El ocaso de un oscuropersonaje: Arturo Durazo, elimplacable
Por Carlos Álvarez
La tarde-noche del 29 de junio de 1984, a las 19:00 horas, fuedetenido en el aeropuerto Internacional Isla Verde de Puerto Rico,Arturo Durazo Moreno, exjefe policiaco de la Dirección General dePolicía y Tránsito.
Luego de una búsqueda internacional, pues Durazo huyó delpaís al finalizar el sexenio lopezportillista, su captura selogró mediante la intervención del agente Crossman del FBI, almomento en que el prófugo se encontraba efectuando trámites en laoficina de migración.
Luego de su detención fue conducido ante los alguacilesfederales y confinado en la Penitenciaria Estatal conocida como“Oso Blanco”, donde permaneció hasta su extradición.
Cuando Moreno Durazo abandonó México, fue porque alguien leavisó que habría una “renovación moral” e irían tras sucabeza y le fincarían cargos. Por lo tanto, viajó a diversasciudades como Los Ángeles, Las Vegas, Miami, San Francisco, NuevaYork y Puerto Rico.
Muy pronto “El Negro” Durazo se convirtió leyenda ycomenzaron a surgir rumores respecto a su paradero; se dijo quehabía adquirido la nacionalización canadiense y que lasautoridades mexicanas, el FBI y la Interpol los buscaban por todoel mundo.
Se decía que vivía en Francia y otros rumores lo situaban enla jungla africana; también se decía que lo habían visto en elfestival de Río de Janeiro y que incluso había ido a La Habanacomo amigo de Castro Ruz.
Y a pesar de todo, ese hombre convertido en leyenda, después dehaber andado escabulléndose, fue aprehendido en San Juan de PuertoRico.
Allí, el magistrado federal de la justicia puertorriqueña,Jesús A. Castellanos, ordenó que Durazo Moreno no tenía derechoa fianza.
Pero su detención no fue tan sencilla, pues meses antes, laProcuraduría General de la República, a través de Interpol,había seguido la pista de Durazo hasta la ciudad de Sao Paulo,Brasil. Hasta allá viajó un grupo de agentes mexicanos,encabezados por el comandante Florentino Ventura y con apoyo deautoridades brasileñas, documentaron los movimientos del exjefepoliciaco hasta la ciudad de Río de Janeiro. Y cuando lasprobabilidades de atraparlo en ese lugar eran casi totales, por unaextraña situación logró evadir nuevamente a la justicia. Dicenque dos horas antes de que fuera detenido, alguien -no se sabe simexicano o brasileño-, le “dio el pitazo”, logrando salirrumbo a Puerto Rico. El soplón habría recibido 10 millones derecompensa por salvarle el pellejo a “El Negro”.
Sin embargo, de inmediato se dio aviso al FBI en la islacaribeña, que con el apoyo de agentes especiales, encabezados porCrossman, y el alguacil especial de esta ciudad de San Juan dePuerto Rico, lograron su detención la noche del viernes 29.
El detenido quedó bajo la custodia de alguaciles federales, enespera de una visa para su traslado a Los Ángeles, California,lugar donde se siguió el proceso de extradición, según informóel FBI.
Antecedentes y cargos contra exjefe depolicía
Arturo Durazo Moreno, más conocido como “El Negro” Durazo,fue acusado por los delitos de defraudación fiscal, contrabandoequiparable, amenazas de extorsión cumplidas y acopio dearmas.
Pero la a historia de “El Negro” Durazo se remonta y sevincula con muchos personajes de la política, de la farándula,del crimen organizado. No obstante, en lo que respecta a la partejudicial, la historia de la cíada del criminal comenzó el 12 deenero de 1984, cuando un sujeto de nombre Anatalio Magaña Bautista-a quien se consignó como administrador de Durazo en El Ajusco-fue detenido por portar un arma de alto poder.
Al momento de su declaración, entre la espada y la pared,Magaña refirió que habías sacado el arma de la casa del Ajusco,propiedad de Durazo, puesto que el exjefe de la policía guardabaallí todo un arsenal.
