/ martes 14 de mayo de 2024

Cárteles de la droga extienden sus tentáculos a la tala ilegal

Mafias operan en el Edomex, Morelos y CdMx; han encontrado ganancias millonarias en cedro, pino, caoba, encino, ocote y otras

La incursión del crimen organizado llegó a las bandas de talamontes que han representado en los últimos años uno de los bastiones más fructíferos e importantes para estos grupos delictivos, pues gracias a la ilegal tala inmoderada de árboles se han llevado a sus arcas millonarias cantidades de

dinero que se pueden comparar con las que obtienen con la venta y distribución de drogas y que les han dado el poder para obtener armamento y equipo de comunicación sofisticado y actuar impunemente fuera de la ley, además de comprar a la policía y autoridades de los tres niveles de gobierno “para no ser molestados”.

Y es que, a raíz de la pandemia, estos grupos delictivos vieron en la tala clandestina de árboles un excelente “negocio” que dejaba importantes cantidades de dinero y que supliría a la venta y distribución de drogas que “se había caído” por la misma pandemia.

A partir de ese momento comenzaron a surgir diferentes bandas de talamontes que actuaban con extremada violencia, que se enfrentaban y ponían en jaque a la policía y que hacían lo que se les daba la gana y cortaban importantes cantidades de árboles, alrededor de 100 diarios, de las zonas boscosas, tanto de la zona norte del Estado de México como de la Ciudad de México y el estado de Morelos.

Lo delicado de este caso, es que el control de estas bandas de talamontes lo tomaron líderes de grupos delictivos como La Familia Michoacana, el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel Tepito entre otras que al ver en la tala clandestina de árboles un negocio que dejaba grandes ganancias de inmediato le entraron “al negocio” y organizaron a su gente para que ahora desarrollaran esta ilícita actividad.

Foto: Cortesía

A sangre y plomo, cárteles se pelean el control de los aserraderos

Como resultado de esto inició, como sucedió con la venta y distribución de drogas, conflictos y enfrentamientos entre integrantes de estos grupos delictivos por lo que ellos llaman el control de la plaza, tal y como sucedió la noche del pasado viernes en la comunidad de Santa Ana Jilotzingo, en el municipio de Otzolotepec, donde integrantes de dos bandas de talamontes chocaron y se enfrentaron a balazos, dejando como resultado dos sujetos muertos y 6 más lesionados.

Los municipios del Estado de México donde se ha dado con mayor fuerza este problema son: Isidro Fabela, Jilotzingo, Nicolás Romero y Temoaya, en la denominada Sierra de las Cruces, que se han convertido en tierra sin ley, pues lo vecinos acusan que grupos criminales procedentes del municipio vecino de Otzolotepec, están talando los bosque s, a merced de la impunidad; mientras que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) argumenta que grupos organizados talan sin autorización por “usos y costumbres”, y hacen uso de la fuerza contra la autoridad.

En cada uno de estos municipios, existen localidades que se dedican a la tala ilegal, transporte, almacenamiento y transformación de materias primas forestales sin autorización. Los taladores trabajan en grupos organizados que, cuentan con equipos sofisticados de comunicación y vigilantes de los llamados “Halcones” que les avisan sobre la presencia de autoridades.

Foto/ Cuartoscuro-Ilustrativa

Bosques de CDMX y Morelos, territorio de disputa

En alcaldías de la ciudad de México como Tlalpan, Magdalena Contreras y Xochimilco entre otras, así como en el Estado de Morelos, sucede lo mismo bandas de talamontes, con toda la impunidad del mundo y sin que nadie los moleste están arrasando con bosques.

Según reportes de las autoridades policíacas estos grupos delictivos que ya actúan con extremada violencia y que con tal de lograr sus objetivos han protagonizado varios enfrentamientos violentos

con la policía, cortan por lo menos 100 árboles y posteriormente los comercializan en cinco mil pesos el metro cubico, lo que hace de esta actividad ilícita para ellos un negocio muy redituable que les permite obtener los recursos necesarios para vivir con lujos y comprar armamento y equipo de comunicación sofisticado y lo más importante comprar la protección de la policía y de autoridades de los tres niveles de gobierno para seguir “trabajando” libremente, sin que nadie los moleste.

