El temblor registrado el pasado 7 de septiembre, no sólo dejó en la penumbra a las comunidades indígenas de la Montaña, sino que en muchos asentamientos humanos las precarias viviendas se agrietaron y algunas de ellas se cayeron.
Es una tragedia más que se acumula en las familias indígenas que de por sí viven en situaciones deplorables, cuyas viviendas son de adobe, tablas y láminas de cartón, señaló Tlachinollan Centro de Derechos Humanos de la Montaña.
La organización resaltó que es urgente la presencia de las autoridades de protección civil para evaluar los daños, pero sobre todo para atender las necesidades más urgentes de las familias indígenas damnificadas.
Sin embargo, las autoridades municipales y las estatales no están atendiendo esta emergencia, con el pretexto de que ya no cuentan con recursos para proporcionar los apoyos que demandan las familias damnificadas.
Tlachinollan resaltó que se requiere la presencia del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) para que intervenga ante el presidente de la república y solicite fondos suficientes para cubrir esta emergencia.
Las familias Me’phaa, Na savi y Nahuas fueron las más afectadas. Ya se han documentado daños en las comunidades de Laguna Seca, Piedra Conejo, Llano Grande, del municipio de Acatepec, con paredes cuarteadas y pérdida total de casas de adobe.
En el municipio de Tlacoapa llegaron reportes de las comunidades Me’phaa de Barranca Nopalera, Tlacotepec, Linda Vista y El Ahuehuete. Se trata de afectaciones graves en las viviendas por las grietas en las paredes y porque algunas se cayeron.
En el municipio de Atlixtac familias Me’phaa y Nahuas varias familias pasaron la noche en la iglesia del pueblo porque sus casas quedaron agrietadas y muchas cayeron, así como también la tierra se abrió. Los habitantes piden que protección civil acuda a verificar los daños. Algunas familias han tenido que improvisar un lugar para vivir.
El caso de doña Librada Villa Vázquez, madre de familia del pueblo nahua, de Chichihuastepec, anexo de Chiepetepec, municipio de Tlapa, solicita ayuda a las autoridades porque su casa pende de adobes sobre puestos que están agrietados y además una pared se desplomó.
En la comunidad nahua de Ocotequila, municipio de Copanatoyac, las paredes de la iglesia se agrietaron y se desprendieron algunas piedras. Una casa habitación se abrió por la mitad dejando a la familia sin techo.
En la cabecera municipal de Metlatonoc, uno de los municipios más pobres del país, algunas familias han informado que los techos de varias casas se cayeron y algunas habitaciones que ya se encontraban dañadas se derrumbaron.
En la comunidad Me’phaa de Barranca Tecuani, municipio de Ayutla de los Libres, varias familias perdieron su casa. Algunas de ellas durmieron a la intemperie.
Por eso piden el apoyo urgente de las autoridades de los tres niveles de gobierno. Del mismo municipio, la comunidad de Santiago Yolotepec, así como la colonia Yerba Santa, pide el auxilio a las autoridades.
Don Leocadio Ortega de la comunidad Me’phaa de Monte Alegre, municipio de Malinaltepec, padre de Mauricio Ortega Valerio, uno de los 43 estudiante desaparecidos de Ayotzinapa, pudo llegar a nuestras oficinas en Tlapa para informarnos que su vivienda de adobe quedó dañada al caerse una de las paredes que dejó al descubierto el cuarto donde dormía.
Por fortuna tuvo tiempo para salir del lugar. Además de las complicaciones de su salud se le acumula la afectación de su vivienda, en una lucha de casi 7 años por encontrar a su hijo Mauricio. Ha tenido que bajar a Tlapa para vender su café, ante la falta de un ingreso seguro.
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