/ miércoles 18 de agosto de 2021

"Él quería seguir con esta vida de motos”, así despidieron a Pedro, víctima del accidente en la México-Cuernavaca

A los 17 años aprendió a conducir los potros de acero y años después comenzó a trabajar en un taller automotriz

Murió haciendo lo que más disfrutaba que era salir a rodar en su motocicleta por las carreteras. Era un amante de la adrenalina. Murió en lo que le apasionaba la velocidad. Cumplió su sueño de abrir un taller mecánico, pero su ilusión de casarse quedó truncada, revela Angélica, hermana de Pedro Iván Hernández de 34 años de edad uno de los siete motociclistas que falleció tras tres accidentes simultáneos en la carretera México-Cuernavaca.

Pedro Iván, un amante de las motocicletas y la adrenalina con 17 años de experiencia, llevó su pasión por las máquinas de un simple pasatiempo a una manera de ganarse la vida.


A los 17 años aprendió a conducir los potros de acero y años después comenzó a trabajar en un taller automotriz para aprender sobre el funcionamiento de los motores de combustión y las partes básicas de las motos.

“Él empezó muy joven, siempre le han gustado las motos, la adrenalina y a la velocidad. A los 17 años empezó como chalan en un taller”, comentó su hermana Angélica Hernández para el periódico LA PRENSA.

Durante varios años se juntó con técnicos especializados y arregló cientos de unidades en un taller que se ubicaba en calles de la alcaldía Benito Juárez. Su trato hacia las personas lo hizo destacar entre las decenas de negocios que se ubican en la Ciudad de México.

Paralelo a su aprendizaje, Pedro Iván disfrutaba salir a rodar y pasear en sus motocicletas por las carreteras y autopistas cercanas a la capital del país; frecuentemente visitaba –junto con sus amigos- el poblado de Tres Marías en el estado de Morelos.

Después de mucho tiempo inició su propio negocio y en eso estaba ahora; le iba bastante bien y la verdad es que hizo muchos amigos (…) era una buena persona, era muy buen amigo, entonces por eso era muy querido por muchas personasAngélica Hernández

De acuerdo con sus familiares, Pedro Iván adoptó una responsabilidad con los novatos y todas aquellas personas que deseaban iniciarse en el mundo del motociclismo: “A él siempre le gustaba la convivencia, le gustaba enseñar a las personas, lo que significaba para él lo que era andar en una moto”.

Después de cumplir el sueño de abrir un taller automotriz en colaboración con un amigo cercano, la siguiente meta de Pedro era la de casarse con su novia Denise. “Es algo que ya no pudo concluir”, lamentó Angélica.

A lo largo de su carrera como motociclista y mecánico automotriz, Pedro Iván había creado una comunidad enorme de amigos y compañeros que regularmente viajaban por las carreteras: “él quería seguir con esta vida de motos y felicidad”, dijeron sus familiares.

Hace un año aproximadamente, arrancó uno de los proyectos más importantes y ambiciosos de Pedro Iván, en compañía de un mecánico de automóviles y varios amigos y colaboradores.

“Empezamos con un taller muy chiquito; él quería empezar con algo desde abajo y agrandarlo a algo infinito (…) ahora ya se amplió a esto que tenemos ahora con mejores instalaciones y más espacio”, afirmó su compañero Mauricio.

“Dentro de lo que cabe era una persona muy honrada y agradecida, nunca tuvimos broncas. Por fuera él era un buen amigo y era una buena persona con un carisma muy grande (…) fuimos compañeros de rodadas, de anécdotas y de muchas convivencias”, agregó.

La amabilidad de Pedro Iván y su profesionalismo para realizar su trabajo fueron los detonantes para que su negocio creciera rápidamente y se difundiera entre los miles de motociclistas que ruedan en la capital.

“Yo recuerdo a Pedro como un excelente mecánico y como un gran amigo. Como mecánico siempre te sacaba del apuro que tuvieras, iba por ti donde estuvieras con tu moto descompuesta aun fuera muy retirado”, sostuvo Mario, uno de sus clientes frecuentes.