A pesar de que el crecimiento de estas bandas de talamontes y la incursión de integrantes del crimen organizado ha sido preocupante, las acciones y operativos que ha llevado tanto la policía como la Profepa para contrarrestar sus actividades han sido muy pocas.

Se dice que los operativos de la policía y la vigilancia en las zonas boscosas para evitar la tala clandestina de árboles es constante, pero la realidad es otra, los bosques están solos, a merced de estos grupos y cuando la policía los ha detectado se dan enfrentamientos en los que los guardines del orden no pueden controlarlos e increíblemente salen corriendo porque están a punto de ser emboscados o en su defecto son detenidos y estos grupos delincuencial amenazan con lincharlos y hasta quemarlos como recientemente sucedió en la zona de Lerma, donde elementos de la SSEM tuvieron que llegar para que dos de los elementos, a quienes los talamontes ya habían quemado sus patrullas, los lincharan.

Algunas de las acciones policíacas que han sido exitosas fue la que se registró el pasado mes de abril, en el municipio de Coatepec Harinas, donde durante un sorpresivo operativo, elementos de la SSEM detuvieron a 4 sujetos, presuntos integrantes de una banda de talamontes, a quienes sorprendieron cuando sin autorización derriban varios árboles.

Foto: Cortesía

Otra acción importante, fue la que se realizó en el municipio de Isidro Favela, sobre la carretera Naucalpan­Ixtlahuaca, donde después de un enfrentamiento a balazos, elementos de la SSEM y de la Guardia Nacional detuvieron a tres sujetos, presuntos integrantes de una banda de Talamontes.

Al momento de su captura, dichos jóvenes afirmaron que eran inocentes y que no formaban parte de algún grupo delictivo.

Sin embargo, después de que dichos jóvenes fueron ingresados a un hospital y tras de que se iniciaron las primeras investigaciones, se descubrió por medio de fotografías y videos que, si eran talamontes y que formaban parte de un grupo de aserraderos clandestinos que operan en Santa Ana Jilotzingo, Isidro Favela, Mazatla y otras zonas.

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La incursión del crimen organizado llegó a las bandas de talamontes que han representado en los últimos años uno de los bastiones más fructíferos e importantes para estos grupos delictivos, pues gracias a la ilegal tala inmoderada de árboles se han llevado a sus arcas millonarias cantidades de

dinero que se pueden comparar con las que obtienen con la venta y distribución de drogas y que les han dado el poder para obtener armamento y equipo de comunicación sofisticado y actuar impunemente fuera de la ley, además de comprar a la policía y autoridades de los tres niveles de gobierno “para no ser molestados”.

Y es que, a raíz de la pandemia, estos grupos delictivos vieron en la tala clandestina de árboles un excelente “negocio” que dejaba importantes cantidades de dinero y que supliría a la venta y distribución de drogas que “se había caído” por la misma pandemia.

A partir de ese momento comenzaron a surgir diferentes bandas de talamontes que actuaban con extremada violencia, que se enfrentaban y ponían en jaque a la policía y que hacían lo que se les daba la gana y cortaban importantes cantidades de árboles, alrededor de 100 diarios, de las zonas boscosas, tanto de la zona norte del Estado de México como de la Ciudad de México y el estado de Morelos.

Lo delicado de este caso, es que el control de estas bandas de talamontes lo tomaron líderes de grupos delictivos como La Familia Michoacana, el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel Tepito entre otras que al ver en la tala clandestina de árboles un negocio que dejaba grandes ganancias de inmediato le entraron “al negocio” y organizaron a su gente para que ahora desarrollaran esta ilícita actividad.

Foto: Cortesía

A sangre y plomo, cárteles se pelean el control de los aserraderos

Como resultado de esto inició, como sucedió con la venta y distribución de drogas, conflictos y enfrentamientos entre integrantes de estos grupos delictivos por lo que ellos llaman el control de la plaza, tal y como sucedió la noche del pasado viernes en la comunidad de Santa Ana Jilotzingo, en el municipio de Otzolotepec, donde integrantes de dos bandas de talamontes chocaron y se enfrentaron a balazos, dejando como resultado dos sujetos muertos y 6 más lesionados.

