México.- ¿Dónde estás papá?, es el grito desesperado de cientos de personas que buscan a sus seres queridos luego que un día simplemente desaparecieron dejando atrás: trabajo, amigos, negocios y, sobre todo, a su familia, que este Día del Padre sufren porque en lugar de preparar una reunión para abrazar al jefe de familia, deben preparar sus carteles para salir un día más a las calles a buscar a su ser querido.
Armados de esperanza y sus ganas de seguir adelante han vivido los últimos días, meses y hasta años, con el sueño de que el día menos pensado al dar la vuelta a la esquina vean ese rostro tan familiar, sientan esas manos que todo lo reparan y queden entre esos brazos donde no había miedo, soledad o falta de amor.
Bonifacio Oribe Téllez, un maestro jubilado de 65 años de edad, salió de casa un viernes, fue a llevar a su hijo Carlos a una cita médica y luego lo acompañó al Cebetis. El siguiente paso era volver a casa, pero no ocurrió.
Por la noche, su hija Leticia, también maestra, llegó cansada del trabajo y para no despertar a la familia fue directo a la cama, al otro día se marchó temprano a un cuso y mientras soñaba con ser una gran maestra recibió la llamada, su papá no había vuelto a casa.
Así inició el viacrucis para esta familia de Huauchinango Puebla. Conocedores que la autoridad les haría esperar 72 horas para iniciar una carpeta de investigación, ese 29 de abril de 2016 salieron a las calles, recorrieron campos, comunidades cercanas y la casa de familiares donde pudiera estar papá, pero este no apareció, era como si se lo hubiera tragado la tierra.
El ex maestro de indígenas no estaba por lugar alguno, sus alumnos se sumaron a la búsqueda pero nadie halló siquiera una pista de su paradero.
El maestro Bonifacio era querido en su comunidad por sus conocimientos en leyes, y cuando algún problema se presentaba él era la autoridad para ser consultado, la palabra era su arma y siempre se indignó de cualquier injusticia, por eso era ávido lector, aunque ahora su biblioteca luce desierta, sus libros se empolvan en espera de ser abiertos otra vez por él.
¿A quién dar el regalo del Día del Padre si éste desapareció?
El 5 de mayo de 2018, se celebraba la Batalla de Puebla, en Huauchinango, Puebla, los cohetes tronaban en el aire y retumbaban en los cerros, era día de fiesta, así que Don Teódulo Ramírez Castro, entonces de 74 años de edad, salió a dar su caminata habitual.
No era día de trabajo, así que esa mañana quedaron guardadas las herramientas de albañilería que solía llevarse para ganarse un dinero.
Padre de ocho hijos y vecino de la colonia el Potro, solía dar largos paseos por el campo, llegar hasta las cancha de futbol y detenerse a ver a los muchachos patear la pelota, a veces entraba a jugar con uno de sus hijos.
Eran días felices, hasta que ese día simplemente no regresó, la familia alarmada por la tardanza empezó a preguntar entre los amigos, esperaron a que terminaran los desfiles, quizá se habría retrasado por algo, pero nadie daba señal de saber el paradero de Don Teódulo.
La búsqueda se extendió a barrancas, ríos, cuerpos de agua, tierras de cultivo y otras comunidades, aunque todo fue infructuoso.
Pasados los días, la familia decidió colocar lonas con la foto y datos de este padre de familia, pero únicamente atrajeron vivales; uno de ellos llamó a una hija del desaparecido Teódulo Ramírez y prometió dar el paradero del hombre, pero tras recibir alguna cantidad desapareció.
Los hijos continuaron la búsqueda, porque él toma medicamentos para su enfermedad del hígado, tiene un clavo desde la rodilla hasta el tobillo, más la suerte ni ha estado con ellos y nada se sabe, mientras la autoridad en Puebla carece de una oficina de búsqueda de personas, a pesar del alarmante número de desaparecidos, entre adultos y menores.
Otro lugar que solía visitar Teódulo era una cantina conocida como “El Caballo Dorado”, una piquera de mala muerte con una peor reputación, toda vez que se sabe el dueño exhibe a los borrachos o los deja tirados al sol, además que muchos han salido muy golpeados de este lugar, pero esta pista quedó en el olvido por la mala atención de las autoridades poblanas.
Los regalos del Día del Padre se acumulan sin que él aparezca?
Marco Antonio Orgen Maldonado, un hombre de 57 años, ex empleado de la Compañía de Luz y Fuerza, tenía un dinero que decidió invertir en una mina en Tulancingo, Hidalgo, aunque su domicilio estaba en Huauchinango, Puebla, visionario en los negocios pudo hacer un capital y todo hacía parecer que la vida le sonreía a él y sus tres hijas, hasta que se convirtió en un desaparecido más del estado de Puebla.
El 17 de noviembre de 2013 debía reunirse con sus socios en la mina, llevaba su portafolio con documentos, pruebas de malos manejos en el negocio. Fue lo último que su familia supo.
Cuando se percataron de la desaparición llamaron a la policía, acudieron ante un Ministerio Público, pero debían dejar pasar las 72 horas de rigor.
En la búsqueda fueron apoyadas por personal de Protección Civil, recorrieron hospitales, centros de justicia, penales, comunidades cercanas, la misma mina, pero nada hallaron de su padre.
Pasado un mes, mientras ellas lloraban la falta de su papá, la autoridad las llamó y les presentó un cuerpo, era casi la pura osamenta, dijeron que era Don Marco Antonio Orgen, pero ellas no lo aceptaron, no podía estar en esas condiciones y además la estatura no correspondía.
Con la desesperanza de no ser atendidas en Puebla fueron a la Ciudad de México, pero hallaron los mismos oídos sordos. Eso hizo que Joselín se sumara a colectivos que buscan personas desaparecidas como la Plataforma de Víctimas y el Movimiento por la Paz.
Siguieron todas las pistas, pero ninguna llevó a papá. Así han llegado hasta estados como Tamaulipas, Veracruz y Morelos, apoyadas en otras familias que buscan a su ser querido, siguen la menor pista que les llega con la esperanza que no pase otro día del padre sin tener a quien entregar sus regalos que se acumulan mientras transcurre esta espera.