Las bajas temperaturas que se han sentido en la primeros días de 2022 han cobrado una vida más, la de un adulto mayor que buscó en la reja de un panteón de la colonia Guerrero, un lugar donde degustar lo que sería su última cena y poder pasar la noche para continuar con su andar en las primeras horas de la mañana.
Vecinos de la calle San Fernando vieron, durante la noche del lunes, a un hombre de lento caminar que llevaba en las manos un plato de comida y bajo el brazo una ligera y sucia cobija con la que hacía frente a las inclemencias del frío; de su nombre, origen o destino nada sabían, pues no era alguien que pernoctara por la zona habitualmente.
El ahora occiso es uno más de las más de 1,200 personas, según cifras del gobierno capitalino, que pernoctan en las calles. La mayor concentración de población vulnerable se reporta en las alcaldías Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero, Iztapalapa y Venustiano Carranza.
Este hombre, de poco pero canoso cabello, y de unos 70 años de edad, que vestía apenas un pantalón sucio, una delgada camisa y una chamarra ligera, arrastró unos 50 metros una barrera plástica colocada en las obras de la calle Héroes, en la colonia Guerrero, para evitar que el aire frío impactará en su cuerpo.
Según algunos vecinos, se acomodó en la reja del Panteón de San Fernando y empezó a comer lo que sería su última cena, una torta que algún buen samaritano le dió para que probará bocado después, quizá, de algunos días. Poco después se quitó las desgastadas chanclas que tenía en sus pies hinchados de su largo peregrinar por las calles de la ciudad.
Durante la madrugada se recostó sobre la fría y dura banqueta, envuelto con su cobija cerró los ojos por algunos momentos, sin embargo, poco después se incorporó de manera abrupta, intentó ponerse en pie, pero un paro en el corazón habría acabado con su solitaria vida.
Apenas un par de horas después del amanecer, a unos metros de ese lugar, comenzaron a llegar trabajadores de gobierno para continuar con las obras de reencarpetamiento, quienes vieron al hombre inmóvil, pero asumieron que se encontraba dormido aún. No obstante, con el paso de los minutos, vieron que no se movía y llamaron a los servicios de emergencia.
Una patrulla de la policía capitalina acudió al llamado, coordinó la llegada de paramédicos, pero ya nada pudieron hacer por este solitario sujeto quien hacía horas que había perdido la vida a consecuencia de una complicación de salud derivada de la mala vida que llevaba este desconocido sujeto.
El policía esperó por al menos una hora para que por la solitaria calle que lleva al panteón dónde descansan los restos del Benemérito de las Américas, Benito Juárez, entrara la ambulancia forense para iniciar con las diligencias y trasladar el cuerpo al anfiteatro con la esperanza de que alguien acuda a reclamar los restos mortales de este adulto mayor que murió en completo abandono.
Sobre la banqueta quedaron las pocas pertenencias que este sujeto cargaba a todos lados y un plato con los restos de lo último que se llevó a la boca. Pese a que una persona murió en el lugar, decenas de personas continuaron con su andar por ese sitio, los trabajadores siguieron con su encomienda y la vida de la colonia Guerrero continuó con normalidad.
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En la Ciudad de México existen poco más de un millar de personas que viven en las calles, y pese a que existe un programa del gobierno capitalino, denominado Brigada de la Calle, que busca llevarlos a albergues, brindarles atención médica, psicológica y alimentación, muchas de ellas se niegan a aceptarla.
Este programa, durante 38 jornadas nocturnas, ha brindado atención a más de 900 personas en situación de calle en la capital, quiera recibieron, además, una invitación para reintegrarse a la sociedad.
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