Un cable de trolebús en el rostro le cambió la vida a Ana Patricia, en segundos su vida se paró no solo por el coronavirus, sino por la herida que la llevó al hospital donde se le practicó una cirugía y fue dada de alta casi de inmediato ante la contingencia por el Covid-19, sin que la empresa implicada en el accidente le brindara la atención médica necesaria.
Ana Patricia salió a la tienda con su prima Neftalí la tarde el 24 de marzo, cuando el cable de un camión del Trolebús golpeó a una de ellas a en el brazo, mientras Ana quedó con una lesión de 20 centímetros en la cara y perdió el conocimiento tras el golpe y despertó en el Hospital de Trauma y Ortopedia Magdalena de las Salinas, IMSS.
Según el relato de los hechos, Ana alcanzó a escuchar los gritos de la gente y se desvaneció, el alboroto fue ocasionado cuando los transeúntes avisaron al conductor de un camión rojo de refrescos de cola, perteneciente a la empresa FEMSA, que detuviera su marcha porque había golpeado los cables del trolebús, pero éste se pasó y provocó el accidente.
Los servicios médicos llegaron hasta avenida Tezozomoc casi con Aquiles Cerdán para trasladar a las dos mujeres al hospital, mientras la gente logró detener al conductor de la empresa refresquera, ya que pretendió darse a la fuga.
A decir del relato de Carmen Rodríguez, tía de las dos lesionadas, desde ese momento han padecido la negligencia y abandono de FEMSA, ya que para brindarles al apoyo médico, les requerían el otorgamiento del perdón, mismo al que se negó la familia, razón por la que la empresa no ha respondido por el accidente.
“Mi sobrina estaba en shock esperando el apoyo médico cuando llegó el ajustador le dieron unos papeles a firmar pero alguien que estaba cerca le indicó que le estarían otorgando el perdón, por lo que no se les firmó, momento en el que el ajustador de Seguros ABA se dio a la fuga del lugar”, dijo Carmen en entrevista para La Prensa.
Ana, estudiante de la licenciatura en Negocios Internacionales en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), fue dada de alta al día siguiente de su ingreso tras una cirugía de reconstrucción capa por capa, debido a la contingencia por el Covid-19, ante el temor de adquirir alguna infección en el hospital, por lo que lleva los cuidados en su casa con el apoyo económico de su familia.
VIVIR ACOMPAÑADA LAS 24 HORAS
Las secuelas que el accidente le han dejado a Ana Rodríguez le impiden ver la televisión, permanecer frente a la pantalla de la computadora, o ante el teléfono celular, requiere compañía las 24 horas, incluso para sus necesidades básicas.
Hasta el momento todos los gastos que han surgido a raíz del accidente han sido absorbidos por la familia de Ana, “por la contingencia ya me han estado llevando a hospitales particulares, me han hecho estudios para ver si hay daños colaterales en un ojo y todo eso más la dieta y medicamentos han sido responsabilidad de mi familia”, comentó la estudiante.
“Ahorita el tema de la contingencia tiene paradas las clases, pero en algún momento que se reanuden voy a tener que tomarlas a distancia por el tipo de cuidados que debo tener y dependerá del criterio de los profesores”, agregó Rodríguez.
Los médicos le han dicho que no perderá la sensibilidad en la cara, miedo que han tenido desde el principio debido a la operación, pero que, a decir de los galenos, irá recurando poco a poco, con lo que espera que sus facciones no queden desproporcionadas.
“Emocionalmente me siento triste porque nunca ves la injusticia, nunca piensas que la gente con tal de llevar a cabo llevar sus fines para evadir la ley, usan estrategias desleales y se aprovechan a la ignorancia de estos procesos porque nosotros no somos especialistas jurídicos”, mencionó para los lectores de La Prensa.
En el caso de Neftalí, quien también es estudiante del (IPN) en Ingeniería Química Industrial, también requiere ayuda en diversos momentos del día, ya que, tras el esguince producido por el golpe, tiene inmovilizado el brazo izquierdo, además de que ha presentado secuelas en su ánimo tras ver el trágico accidente a su prima.
IRREGULARIDADES
Tanto Vanadia como Carmen, hermana y tía de Ana, llevan el proceso legal, ellas se encargan de los trámites y de dar seguimiento al caso para que la empresa responda medicamente por las consecuencias del accidente.
A pesar de que el chofer fue puesto en libertad y sin respuesta de FEMSA, el camión sigue en la agencia 40 del Ministerio Público y los familiares se dicen vulnerados ante este caso, además de que han recibido un trato indigno y de desprecio, razón por la que interpusieron una queja ante la Comisión de Derechos Humanos (CNDH).
El expediente quedó abierto en el Ministerio Público con el número CI-FAZ/AZ-2/UI-1C/D/00324/03-2020, y la denuncia que también se presentó ante la Visitaduría Ministerial de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ-CDMX), señala al agente del ministerio público Alejandro Aguilar Fuentes con un comportamiento favorable con los representantes de Seguros ABA.
La familia de Ana no cesará en pedir justicia, ya que a pesar de que fue un accidente, la empresa tiene que responder ante este tipo de eventualidades, mismas que hoy en día, afrontan sola la familia de las dos jóvenes lesionadas.