/ viernes 18 de junio de 2021

El "Tren de Troya"

El ferrocarril, que durante el porfiriato convirtió a Ciudad Juárez en la ciudad fronteriza más importante, participó también en su caída a manos del general Francisco Villa durante la Revolución Mexicana

Era el 15 de noviembre de 1913 cuando el ejército de la División del Norte tomó Ciudad Juárez. Al hacer parada el ferrocarril México-Juárez, se corrieron las puertas de los vagones y descendieron cientos de revolucionarios.

Gracias a esa acción conocida como “Caballo de Troya”, el general Francisco Villa avanzó en su propósito hasta ser gobernador del estado de Chihuahua, según historiadores.

De acuerdo con Pedro Paunero, en una publicación denominada El Tren de Troya: Pancho Villa toma Ciudad Juárez, el "Centauro" se reunió con sus generales y les expuso un plan desesperado.

– ¡Señores, se me ha ocurrido algo! Vamos a dejar mil 500 hombres para que detengan a los defensores de Chihuahua mientras enviamos a dos mil a caballo sobre Juárez.

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Los generales se quedaron sorprendidos. Alguno expresó:

– ¿Mandar la caballería a más de cuatrocientos kilómetros, mi general, sorteando pueblos y federales y buscando agua a tientas?... Bueno, ¿por qué chingados no?

Estaban ahí los generales Juan N. Medina, Manuel Chao, Maclovio Herrera, Toribio Ortega y Trinidad Rodríguez, que se miraban los unos a los otros, luego vieron a Villa, ceñudo.

Foto: Cortesía

“Cuando los villistas se dirigieron rumbo al antiguo Paso del Norte, atraparon un tren y obligaron al telegrafista a enviar un mensaje a Ciudad Juárez, diciendo que los rebeldes habían cortado la vía a Chihuahua, solicitando autorización para regresar”, relata Pavel Leonardo Navarro Valdez, investigador del MNI-INAH.

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La jefatura de estación en Juárez concedió que el ferrocarril volviera de inmediato y Villa ordenó a sus hombres subir a todos los carros disponibles, de manera que cuando el tren retornó a Juárez, transportó a los combatientes villistas hasta el centro de la ciudad.

Con las fuerzas revolucionarias internadas hasta la cocina, la plaza cayó de manera rápida en poder de la División del Norte, la madrugada del 15 de noviembre de 1913.

Fue la estratagema del “Tren de Troya” donde Villa demostró que no era solamente un valeroso combatiente, sino un hábil y sagaz comandante.

Después volvió a derrotar una fuerte columna de cinco mil 500 hombres, entre federales y colorados en Tierra Blanca, al sur de Ciudad Juárez, con lo que quedó despejado el terreno y Villa pudo tomar el control de todo el estado, salvo Ojinaga, donde se concentraron las maltrechas tropas huertistas.

Entró triunfalmente a la capital el 8 de diciembre y fue elegido por sus hombres, como gobernador militar de Chihuahua.

El tren cambió Ciudad Juárez

Hablar del tren en Ciudad Juárez es sinónimo de una historia de éxito, intercambio y sobre todo de lucha imponente que llegó a cambiar la vida fronteriza.

Al observar videos o fotografías de sus inicios es como viajar en el tiempo y conocer la importancia que tuvo en la comercialización que llevó a esta ciudad a una época de prosperidad económica.

Foto: Cortesía

Desde 1881, en esta frontera se vivió la experiencia del ferrocarril; el 2 de agosto de 1881 el general Luis Terrazas Fuentes, gobernador del estado de Chihuahua, apuntaló en esta fronteriza ciudad el primer riel de lo que sería una vía de casi dos mil kilómetros para unir Ciudad Juárez con la Ciudad de México.

La frontera norte del país experimentaría cambios sociales, políticos y demográficos hasta transformarla en una ciudad moderna y cosmopolita, y en eso tuvo que ver mucho el ferrocarril.

