NAUCALPAN, Méx., 28 de Julio.- “Era una buena niña, muy estudiosa, le gustaba convivir con la gente y se daba a querer”, así con lágrimas en los ojos y la impotencia y la tristeza reflejada en sus rostros lo manifestaron familiares, vecinos y compañeros del colegio de la niña Lupita, quien esta tarde fue sepultada en el panteón municipal de San Francisco Chimalpa, en la misma fosa donde quedaron sus padres.
Desde la noche del miércoles, luego de que se tuvo conocimiento que tras horas de agonía la menor había muerto en el Hospital de Traumatología de Lomas Verdes, a consecuencia de las graves lesiones que sufrió al ser embestida junto con sus padres, su abuela y una mujer por el chófer de un camión torton que se llevó un puesto semifijo donde sus progenitores vendían comida, la consternación y la tristeza entre los vecinos del pueblo de San Francisco Chimalpa no se hizo esperar.
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Más tarde, cuando el féretro de color blanco que contenía los restos mortales de la menor llegó a su domicilio para que fuera velada, los pobladores se presentaron en el inmueble, el cual abarrotaron, para participar en los cantos, oraciones y plegarias por su eterno descanso y ofrecer a sus familiares el pésame.
Durante toda la noche la solidaridad de los vecinos, ante esta terrible tragedia, se hizo presente, la consternación era total, mucha gente lloraba por la muerte de la menor, de quien vociferaban no merecía morir de esa forma, su partida, la de sus padres y su abuela no solamente fue sorpresiva, si no que hasta terrible, el pueblo de Chimalpa, afirmaban, estaba de luto.
Este jueves, alrededor de las 12:30 de la mañana, el féretro de la menor salió de su domicilio y cargado en hombros por familiares y vecinos recorrió varias de las calles rumbo a la Iglesia de San Francisco de Asis, donde se realizaría una misa de cuerpo presente para pedir al todo poderoso por su eterno descanso.
Una vez que concluyó la homilía, alrededor de las 13:30 de la tarde, el féretro que contenía los restos mortales de la menor fue trasladado al panteón municipal, donde sería su última morada.
Durante el trayecto, ríos y ríos de personas acompañaban a la menor, la gente seguía rezando y pidiendo por su eterno descanso, muchos lloraban y se preguntaban el porqué de la tragedia, por qué una niña como Lupita había muerto de esa manera.
Al llegar al panteón, el féretro fue colocada en una capilla y como si nadie quisiera que Lupita se fuera, por más de una hora, familiares, vecinos y compañeros de colegio de la menor fueron pasando uno a uno para despedirse de ella.
Finalmente, alrededor de las 3 de la tarde, el féretro bajó a su última morada y en ese momento se vivieron momentos dramáticos, familiares y compañeros de colegio de la menor lloraban y a grito abierto preguntaban: “¡porqué Lupita, porqué se la tuvo que llevar si apenas era una niña que comenzaba a vivir!.
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Los norteños tocaban y cantaban canciones que estremecían aún más a todos los presentes, algunos de estos lanzaban globos blancos.
Después, cuando el sepelio concluyó, la gente poco a poco se fue retirando hasta que quedaron los cuerpos sin vida de una familia que por azares del destino perdieron la vida cuando el chófer de un camión Torton, que presuntamente, se quedó sin frenos se llevó el puesto semifijo, donde todos los días se ganaban la vida honestamente vendiendo comida.
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