México.- Doloroso escuchar a un hijo llamar a un padre que ya no se puede levantar, a pesar de este lastimero llamado que surge en medio de lágrimas por la partida del jefe de familia. Así se vivió el triste momento cuando el féretro del policía Abel Martínez fue bajado a su tumba.

Entre cuatro enterradores bajaron el ataúd de madera con una imagen de la Virgen de Guadalupe, de fondo se escuchaba la marcha del silencio ejecutada por la banda de guerra de la SSC, una lastimera corneta que por segunda ocasión en menos de ocho días toca para decir adiós a un buen policía.

El llanto de un hijo, hoy huérfano resaltaba de entre el ruido de la banda de guerra y los enterradores que se daban instrucciones para no saltar el ataúd del servidor público.Hace una semana aún la vida le sonreía, pensaba en un futuro, en sacar adelante a sus hijos, y así se presentó a su turno en la zona de Iztapalapa; entonces escuchó el llamado de auxilio y no lo pensó dos veces, en la calle Estrella y Ermita Iztapalapa alcanzó a los ladrones, que habían despojado de 27 mil pesos a un cuentahabiente.

Las pistolas salieron de los cintos, escupieron plomos calientes y estos hicieron blanco en un ladrón, pero también en un policía. Ahí quedó con un hilo de vida Abel Martínez, aún pudieron llegar paramédicos del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM), que en ambulancia lo llevaron hasta el helicóptero del grupo Cóndor.

Descendió en un hospital y lo bajaron para darle auxilio.Pero él ya no respondía, poco a poco se le iba la vida entre los dedos de médicos que buscaban contener una hemorragia, sacar una bala que le dio en el rostro y que tocó importante sitio.

Al final expiró en la mesa de operación, aunque tuvieron que pasar muchas, muchas horas para que la familia pudiera recuperar el cuerpo y no aceptaron una ceremonia pública.Hoy, finalmente le dieron el último adiós, con la presencia de mandos de la Secretaría de Seguridad Pública y la banda de guerra de la misma dependencia.

Sobre el tema de los policías caídos la SSC reafirmó su compromiso de investigar hasta las últimas consecuencias los casos de policías caídos en cumplimiento del deber.