“Era bueno haciendo tatuajes, así se ganaba la vida, mucha gente lo buscaba porque era bueno en lo que hacía, pero su adicción al alcohol, a los autos y a la velocidad le costaron la vida, conducir en estado de ebriedad y a más de 200 kilómetros por hora, fueron elementos suficientes para que perdiera la vida”, dijeron varios de los vecinos del joven que el pasado 25 de diciembre perdió la vida, durante un aparatoso e impresionante accidente vehicular.
Recordamos que Splot, dijeron varios de sus vecinos, salió la noche del 24 de diciembre rumbo a la casa de algunos familiares para festejar la noche de Navidad. Se le vio sonriente y feliz, pues para él una noche como la Navidad era importante pues era la oportunidad de festejar y convivir con su familia y un acontecimiento como ese siempre lo aprovechaba, porque como él mismo lo decía, nada más se daba una sola vez, aunque no se imaginó que esa noche sería la última de su vida.
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Familiares de Splot, dijeron a la policía que durante toda la noche estuvo ingiriendo bebidas embriagantes y conviviendo con ellos; sin embargo, ya durante la mañana del lunes 25 de diciembre se retiró del lugar para dirigirse a su domicilio, pues argumento que ya se sentía cansado y que deseaba descansar.
Alrededor de las 7 de la mañana salió de la casa de sus familiares, ubicada en la ciudad de México rumbo a su domicilio en el municipio de Atizapán. Desde que salió y arrancó su automóvil, un Ford de color blanco, sus familiares se quedaron muy preocupados, pues se dieron cuenta que no iba en buenas condiciones y que manejaba como verdadero loco, pero ya no pudieron hacer nada por detenerlo, pues ya iba en camino.
Después de casi 50 minutos de recorrido, cuando el tatuador circulaba sobre la carretera Lago de Guadalupe, en la colonia San José del Jaral, en el municipio de Atizapán, a la altura del Tecnológico de Monterrey, sucedió lo inevitable, debido a que el desafortunado hombre circulaba a casi 200 kilómetros por hora, perdió el control de la unidad, se salió de la carretera y chocó brutalmente de frente contra un árbol: el impacto fue tan brutal que el auto se partió en dos, el motor salió proyectado y el tatuador salió volando por el parabrisas y metros adelante cayó casi instantáneamente muerto sobre el asfalto.
Al momento del primer impacto, el auto prácticamente partido en dos siguió con su alocada carrera, chocó con otros 8 árboles, dio varias vueltas sobre el asfalto y finalmente terminó su alocada carrera con las llantas hacía arriba y convertido en una auténtica chatarra.
Algunos de los vecinos, al escuchar el fuerte impacto de inmediato salieron de sus casas para saber qué había pasado y en ese momento al darse cuenta que dicho sujeto había chocado y que estaba gravemente tirado sobre el asfalto, con ambas piernas fracturadas y dobladas, de inmediato pidieron el auxilio de una ambulancia.
Sin embargo, minutos más tarde, cuando paramédicos de la Cruz Roja llegaron y trataron de brindarle los primeros auxilios determinaron que ya no había nada que hacer, pues ya estaba muerto e indicaron que desde el mismo momento en que salió proyectado por el parabrisas murió, pues señalaron que el impacto en la cabeza fue brutal.
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