Conforme pasa el tiempo la fallida estrategia implementada por autoridades de Suecia para hacerle frente al coronavirus muestra sus debilidades, al grado de que hoy se ha convertido en uno de los países con mayor número de muertos por la pandemia, pese a que su densidad poblacional es muy reducida a comparación de otras naciones de esa región que registran cifras muy por debajo.
Y es que hay que recordar que la nación gobernada por el primer ministro Stefan Lofven optó por un plan más “light” que dejó en la responsabilidad individual de los ciudadanos de Suecia, los cuidados y llamados a no aglomeraciones sin que fueran de manera obligatoria.
Mientras otras naciones vecinas de esa región escandinava realizaban de manera oficial el cierre de comercios, Suecia lo dejó en sugerencias, lo que ha dejado hasta ayer 3679 muertes, según cifras de la OMS.
El epidemiólogo, Anders Tegnell, es el encargado de esta estrategia la cual causó controversia no solo entre los ciudadanos e intelectuales de Suecia, sino en todo el mundo.
Las críticas eran muchas ante las simples recomendaciones para enfrentar a la pandemia, la pasividad fue tanta que sus adultos mayores son ahora los más expuestos al virus, y también el grupo social mayoritario entre las víctimas mortales en ese país.
Los más de 30 mil contagios entre su población y la ola de muertes ha encendido las alertas entre los habitantes de ese país de poco más de 30 millones de habitantes, en especial, después de que se ha dado a conocer que cerca del noventa por ciento de las muertes por Covid son en personas de más de 70 años, la mitad de estos vivían en hogares de ancianos.
Lo anterior, hizo al propio Lofven reconocer que su gobierno había fallado en la protección de sus ancianos. Los más críticos a su gobierno lo han culpado por no evitar estas muertes, las cuales se dicen pudo prevenirse con una estrategia más restrictiva durante los inicios de la pandemia.
En contraste, su país vecino Dinamarca, parece haber dejado atrás el momento más riesgoso de la pandemia que le costó apenas poco más de 500 pérdidas humanas y cerca de once mil contagiados.
Luego de un mes de cierres y confinamiento impuestos por su gobierno, a partir del 15 de abril la primer ministra de danesa, Mette Frederiksen, ordenó reabrir las guarderías y escuelas de nivel básico, las cuales junto con hoteles y las fronteras con otros países se mantuvieron cerradas por disposición oficial.