PACHUCA, Hgo. (OEM-Informex).- En este municipio se vende pulque a domicilio. Es un matrimonio mayor de 70 años que gran parte de su vida se ha dedicado a la producción de esta bebida y que duplicó sus ventas en la prolongada cuarentena por Covid-19.
"Cuando vienen los clientes, me gusta que digan qué pulque tan chingón", expresaron doña Esperanza Hernández Vargas de 67 años y su esposo Apolinar León Aguilar de 71 años, localizados en la comunidad González González y ambos desde los cinco años aprendieron el oficio de sus padres.
A la fecha son expertos en el proceso como en la degustación de un buen pulque. Conocen los trucos para agilizar la fermentación, pero ellos optan por ofrecer un producto cien por ciento natural.
Confiesan que actualmente son prácticos en la sustracción del líquido originado del corazón del maguey y denominado aguamiel, pues utilizan una botella de refresco conectada a un trozo de manguera en lugar del tradicional huaje que cada vez es más escaso.
Siempre están atentos a los magueyes que cumplan sus 10 a 12 años de maduración para comenzar a rasparlos durante casi 2 meses en promedio según el clima, pues las lluvias permiten aumentar la cantidad de aguamiel.
Para don Apolinar León el principal problema es encontrar los magueyes, ya que se agotan año con año.
Recordó aquellos días que sus padres le daban atole de aguamiel en lugar de leche, aseguró desde ese entonces nunca ha dejado de tener contacto con esta bebida.
Cuentan con unas 17 plantas para producir el pulque, entre todas obtiene alrededor de 25 litros diarios que le permite cubrir la demanda tras aumentar durante la pandemia.
“Para nosotros se duplicó con eso que no se vende cerveza. A nosotros nos convino, vendemos más”, dijo don Apolinar no incrementó los 15 pesos por litro para sus clientes que suelen provenir de Actopan, Cardonal, Pachuca y hasta de la Ciudad de México.
Sin pensarlo, junto con doña Esperanza respondieron que su pulque es original, “no me gusta componerlo como sucede en las cantinas. Es natural. No hace daño. No es espinoso. No está baboso. Cuando se bebe se siente como si caminara un hilito en su garganta sin detenerse. Y debo decirle que el que no sabe tomarlo con un litro o dos se emborracha y el que es un buen gallo hasta con tres o cuatro litros se marea”.
Reconoció que ante la demanda una de su nieta Vanessa colocó el producto en redes sociales que también les sumó a comercializar más, “eso sí nunca lo imaginé. Es nuevo para mí estos aparatos (celulares y redes sociales), y me agrada porque ahora se agota todo Bendito Dios”.
Así que vende a domicilio al interior de Santiago de Anaya, con un costo extra de 5 pesos.
“Nosotros lo hacemos porque nos gusta tomarlo. Muchas personas llegan hasta aquí de lejos y al probarlo dicen: ¡ahh, este pulquito sí está bien chingón!, está pero bien bueno. Eso nos gusta que nos digan. Me agrada”.
JLP