Ayer se cumplieron cinco años de la masacre de Tlatlaya,Estado de México, en la que al menos 12 personas fueron privadas arbitrariamente de la vida por elementos del Ejército mexicano en el contexto de la militarización de la seguridad pública. Lamentablemente, a la fecha no hay ningún responsable que rinda cuentas ante la justicia.
El 30 de junio de 2014, 22 personas fueron privadas de la vida en una bodega de San Pedro Limón, municipio de Tlatlaya, Estado de México.
A pesar de que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) señaló que esto fue resultado de un enfrentamiento entre un grupo de la delincuencia y elementos del 102 Batallón de Infantería, el testimonio de la sobreviviente Clara Gómez González y la Recomendación 51/2014 de la CNDH revelaron que un número hasta ahora indeterminado de estas muertes.
El Organismo Nacional da las cifras que, entre 12 y 15-fueron ejecuciones cometidas cuando los civiles ya se habían rendido y que existió alteración de la escena del crimen para encubrir a los responsables,además de la tortura a las sobrevivientes para que no revelaran lo que verdaderamente sucedió.