Su posición geográfica sería privilegiada con la llegada del tren y también la convertirían en el centro de acontecimientos históricos que cimbraron al país, como lo fue la Revolución Mexicana.

Hasta antes de la llegada del tren, quienes se dirigían al sur del país utilizaban el antiguo Camino Real, trazado desde la época colonial, transitando en vehículos jalados por caballos o mulas, en viajes que duraban de semanas a meses, lo que hacía lento el comercio y comprometía a menudo, la seguridad de las personas al quedar expuestas al bandidaje.

Las crónicas señalan que el 23 de marzo de 1884 llegó a la frontera el primer tren propiedad del Ferrocarril Central Mexicano, procedente de la Ciudad de México, el cual recorrió casi dos mil kilómetros en sólo cinco días.

Los ferrocarriles se multiplicaron y pronto se sumaron las líneas del noroeste que comunicaban a Ciudad Juárez y Chihuahua, a través de Casas Grandes y Temósachic.

Foto: Cortesía

En el Paso del Norte, la transformación también se dio a pasos agigantados, las exportaciones e importaciones aumentaron a un ritmo que provocó que la aduana fronteriza desplazara en importancia a la de Ojinaga y se convirtiera en una de las principales hasta ser la segunda más importante del país, sólo después del Puerto de Veracruz y dejando atrás a Nuevo Laredo, Tamaulipas.

Entre 1880 y 1885 el flujo comercial se multiplicó y para 1890 el cruce de mercancías transportadas por ferrocarril rebasó los 15 millones de pesos.

El crecimiento económico seguiría acelerándose por el establecimiento en 1885 de la llamada “zona libre”, que permitió introducir productos pagando impuestos más bajos que en el resto del país.

La medida generó el surgimiento de numerosos negocios, principalmente almacenes propiedad de empresarios estadounidenses e inclusive alemanes, quienes vieron rentable contar con sucursales en Juárez.

Convulsiones sociales

El tren no estaría ajeno tampoco a las convulsiones sociales y pronto sería objeto de una de las primeras huelgas registradas en México, protagonizada en Samalayuca por los trabajadores que construían las vías. Años después, sus vagones servirían durante la Revolución para transportar a miles de soldados, lo mismo villistas, carrancistas que orozquistas y huertistas.

Foto: Cortesía

En la construcción del ferrocarril, la compañía norteamericana que adoptó como nombre Ferrocarril Central Mexicano y tuvo de gerente del consorcio a John Robinson, utilizó numerosa mano de obra asiática, principalmente de chinos, quienes se asentaron en las ciudades por donde el tren iba pasando, incluyendo el Paso del Norte y fomentaron las actividades hortícolas, abrieron restaurantes, tiendas de abarrotes y negocios dedicados al hospedaje.

La ciudad se hizo atractiva para los migrantes que llegaban transportados por el tren y pronto su población creció y fue más grande que su contraparte en Texas, al concentrar a 11 mil de los 15 mil habitantes que residían en ambos lados de la frontera.

Con mayores recursos y en crecimiento, la ciudad empezó a urbanizarse entre las áreas ubicadas entre la estación del Ferrocarril Central y el puente de la actual avenida Juárez y la avenida del Comercio, hoy 16 de Septiembre, concentrando la mayor parte de los negocios mercantiles.

La ciudad fue dotada de servicios públicos como el alumbrado, electrificación, teléfono, drenaje, y de agua potable. También se pavimentaron las primeras calles y llegaría el transporte urbano en tranvías eléctricos. Los autos particulares también proliferarían.

La importancia adquirida fue tal, que el 30 de julio de 1888 se emitió el decreto que cambiaba el nombre a la ciudad, de Villa Paso del Norte al de Ciudad Juárez, el cual entró en vigor desde el 16 de septiembre de ese año.

Actualmente, el ferrocarril es solamente de carga, desapareció el servicio a pasajeros. Hoy en sus vagones viajan cientos de toneladas de granos y semillas, así como vehículos nuevos ya que alrededor de la ruta se han ubicado las plantas automotrices, además del traslado de aparatos eléctricos y materiales de construcción.

