A raíz de la cruenta batalla escenificada el pasado jueves en la capital del estado, familias que viven en las dos Unidades Habitacionales Militares (UHM), abandonaron sus hogares a fin de evitar riesgos y ambos conjuntos, y después de casi las últimas en dejar las casas este domingo, ambos conjuntos lucen prácticamente desolados.
El mismo “jueves negro” que vivió Culiacán el día 17, alrededor de 50 familias de soldados y oficiales de alto rango militar fueron mantenidas como rehenes por comandos armados, quienes negociaban no hacerles daño, a cambio de que les entregaran sano y salvo a Ovidio Guzmán López, detenido horas antes durante una operación secreta llevada a cabo en la zona residencial de La Joya, en la zona del Tres Ríos.
Los delincuentes, armados con sofisticado armamento de guerra, rodearon ese jueves los dos complejos habitacionales de las familias de militares, uno ubicado al sur de la colonia 21 de Marzo y otro en la zona residencia Guadalupe, muy cerca del templo católico “La Lomita”. Sobre este último se estableció que es habitado por familias de alto grado en las filas de la Secretaría de la Defensa Nacional (SeDeNa) y todavía dejaban las casas hasta quedar prácticamente desalojados este domingo.
Ahí, contaron los vecinos, les gritaban “que se morirían todos” si no accedían a sus peticiones. Al interior era pánico y temor entre sus inquilinos. Apuntando con sus armas calibre .50 milímetros (arma empleada por francotiradores) fijadas con arnés improvisado en la caja de camionetas, al parecer blindadas, los gatilleros bajo el mando del “narco”, permanecieron por alrededor de dos horas y media rodeando los fraccionamientos, hasta que recibieron la alerta que “el jefe” ya había sido liberado el jueves.
Los afectados se comunicaron con sus familias y la SeDeNa ordenó su rápido desalojo, que continuó este fin de semana, a fin de evitar mayores tragedias y como medida de precaución. Algunas familias que ahí habitaban abandonaron sus hogares con todo y muebles.
JLP