Los municipios del Estado de México donde se ha dado con mayor fuerza este problema son: Isidro Fabela, Jilotzingo, Nicolás Romero y Temoaya, en la denominada Sierra de las Cruces, que se han convertido en tierra sin ley, pues lo vecinos acusan que grupos criminales procedentes del municipio vecino de Otzolotepec, están talando los bosque s, a merced de la impunidad; mientras que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) argumenta que grupos organizados talan sin autorización por “usos y costumbres”, y hacen uso de la fuerza contra la autoridad.

En cada uno de estos municipios, existen localidades que se dedican a la tala ilegal, transporte, almacenamiento y transformación de materias primas forestales sin autorización. Los taladores trabajan en grupos organizados que, cuentan con equipos sofisticados de comunicación y vigilantes de los llamados “Halcones” que les avisan sobre la presencia de autoridades.

Foto/ Cuartoscuro-Ilustrativa

Bosques de CDMX y Morelos, territorio de disputa

En alcaldías de la ciudad de México como Tlalpan, Magdalena Contreras y Xochimilco entre otras, así como en el Estado de Morelos, sucede lo mismo bandas de talamontes, con toda la impunidad del mundo y sin que nadie los moleste están arrasando con bosques.

Según reportes de las autoridades policíacas estos grupos delictivos que ya actúan con extremada violencia y que con tal de lograr sus objetivos han protagonizado varios enfrentamientos violentos

con la policía, cortan por lo menos 100 árboles y posteriormente los comercializan en cinco mil pesos el metro cubico, lo que hace de esta actividad ilícita para ellos un negocio muy redituable que les permite obtener los recursos necesarios para vivir con lujos y comprar armamento y equipo de comunicación sofisticado y lo más importante comprar la protección de la policía y de autoridades de los tres niveles de gobierno para seguir “trabajando” libremente, sin que nadie los moleste.

A pesar de que el crecimiento de estas bandas de talamontes y la incursión de integrantes del crimen organizado ha sido preocupante, las acciones y operativos que ha llevado tanto la policía como la Profepa para contrarrestar sus actividades han sido muy pocas.

Se dice que los operativos de la policía y la vigilancia en las zonas boscosas para evitar la tala clandestina de árboles es constante, pero la realidad es otra, los bosques están solos, a merced de estos grupos y cuando la policía los ha detectado se dan enfrentamientos en los que los guardines del orden no pueden controlarlos e increíblemente salen corriendo porque están a punto de ser emboscados o en su defecto son detenidos y estos grupos delincuencial amenazan con lincharlos y hasta quemarlos como recientemente sucedió en la zona de Lerma, donde elementos de la SSEM tuvieron que llegar para que dos de los elementos, a quienes los talamontes ya habían quemado sus patrullas, los lincharan.

Algunas de las acciones policíacas que han sido exitosas fue la que se registró el pasado mes de abril, en el municipio de Coatepec Harinas, donde durante un sorpresivo operativo, elementos de la SSEM detuvieron a 4 sujetos, presuntos integrantes de una banda de talamontes, a quienes sorprendieron cuando sin autorización derriban varios árboles.

Foto: Cortesía

Otra acción importante, fue la que se realizó en el municipio de Isidro Favela, sobre la carretera Naucalpan­Ixtlahuaca, donde después de un enfrentamiento a balazos, elementos de la SSEM y de la Guardia Nacional detuvieron a tres sujetos, presuntos integrantes de una banda de Talamontes.

Al momento de su captura, dichos jóvenes afirmaron que eran inocentes y que no formaban parte de algún grupo delictivo.

Sin embargo, después de que dichos jóvenes fueron ingresados a un hospital y tras de que se iniciaron las primeras investigaciones, se descubrió por medio de fotografías y videos que, si eran talamontes y que formaban parte de un grupo de aserraderos clandestinos que operan en Santa Ana Jilotzingo, Isidro Favela, Mazatla y otras zonas.

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