Foto: Cortesía

Era el 15 de noviembre de 1913 cuando el ejército de la División del Norte tomó Ciudad Juárez. Al hacer parada el ferrocarril México-Juárez, se corrieron las puertas de los vagones y descendieron cientos de revolucionarios.

Gracias a esa acción conocida como “Caballo de Troya”, el general Francisco Villa avanzó en su propósito hasta ser gobernador del estado de Chihuahua, según historiadores.

De acuerdo con Pedro Paunero, en una publicación denominada El Tren de Troya: Pancho Villa toma Ciudad Juárez, el "Centauro" se reunió con sus generales y les expuso un plan desesperado.

– ¡Señores, se me ha ocurrido algo! Vamos a dejar mil 500 hombres para que detengan a los defensores de Chihuahua mientras enviamos a dos mil a caballo sobre Juárez.

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Los generales se quedaron sorprendidos. Alguno expresó:

– ¿Mandar la caballería a más de cuatrocientos kilómetros, mi general, sorteando pueblos y federales y buscando agua a tientas?... Bueno, ¿por qué chingados no?

Estaban ahí los generales Juan N. Medina, Manuel Chao, Maclovio Herrera, Toribio Ortega y Trinidad Rodríguez, que se miraban los unos a los otros, luego vieron a Villa, ceñudo.

Foto: Cortesía

“Cuando los villistas se dirigieron rumbo al antiguo Paso del Norte, atraparon un tren y obligaron al telegrafista a enviar un mensaje a Ciudad Juárez, diciendo que los rebeldes habían cortado la vía a Chihuahua, solicitando autorización para regresar”, relata Pavel Leonardo Navarro Valdez, investigador del MNI-INAH.

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La jefatura de estación en Juárez concedió que el ferrocarril volviera de inmediato y Villa ordenó a sus hombres subir a todos los carros disponibles, de manera que cuando el tren retornó a Juárez, transportó a los combatientes villistas hasta el centro de la ciudad.

Con las fuerzas revolucionarias internadas hasta la cocina, la plaza cayó de manera rápida en poder de la División del Norte, la madrugada del 15 de noviembre de 1913.

Fue la estratagema del “Tren de Troya” donde Villa demostró que no era solamente un valeroso combatiente, sino un hábil y sagaz comandante.

Después volvió a derrotar una fuerte columna de cinco mil 500 hombres, entre federales y colorados en Tierra Blanca, al sur de Ciudad Juárez, con lo que quedó despejado el terreno y Villa pudo tomar el control de todo el estado, salvo Ojinaga, donde se concentraron las maltrechas tropas huertistas.

Entró triunfalmente a la capital el 8 de diciembre y fue elegido por sus hombres, como gobernador militar de Chihuahua.

El tren cambió Ciudad Juárez

Hablar del tren en Ciudad Juárez es sinónimo de una historia de éxito, intercambio y sobre todo de lucha imponente que llegó a cambiar la vida fronteriza.

Al observar videos o fotografías de sus inicios es como viajar en el tiempo y conocer la importancia que tuvo en la comercialización que llevó a esta ciudad a una época de prosperidad económica.

Foto: Cortesía

Desde 1881, en esta frontera se vivió la experiencia del ferrocarril; el 2 de agosto de 1881 el general Luis Terrazas Fuentes, gobernador del estado de Chihuahua, apuntaló en esta fronteriza ciudad el primer riel de lo que sería una vía de casi dos mil kilómetros para unir Ciudad Juárez con la Ciudad de México.

La frontera norte del país experimentaría cambios sociales, políticos y demográficos hasta transformarla en una ciudad moderna y cosmopolita, y en eso tuvo que ver mucho el ferrocarril.

Su posición geográfica sería privilegiada con la llegada del tren y también la convertirían en el centro de acontecimientos históricos que cimbraron al país, como lo fue la Revolución Mexicana.