Por tal motivo, la Procuraduría General de la Republicarealizó un cateo en la residencia. De tal suerte, se encontrómás de lo que se habían imaginado -a pesar de que por la fachadaostentosa del “chalet” en el Ajusco se preveía que esamansión no correspondía con la de un servidor público-. Allí seencontraron 19 automóviles, de los cuales algunos eran decolección, 43 armas de alto poder, equipo electrónico propiedaddel Departamento del Distrito Federal, una discoteca semejante alEstudio 54 de Nueva York y 15 caballos pura sangre.
Para ese entonces, Durazo ya había abandonado el país desdediciembre de 1982 y había contratado los servicios del penalistaJuan Velázquez Erbert, puesto que anticipó los movimientos de lasautoridades, pues sabía que irían por su cabeza.
El 18 de enero de 1984, el juez segundo de Acapulco, Guerrero,giró una orden de cateo para el Partenón de Zihuatanejo,propiedad también de “El Negro” Durazo, en donde se presumióque también había acopio ilegal de armas y artículos decontrabando.
El 20 de enero, la Secretarla de Hacienda y Crédito Públicoformuló ante la Procuraduría General de la Republica una denunciaen contra de Arturo Durazo Moreno por el delito de evasión fiscal,por 46 millones de pesos, por la venta de las propiedades.
El 23 de enero se ordenó el asesoramiento fiscal de los bienesdel exjefe policiaco y el día 26 del mismo mes, el juez octavo dedistrito con materia de lo penal, Fortino Valencia Sandoval, giróla orden de aprehensión en contra de “EI Negro” Durazo, porlos delitos de evasión fiscal y acopio de armas y contrabandoequiparado.
A principios de marzo, su abogado defensor Juan Velázquezpresentó ante el juez cuarto en materia de lo penal una solicitudde amparo en favor de su cliente, recurso del que se desestimó el28 del mismo mes, aduciendo que el juez vigésimo sexto penal deprimera instancia del Distrito Federal había girado otra orden deaprehensión contra Durazo Moreno, como presunto responsable deldelito de amenazas cumplidas (extorsión). Este último incidentelegal obedeció a que el nuevo jefe de la policía capitalina,Ramon Mota Sánchez, presentó pruebas ante la ProcuraduríaGeneral de Justicia del Distrito Federal, por ese delito.
De pandillero juvenil a presidente dela criminalidad
La temiblepandilla de la Del Valle
El delito no es una enfermedad, es un síntoma; y cuando surgeel crimen organizado, se paga un precio por el culto a laorganización. Lo tendremos con nosotros durante mucho tiempo; eslado sucio del dinero rápido
Vecinos en la Colonia Del Valle, habían asistido juntos a laescuela primaria Benito Juárez, ubicada en la Colonia Roma, dondeen aquel entonces no había tantas construcciones sino llanospolvorientos; allí los chicos solían jugar futbol, beisbol osimplemente disputar un duelo de canicas.
Entre esos jóvenes se encontraba Luis Echeverría, quien trabóuna fuerte amistad con José López Portillo y éste, a su vez, conArturo Moreno; y “El Negro” con ambos.
De niños, Arturo era quien se rompía la madre por suscamaradas, al parecer, así fue encumbrándose hacia el terreno delas trompadas y la infamia. Por ese entonces también era conocidocomo “El Moro de Cumpas”, a causa de su origen sonorense.
Lo cierto es que Moreno Durazo siempre fue un ser despreciable,en virtud de que privó siempre en él la violencia sobre larazón. Porque para hablar hace falta alguien que piense (ya nosólo que escuche), y lo que menos hacía Durazo era pensar (menosescuchar), ni en el presente ni en el futuro, y creyó que lagallina de los huevos de oro era eterna, hasta que se dio cuenta deque nada es por siempre.
Y aunque su fama lo precede como alguien déspota, zafio,machista, sin escrúpulos e ingenuo, cierto diccionarioenciclopédico consigna que realizó estudios en la EscuelaSuperior de Comercio y Administración del Politécnico y luegotrabajó en el Banco de México. Pero como es fama lo que se dice,“el que confía en imbéciles termina comportándose como unimbécil”.
No obstante, su historia se remonta a lo turbio de la realidad,donde se esconde el misterio y nace la leyenda de personajesoscuros. De tal suerte, cuando Durazo no estaba liado en trifulcas,era un pobre más en las filas de niños sin futuro, que vivía enuna vieja vecindad en Tacubaya.
