Un niño murió tras haber sido atacado presuntamente por tres perros de raza criolla, al interior de su domicilio, ubicado en calles de la colonia 16 de Septiembre, en la alcaldía Miguel Hidalgo.
De acuerdo con los primeros reportes, el menor de 6 años de edad, aparentemente se encontraba sin supervisión de ningún adulto, en el patio del inmueble ubicado sobre avenida Observatorio, casi esquina con Florencio Miranda, cuando ocurrió el accidente.
Lee también: Los Pitbull son temidos, pero poco comprendidos: hablamos con un experto
Aproximadamente a las 16:30 horas de este miércoles, el cuerpo del pequeño Iker fue encontrado revolcado, con mordidas en el cuello y en el rostro, además de con una herida profunda y de gran tamaño a la altura de la frente. Ya no respiraba ni se movía.
Bety, de aproximadamente 30 años de edad, madre del menor, había ido a comprar insumos para preparar los alimentos que vende afuera de su domicilio y dejó al niño encargado con un familiar, una mujer de 53 años, quien solo dijo que "el niño fue al baño".
Tras recibir el reporte del hecho, elementos pertenecientes a la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX, adscritos al sector Tacubaya, arribaron al lugar y de inmediato solicitaron la intervención de los servicios de emergencia.
Los paramédicos solo pudieron certificar el deceso, pues debido a la gravedad de las lesiones, fue imposible reanimarlo. Se determinó que el fallecimiento ocurrió alrededor de las 12:30 horas. Tras su salida, el acceso al lugar quedó resguardado por alrededor de unos veinte policías.
Poco a poco, familiares y personas cercanas a la familia enlutada, fueron llegando hasta el zaguán en color negro, marcado con el número 412, para saber qué había ocurrido exactamente. Algunos, con actitud violenta, intentaron ingresar.
Ahí, en lo alto del portón de metal, se observan colgados dos moños negros correspondientes a difuntos anteriores, al parecer en ambas ocasiones se trató de adultos.
Había tres perros dentro de la casa
Había tres perros en el lugar, uno de ellos junto al baño y los demás, a unos metros. Todos estaban sueltos. Los familiares aseguran que todo el tiempo están sujetos con cadenas y que no se explican cómo pudieron haberse liberado de las mismas, ni siquiera si el menor tuvo o no algo que ver.
"Ya desde cuando les había dicho de los pinches perros. Se llevaron a una criatura inocente", dijo un amigo de la madre del menor, quien llegó al domicilio, con un gesto de preocupación permanente.
"Los perros son bien tranquilos y siempre están amarrados. Dicen que nadie escuchó nada, cuando se dieron cuenta ya estaba muerto", dijo el tío del menor, de oficio taxista, quien llegó al lugar conduciendo el vehículo de alquiler. Intentó entrar a la fuerza a la casa, pero los uniformados se lo impidieron.
"Tío Borrego, ya me voy, me decía. Yo le decía al Iker que se parecía al Tachidito". Todavía lo vi en la mañana y lo saludé, le dije: Quiobole puto", comentó el chofer de tez morena, complexión robusta y bigote recortado, con un gesto de resignación.
"Yo estaba durmiendo y me levantaron, pensé que alguien se estaba peleando. Cuando bajé ya lo tenían acostado en el sillón tapado con una sábana, ya que lo vi estaba todo lleno de lodo y sangre. Ya estaba muerto. Yo creo lo zarandearon. No pudimos hacer nada", dijo el hermano de Bety, con los ojos enrojecidos por el llanto discreto.
Aún no está claro quién asumirá la responsabilidad legal respecto al fallecimiento del niño, pues según lo relatado por los presentes, no hay un dueño específico de los animales. "Pues los perros son de la familia, son los que cuidan la casa", comentaron varios de los presentes en grupo.
No olvides seguirnos en Google Noticias para mantenerte informado
Detienen a la tía del menor
Mientras tanto, la tía, identificada como María del Socorro "N", fue puesta a disposición del Ministerio Público, por la probable comisión del delito de homicidio culposo, registrado en agravio de un menor de edad.
Alrededor de las 20:00 horas, integrantes del área pericial y Forense de la Fiscalía capitalina, realizaron el levantamiento del cadáver.
¡No se lo lleven!, gritó Beatriz, intentando aferrarse al cuerpo de su hijo, abriéndose paso tras la camilla en la que era sacado el menor, entre un grupo de unas cuarenta personas que permanecían en el lugar. Se desvaneció junto a la puerta del vehículo Forense, sin poder poner pausa al llanto y a los lamentos.
Integrantes de la Brigada de Vigilancia Animal, sacaron a los caninos dentro de tres jaulas transportadoras. ¡Que los maten!, gritó alguien, pero nadie hizo coro. Estos quedarán bajo el resguardo las autoridades.
Síguenos en Facebook: La Prensa Oficial y en Twitter: @laprensaoem