Hasta antes de la llegada del tren, quienes se dirigían al sur del país utilizaban el antiguo Camino Real, trazado desde la época colonial, transitando en vehículos jalados por caballos o mulas, en viajes que duraban de semanas a meses, lo que hacía lento el comercio y comprometía a menudo, la seguridad de las personas al quedar expuestas al bandidaje.

Las crónicas señalan que el 23 de marzo de 1884 llegó a la frontera el primer tren propiedad del Ferrocarril Central Mexicano, procedente de la Ciudad de México, el cual recorrió casi dos mil kilómetros en sólo cinco días.

Los ferrocarriles se multiplicaron y pronto se sumaron las líneas del noroeste que comunicaban a Ciudad Juárez y Chihuahua, a través de Casas Grandes y Temósachic.

Foto: Cortesía

En el Paso del Norte, la transformación también se dio a pasos agigantados, las exportaciones e importaciones aumentaron a un ritmo que provocó que la aduana fronteriza desplazara en importancia a la de Ojinaga y se convirtiera en una de las principales hasta ser la segunda más importante del país, sólo después del Puerto de Veracruz y dejando atrás a Nuevo Laredo, Tamaulipas.

Entre 1880 y 1885 el flujo comercial se multiplicó y para 1890 el cruce de mercancías transportadas por ferrocarril rebasó los 15 millones de pesos.

El crecimiento económico seguiría acelerándose por el establecimiento en 1885 de la llamada “zona libre”, que permitió introducir productos pagando impuestos más bajos que en el resto del país.

La medida generó el surgimiento de numerosos negocios, principalmente almacenes propiedad de empresarios estadounidenses e inclusive alemanes, quienes vieron rentable contar con sucursales en Juárez.

Convulsiones sociales

El tren no estaría ajeno tampoco a las convulsiones sociales y pronto sería objeto de una de las primeras huelgas registradas en México, protagonizada en Samalayuca por los trabajadores que construían las vías. Años después, sus vagones servirían durante la Revolución para transportar a miles de soldados, lo mismo villistas, carrancistas que orozquistas y huertistas.

Foto: Cortesía

En la construcción del ferrocarril, la compañía norteamericana que adoptó como nombre Ferrocarril Central Mexicano y tuvo de gerente del consorcio a John Robinson, utilizó numerosa mano de obra asiática, principalmente de chinos, quienes se asentaron en las ciudades por donde el tren iba pasando, incluyendo el Paso del Norte y fomentaron las actividades hortícolas, abrieron restaurantes, tiendas de abarrotes y negocios dedicados al hospedaje.

La ciudad se hizo atractiva para los migrantes que llegaban transportados por el tren y pronto su población creció y fue más grande que su contraparte en Texas, al concentrar a 11 mil de los 15 mil habitantes que residían en ambos lados de la frontera.

Con mayores recursos y en crecimiento, la ciudad empezó a urbanizarse entre las áreas ubicadas entre la estación del Ferrocarril Central y el puente de la actual avenida Juárez y la avenida del Comercio, hoy 16 de Septiembre, concentrando la mayor parte de los negocios mercantiles.

La ciudad fue dotada de servicios públicos como el alumbrado, electrificación, teléfono, drenaje, y de agua potable. También se pavimentaron las primeras calles y llegaría el transporte urbano en tranvías eléctricos. Los autos particulares también proliferarían.

La importancia adquirida fue tal, que el 30 de julio de 1888 se emitió el decreto que cambiaba el nombre a la ciudad, de Villa Paso del Norte al de Ciudad Juárez, el cual entró en vigor desde el 16 de septiembre de ese año.

Actualmente, el ferrocarril es solamente de carga, desapareció el servicio a pasajeros. Hoy en sus vagones viajan cientos de toneladas de granos y semillas, así como vehículos nuevos ya que alrededor de la ruta se han ubicado las plantas automotrices, además del traslado de aparatos eléctricos y materiales de construcción.

Foto: Cortesía