Y antes de ser el “generalísismo” (bien le valdría eseepíteto), lo único que hacía para ganarse -con el sudor de sufrente- el dinero para sobrevivir, era ensuciarse los puños con lasangre de los parroquianos que asistían a “cabaretuchos”,donde ya pasados de copas, Durazo se encargaba de sacarlos, en arasde la justicia, evitando los ilícitos, que (y no es mentira)siempre lo confesó, a él le molestaban.
Pero quiso el destino reivindicar su futuro y luego de sersacaborrachos se convirtió en mensajero y después en chofer; mástarde encontraría un puesto como matasellos en una administraciónde correos y, finalmente, en esa primera etapa de su vida,entraría a trabajar a un banco, donde cegado por el brillo delpoderoso caballero “don dinero”, nació en él el deseo deriqueza y poder.
De tal modo, “El Negro” tuvo claro que con el ascenso de susmás queridos amigos, podría ascender él también, ¿cuánto?Sólo él podría decidirlo.
Así pues, luego de estar por un lapso en el banco, pasó aser inspector de tránsito en el Distrito Federal.
Pero a partir del sexenio echeverrista vio frente a sí que nadapodría detenerlo, al ser nombrado primer comandante de la PolicíaJudicial Federal, aunque tiempo antes ya había sido comisionado enel Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (entonces “eldefectuoso”), donde dio protección a malandrines e hizo de lavista gorda en la operación de narcóticos.
Luego, ya sin nada que se interpusiera entre él y su futuroprometedor en el campo de la ignominia, su otro amigo del alma,José López Portillo, se lo llevó a su campaña electoral. Y,finalmente, cuando llegó a la presidencia, el Primer Mandatario nodudó en nombrarlo director de Policía y Tránsito del entoncesDistrito Federal, pero no sin antes convertirlo en “general dedivisión” “general de cinco estrellas” por decreto, siendoel grado máximo y el único que puede ostentar nada más y nadamenos que el jefe supremo de las Fuerzas Armadas de México.
Rumbo a la cima de lacriminalidad
Ya encumbrado en el poder, Durazo recuerda al joven Durazobanquero que, sin la venia del poderoso caballero “don dinero”,quería ser parte de algo más grande. Y con todo lo acumulado porsu paso en Aduanas, en la Judicial y luego en la DGPyT, se leformuló en el pensamiento ser presidente o senador y yamínimamente se conformaba con un banco.
Pero para poder representar lo que no era y lo que nuncallegaría a ser, Durazo se colocó una máscara para fingir quepodría llegar a puestos más elevados. Y para ello, comenzó aconstruir una carrera no sólo delictiva, sino se construyóalgunas casas, según él, con dinero de “sus negocios” quetenía y de mucho ahorro que logró con sacrificios y gracias aque, como él lo afirmó en una entrevista: “yo creo que esedinero lo he aprovechado, porque yo no soy ni vago, ni soy vicioso,ni soy…, soy un hombre de bien”.
Según cuenta Durazo, en la propiedad del Ajusco llevabaviviendo alrededor de 15 años; no obstante, y eso no lo refirióél, ya como jefe de policía se adueñó de terrenos ejidales enel Ajusco y, decidido, sin pensar en los costos, asentó supequeña mansión que contaba con galgódromo, caballerizas,helipuerto, lagos y una discoteca -réplica de la famosa Estudio 54de Nueva York-, además de un extenso estacionamiento queresguardaba su colección de autos, y para llegar allí, la únicavía de acceso era través de un helicóptero, porque -se cuenta-,su esposa detestaba tener que codearse con el pueblo. Ahora sesabe, que ese predio fue cedido a la Academia Mexicana de Ciencias,pero en el largo trayecto a lo que ahora es, fue un sitioturístico por breve tiempo y luego permaneció cerrado, hasta laactualidad como recinto que alberga la ciencia.
Para levantar ese imperio de corrupción con sede en la nada,Durazo se valió de mano de obra de la misma DGPyT; es decir,ocupó a los mismos policías como albañiles. Y tal como lohiciera un faraón egipcio, tiranizando a sus vasallos, los hacíaacarrear los materiales a través de varios kilómetros, puesto queno había carreteras para acceder al lugar.
