La niña Dulce María ya descansa en el panteón municipal número 13 al este de Tijuana. En ese lugar, se despidieron de ella entre cantos y flores las mamás que sin conocerla la adoptaron y hasta nombre le dieron.
Jessica García Lerma dijo que le dieron el último adiós a la pequeña y gracias a la presión social evitaron que terminara en la fosa común y a pesar de estar en calidad de desconocida, las mujeres se unieron para darle su derecho a una identidad.
Jessica explicó que también querían un espacio en el cementerio para Dulce María, por si un familiar o los padres quieren acercarse a despedirse de la menor.
“Sus padres no están y si la ven pues de perdida descansen y sepan que tienen un lugar donde buscar a Dulce María. Vamos a tratar de unirnos para seguir luchando por más niños de aquí en Tijuana o de donde sean para poderles dar una cristiana sepultura”, agregó.
Previo a la sepultura, el cortejo fúnebre de Dulce María hizo una parada en la Casa Hogar Sonrisas de Ángeles en la Colonia Maclovio Rojas, donde los 47 niños albergados le cantaron canciones y liberaron globos blancos en señal de su partida al cielo.
La Casa Hogar Sonrisas de Ángeles es el organismo civil al que le entregaron el cuerpo de Dulce María, la religiosa Liliana Camacho Ángulo dijo que no solo es resguardar a niños en vida, sino velar por su eterno descanso.
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“No era justo que se fuera a una fosa común, porque tengo un compromiso con Tijuana, de velar y salvaguardar la vida íntegra física y espiritual de los niños”, mencionó.
El caso de Dulce María atrajo la atención de los tijuanenses porque la menor fue abandonada por dos personas dentro de una hielera en la avenida Las Torres en la colonia el Pípila el pasado 30 de agosto.
Se desconoce su identidad porque no ha sido reclamado su cuerpo.
Dulce María tenía parálisis cerebral desde su nacimiento y murió a causa de neumonía, solo se sabe que tenía entre 5 y 10 años de edad.
El examen de necropsia indicó que Dulce María presentaba desnutrición severa y su cuerpo aparentaba menos edad, como una niña de dos a tres años.
La menor tenía llagas en todo su cuerpo por omisión de cuidados, asume la Fiscalía que pudiera ser por el padecimiento congénito que tenía.
Dulce María ya descansa en un campo santo, gracias al apoyo y caridad de los tijuanense y a la lucha de 30 mujeres que se aferraron y evitaron que la niña llegara a una fosa común.
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