Un joven motociclista murió atropellado por una unidad de transporte público, mientras circulaba sobre Avenida Central, a la altura de la colonia Agrícola Pantitlán, perteneciente a la Alcaldía Iztacalco, en la Ciudad de México.
El occiso, de 24 años de edad, quien trabajaba como repartidor de comida, fue embestido por un autobús de transporte público y arrastrado junto con la motocicleta unos 10 metros.
Al parecer, el conductor del camión no se percató de que el motociclista intentaba rebasar y lo arrolló.
Dicha unidad, perteneciente a la empresa Servicios Aviación Colonias del Vaso de Texcoco, S.A. de C.V., de las conocidas como "los rafles", y que cubren la ruta Chalco-Pantitlán, quedó estacionada a unos metros de la cervecería "Santas Alitas". Debajo de esta se observó la marca que dejó la fricción entre la "pata" de la moto y el pavimento.
Tras el hecho ocurrido aproximadamente a las 13:15 horas de este viernes, arribaron paramédicos del cuerpo de emergencias de la capital, pero ya nada pudieron hacer para salvar la vida de Damián, como fue identificado por conocidos.
El cuerpo del muchacho, quien residía en el municipio de Ixtapaluca, Estado de México, presentaba huellas de lesión a la altura del abdomen y los tenis negros que llevaba puestos terminaron destrozados.
Un grupo de aproximadamente 50 motociclistas, llegaron al sitio luego de enterarse de lo ocurrido, buscando contactar a familiares del masculino para notificarles sobre el hecho, mientras que el chofer involucrado fue detenido.
Elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana capitalina, hicieron presencia a bordo de la unidad MX-222-N2, sector Pantitlán, mismos que acordonaron la zona y agilizaron el tránsito.
"Él llevaba tiempo trabajando en esto. Yo lo conocía como ‘El Casco’ o ‘El Zombie’, porque también trabajaba en Pizza Zombies", comentó Aldair, compañero del finado.
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La bolsa plástica que contenía los recipientes de unicel que estaba a punto de entregar el repartidor, quedó tirada a un lado del camión. Llevaba escrito con marcador negro: "Alma", tal vez tratándose del nombre de quien ordenó ese último pedido.
Cerca de las 16:00 horas y a punto de que el cuerpo forense de la Fiscalía capitalina realizara el levantamiento de los restos mortales, llegó la madre del joven, quien entre llanto y desesperación gritaba en un reclamo sin destinatario: ¡Me mataron a mi hijo!, como queriendo encontrar respuestas.
Antes de que los familiares del finado se retiraran a bordo de un automóvil Chevrolet Aveo en color vino, para continuar con los trámites legales, el contingente de motociclistas repartidores les abrió paso y los escoltó, tocando el cláxon y acelerando en señal de apoyo.
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