Allí organizaba fiestas e invitaba a sus amigos más cercanos,quienes se quedaban asombrados, perplejos. Y quien no fueramalpensado creería que era producto de mucho trabajo del jefe dela policía; pero cualquier mortal tenía derecho a pensar que setrataba de una obra cimentada en la corrupción.
El mismo Presidente José López Portillo quedó magnificado conesta obra de su “hermano”, confesándole que quería una igual.Así pues, el resultado de ese deseo fue para López Portillo loque se conoce como “La Colina del Perro”, una magna obraconstruida con base en la impunidad.
Por otra parte, Durazo mandó construir un templo para sudescanso cuando el deber no lo llamara; y a semejanza de un famosotemplo ateniense surgió el Partenón, con una superficie de 10,521metros cuadrados: “lo único que vale la pena son las 42 columnastipo jónico cubiertas de cantera, el mármol traventino de lospisos y la escultura de bronce que representa a un fauno; lo demáses chafa y naco”, declaró su diseñador, Carlos Carreño Cano.El Partenón irrumpió la hermosa vista de la bahía de Zihuatanejopara deleite de los Durazo, pero en la actualidad estaconstrucción estilo kitsch cayó en olvido. En el año2011 se pretendía que quedara bajo el auspicio de la UniversidadAutónoma de Guerrero, en beneficio de los residentes, no obstante,esto no ocurrió y poco a poco se ha ido desmoronando, al mismotiempo que algunos atrevidos la saquean.…
Doctorhonoris causa a un antihéroe
A mediados del sexenio lopezportillista, Durazo se ganó elreconocimiento por parte de los medios de comunicación y depersonalidades destacadas de la sociedad, ¿el motivo?, gracias asu intrépida intervención en el caso del secuestro frustrado deMargarita López Portillo, hermana del entonces Presidente. De estehecho se originó su nombramiento como “Doctor Honoris Causa”por el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.
De acuerdo con el doctor Alfonso Guzman Neyra: “todos losintegrantes de la Legión discutimos la posibilidad de reconocerpúblicamente la labor del general Durazo, y encontramos treshechos que le daban el suficiente mérito: había creado la Escuelade Policía, con lo que el cuerpo policiaco se nutriría ya no deborrachos y malvivientes, sino de personas capacitadas; dotó demejores equipos a las patrullas y creó el batallón dehelicópteros de policía”.
Sin embargo, luego de las acusaciones y detención por los actosilícitos que tanto le disgustaban a Durazo, pero en los que llegóa incurrir, aquellos que distinguieron a “El Negro” con eldoctorado honoris causa y la Medalla al Mérito fueron expulsadosde la Legión de Honor.
Como testimonio quedan las risibles fotografías como “‘pasea la inmortalidad’ de los jurisperitos Martínez Rojas y GuzmánNeyra, (a modo de) igualar, de modo insólito, las respectivascredulidades y disposiciones al ridículo”, según escribióCarlos Monsiváis.
Los muertos del ríoTula
Exdirector de la Infame DIPD, Francisco Sahagún Baca era unsujeto calculador, cuyos nexos con el crimen organizado lo llevarona convertirse en un fantasma, ya que tras su supuesta muerte aúnahora mucha gente descree que haya dejado de existir
Quizá uno de los acontecimientos más oscuros que conmocionó ala opinión pública, cuando “El Negro” Durazo se desempeñócomo funcionario público, fue el sangriento asesinato de 12individuos, quienes -se dijo- pertenecían a una banda deladrones.
Los hechos se reportaron el 14 de enero de 1981, y ocurrieronen el emisor central del sistema de drenaje profundo, ubicadoen San José Acoculco, municipio de Atotonilco de Tula, Hidalgo.Los presuntos delincuentes pertenecían a una banda de asaltabancoscolombianos; y lo asombroso del caso fue que los restos halladospresentaban severas marcas de tortura.
Fue hasta 1983, con el arribo a la presidencia de Miguel de laMadrid Hurtado, que se vinculó a Durazo Moreno con el caso delrío Tula, en el cual los 12 sujetos aparecieron con huellas detortura y el tiro de gracia.