Él te ayudaba a salir del problema, era muy profesional y responsable, como persona era muy alegre con una sonrisa, buen ser humano. Creo que su único defecto o virtud, fue que le encantaba la velocidad, ya sea en motocicletas o automóviles, por eso creo que murió en lo que le apasionaba la velocidad

Síguenos en Facebook: La Prensa Oficial y en Twitter: @laprensaoem

Murió haciendo lo que más disfrutaba que era salir a rodar en su motocicleta por las carreteras. Era un amante de la adrenalina. Murió en lo que le apasionaba la velocidad. Cumplió su sueño de abrir un taller mecánico, pero su ilusión de casarse quedó truncada, revela Angélica, hermana de Pedro Iván Hernández de 34 años de edad uno de los siete motociclistas que falleció tras tres accidentes simultáneos en la carretera México-Cuernavaca.

Pedro Iván, un amante de las motocicletas y la adrenalina con 17 años de experiencia, llevó su pasión por las máquinas de un simple pasatiempo a una manera de ganarse la vida.


A los 17 años aprendió a conducir los potros de acero y años después comenzó a trabajar en un taller automotriz para aprender sobre el funcionamiento de los motores de combustión y las partes básicas de las motos.

“Él empezó muy joven, siempre le han gustado las motos, la adrenalina y a la velocidad. A los 17 años empezó como chalan en un taller”, comentó su hermana Angélica Hernández para el periódico LA PRENSA.

Durante varios años se juntó con técnicos especializados y arregló cientos de unidades en un taller que se ubicaba en calles de la alcaldía Benito Juárez. Su trato hacia las personas lo hizo destacar entre las decenas de negocios que se ubican en la Ciudad de México.

Paralelo a su aprendizaje, Pedro Iván disfrutaba salir a rodar y pasear en sus motocicletas por las carreteras y autopistas cercanas a la capital del país; frecuentemente visitaba –junto con sus amigos- el poblado de Tres Marías en el estado de Morelos.

Después de mucho tiempo inició su propio negocio y en eso estaba ahora; le iba bastante bien y la verdad es que hizo muchos amigos (…) era una buena persona, era muy buen amigo, entonces por eso era muy querido por muchas personasAngélica Hernández

De acuerdo con sus familiares, Pedro Iván adoptó una responsabilidad con los novatos y todas aquellas personas que deseaban iniciarse en el mundo del motociclismo: “A él siempre le gustaba la convivencia, le gustaba enseñar a las personas, lo que significaba para él lo que era andar en una moto”.

Después de cumplir el sueño de abrir un taller automotriz en colaboración con un amigo cercano, la siguiente meta de Pedro era la de casarse con su novia Denise. “Es algo que ya no pudo concluir”, lamentó Angélica.

A lo largo de su carrera como motociclista y mecánico automotriz, Pedro Iván había creado una comunidad enorme de amigos y compañeros que regularmente viajaban por las carreteras: “él quería seguir con esta vida de motos y felicidad”, dijeron sus familiares.

Hace un año aproximadamente, arrancó uno de los proyectos más importantes y ambiciosos de Pedro Iván, en compañía de un mecánico de automóviles y varios amigos y colaboradores.

“Empezamos con un taller muy chiquito; él quería empezar con algo desde abajo y agrandarlo a algo infinito (…) ahora ya se amplió a esto que tenemos ahora con mejores instalaciones y más espacio”, afirmó su compañero Mauricio.

“Dentro de lo que cabe era una persona muy honrada y agradecida, nunca tuvimos broncas. Por fuera él era un buen amigo y era una buena persona con un carisma muy grande (…) fuimos compañeros de rodadas, de anécdotas y de muchas convivencias”, agregó.

La amabilidad de Pedro Iván y su profesionalismo para realizar su trabajo fueron los detonantes para que su negocio creciera rápidamente y se difundiera entre los miles de motociclistas que ruedan en la capital.

“Yo recuerdo a Pedro como un excelente mecánico y como un gran amigo. Como mecánico siempre te sacaba del apuro que tuvieras, iba por ti donde estuvieras con tu moto descompuesta aun fuera muy retirado”, sostuvo Mario, uno de sus clientes frecuentes.

Él te ayudaba a salir del problema, era muy profesional y responsable, como persona era muy alegre con una sonrisa, buen ser humano. Creo que su único defecto o virtud, fue que le encantaba la velocidad, ya sea en motocicletas o automóviles, por eso creo que murió en lo que le apasionaba la velocidad

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