como un llamado de atención, al darles “privilegios de hacer amparos”, para poder salir de inmediato y volver a violentar a la mujer. Por lo que “la violencia a la mujer se encuentra en todas las comunidades, rurales, urbanas e indígenas”.
Peticiones para las autoridades
Como comunidad indígena, piden a las autoridades que no se les vea como una población vulnerable, sino humana y que debe ser escuchada, por ello, enumeró las peticiones para continuar su lucha: Alerta para violencia de género; creación de una Casa de Justicia; capítulos municipales, haciendo convenios con CNDH y realizando una tabla de acciones preventivas para erradicar la violencia contra la mujer; manual de empoderamiento, para que puedan entender el término; autoridades más humanitarias ante las situaciones de violencia a la mujer; pláticas psicológicas para los hombres, en las que se les expliquen las consecuencias si agreden a una mujer o cometen feminicidio; acompañamiento en el trámite si quieren la separación de las partes, con requisitos como la pensión, vivienda segura, y no ejercer violencia por medio de los hijos; tener intérpretes, porque aún en 11 municipios tiene hablantes en cinco lenguas como: Huichol, Ayapaneco, Náhuatl, Yokot'án y Tseltales.
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