Se cuenta que cuando Durazo se enteró de que aquel grupodelictivo, denominado “La Banda de los Tiras”, había logradoconsolidarse como una de las más prolíficas, corroído por laambición de ejercer su poder sobre todos, tanto “buenos comomalos”, encargó a su grupo de acción letal, los “Jaguares”,detenerlos y extorsionarlos.
Para tal hazaña se abocó al exjefe de la desaparecidaDirección de Investigaciones para la Prevención de laDelincuencia (DIPD), Francisco Sahagún Baca, brazo derecho deArturo Durazo y, como se sabe, aquél se dedicaba a extorsionar ycontrolar delincuentes para que le pagaran sus cuotas, así comovender estupefacientes y cometer asesinatos impunemente.
De tal modo, luego de un tiempo, el grupo de agentes dio con elparadero de los asaltantes e identificó uno a uno a todos, lo cuallogró debido a la colaboración de un de sus miembros -el únicomexicano de la banda-, Armando Magallón.
Luego de la tortura de rigor para doblegarlo, aunque quizá nohubiera sido necesaria, éste los guio hacia el norte de la ciudad,donde supuestamente se hospedaban en un hotel de paso.
Al saber sobre estos hechos, de inmediato Durazo ordenó aSahagún Baca, que junto con los “Jaguares”, montara unaemboscada para capturarlos. Se dirigieron al lugar y sin la mínimavergüenza, entraron al Panorama, cruzaron los corredores de dospisos, sosteniendo en sus manos pistolas y escopetas, y derribandopuertas y a quien se interpusiera en su camino, entraron a lashabitaciones donde estaban los colombianos, logrando sucaptura.
Se dice que los llevaron a un centro clandestino destinado aofrecer los rigores de la tortura, ubicado en Balbuena, donde conel paso de los años y las décadas se convirtió en un lugar deculto oscuro, porque las atrocidades que allí se registraronquedaron constatadas en sus paredes y techos escurridos de sangre,vómito, heces y muerte.
Tras las mutilaciones a las que fueron sometidos los cautivos,pues eran constantes los maltratos -ya que aún faltaban cinco delos miembros por ser capturados, además del botín que teníanacumulado- finalmente uno no pudo más y reveló todo cuantoquerían saber los agentes.
De tal modo, un buen día regresó Sahagún Baca de muy buenhumor, pues había logrado recuperar lo robado y con él iban loscolombianos restantes.
En ese momento los cautivos comprendieron que todo habíaterminado y se hicieron a la idea de que el único camino paraellos era el de la muerte.
Y así ocurrió. Durante la madrugada los sentenciados fueronconducidos a su último destino, pero apenas con fuerzas podíanandar; eran como rastrojo de humanos, pero ya sin alma.Despaciosamente, uno y luego otro llegó hasta las lindes de losrespiraderos del canal del río Tula, que es el desagüe; luego lesmetieron una bala en la cabeza y cayeron en la enorme alcantarillaque fue su tumba.
Y como la impunidad era en entonces y ahora un vicio caro que sepaga con la vida de inocentes, durante largos años Durazo Morenofue señalado y luego de ser sujeto a proceso no se le imputóresponsabilidad alguna por esa matanza.
Por otra parte, varios de sus agentes y jefes fueron señaladostambién por ese crimen, pero tampoco fructificó, pues a nadie leinteresaba la vida de aquellos delincuentes torturados, asesinadosy arrojados a una cloaca.
El principal señalado por ese y otros delitos fue SahagúnBaca, nativo de Sahuayo, Michoacán, cuya fortuna y crueldad sehicieron también leyenda. Así como su tumba vacía, pues secuenta que cuando en 1989 se giró una orden de aprehensión en sucontra, éste fue detenido en su rancho Las Ranas en Sahuayo,Michoacán.
Luego, algunos aventurados hicieron correr la versión de quehabía fallecido, tal como él había dado la muerte a tantos otrosen el pasado, a través de graves torturas.
A raíz de ese rumor se construyó un mausoleo en su honor, perotiempo después se comprobó que estaba vacío. El entoncessubprocurador de la Procuraduría General de la República (PGR)declaró que nunca se logró la captura de Sahagún Baca.
Quienes viven los cambios de tiempo sin mudar de residencia enSahuayo, afirman que nuca se realizaron las pompas fúnebres poreste individuo y en el Registro Civil de la localidad no existecertificado de defunción ni del entierro.