/ miércoles 16 de junio de 2021

EU plantea erradicar a los supremacistas

El plan aumentará la colaboración entre autoridades y redes sociales para evitar ingresos a los grupos

WASHINGTON. El gobierno de Estados Unidos dio a conocer una “estrategia nacional” para combatir el terrorismo interno, una de las prioridades del presidente Joe Biden después de varios ataques racistas en los últimos años y el asalto al Congreso en enero.

La Casa Blanca presentó el plan para aumentar el intercambio de información entre los funcionarios federales y locales y las empresas de redes sociales, más recursos para identificar y perseguir las amenazas y nuevos elementos de disuasión para evitar que estadounidenses se unan a grupos peligrosos.

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El fiscal general de EU, Merrick Garland, alertó que el número de investigaciones sobre “terrorismo doméstico” ha aumentado “significativamente” este año, y apuntó al supremacismo blanco y las milicias antigubernamentales como los mayores riesgos actuales.

Garland remarcó que actualmente el “mayor riesgo” proviene de grupos violentos alentados por “motivos raciales o ideológicos”. No obstante, precisó que las autoridades se centran “en la violencia, no en la ideología”, ya que en EU “no se investiga a la gente por sus creencias”.

En paralelo, otro funcionario menicionó en condición de anónimo que los extremistas violentos “son una gran amenaza para el país en 2021”.

Las dos amenazas más “mortales”, especificó, son los partidarios del supremacismo blanco y los miembros de las milicias antigubernamentales.

Pero este plan es “ideológicamente neutral” y aborda todas las formas de terrorismo, agregó.

El plan se articula en cuatro pilares, que plantean orientaciones amplias más que medidas concretas, con objetivos de “prevención, interrupción y disuasión”, preservando las libertades individuales.

En primer lugar, la administración Biden quiere mejorar el intercambio de información a nivel federal y local sobre grupos extremistas o militantes.

El Departamento de Justicia y la policía federal han diseñado para ello un nuevo sistema nacional para denunciar y registrar casos relacionados con el terrorismo.

El gobierno también quiere reducir el reclutamiento de extremistas violentos y los llamados a la violencia en colaboración con las grandes plataformas tecnológicas y redes sociales.

EU anunció en mayo que se sumaba al Christchurch Appeal, un movimiento internacional contra la difusión en línea de contenido extremista, al que Donald Trump se había negado a unirse.

El tercer objetivo del gobierno estadounidense es mejorar el sistema de enjuiciamiento de los extremistas mediante la contratación de analistas, investigadores y fiscales adicionales.

Además, se asegurará de que la policía o el ejército no incorporen a sus filas a militantes extremistas.

El cuarto eje consiste en la lucha contra “los contribuyentes de largo plazo” al terrorismo, que son “las desigualdades económicas, los que se sienten excluidos de la economía del siglo XXI, el racismo estructural y la proliferación de armas”, explicó el alto funcionario.

Biden prometió en su discurso de investidura el 20 de enero que el país “derrotará (...) el extremismo político, la supremacía blanca y el terrorismo interno”, luego de varios atentados mortales motivados por el racismo o el antisemitismo en los últimos años.



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WASHINGTON. El gobierno de Estados Unidos dio a conocer una “estrategia nacional” para combatir el terrorismo interno, una de las prioridades del presidente Joe Biden después de varios ataques racistas en los últimos años y el asalto al Congreso en enero.

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El fiscal general de EU, Merrick Garland, alertó que el número de investigaciones sobre “terrorismo doméstico” ha aumentado “significativamente” este año, y apuntó al supremacismo blanco y las milicias antigubernamentales como los mayores riesgos actuales.

Garland remarcó que actualmente el “mayor riesgo” proviene de grupos violentos alentados por “motivos raciales o ideológicos”. No obstante, precisó que las autoridades se centran “en la violencia, no en la ideología”, ya que en EU “no se investiga a la gente por sus creencias”.

En paralelo, otro funcionario menicionó en condición de anónimo que los extremistas violentos “son una gran amenaza para el país en 2021”.

Las dos amenazas más “mortales”, especificó, son los partidarios del supremacismo blanco y los miembros de las milicias antigubernamentales.

Pero este plan es “ideológicamente neutral” y aborda todas las formas de terrorismo, agregó.

El plan se articula en cuatro pilares, que plantean orientaciones amplias más que medidas concretas, con objetivos de “prevención, interrupción y disuasión”, preservando las libertades individuales.

En primer lugar, la administración Biden quiere mejorar el intercambio de información a nivel federal y local sobre grupos extremistas o militantes.

El Departamento de Justicia y la policía federal han diseñado para ello un nuevo sistema nacional para denunciar y registrar casos relacionados con el terrorismo.

El gobierno también quiere reducir el reclutamiento de extremistas violentos y los llamados a la violencia en colaboración con las grandes plataformas tecnológicas y redes sociales.

EU anunció en mayo que se sumaba al Christchurch Appeal, un movimiento internacional contra la difusión en línea de contenido extremista, al que Donald Trump se había negado a unirse.

El tercer objetivo del gobierno estadounidense es mejorar el sistema de enjuiciamiento de los extremistas mediante la contratación de analistas, investigadores y fiscales adicionales.

Además, se asegurará de que la policía o el ejército no incorporen a sus filas a militantes extremistas.

El cuarto eje consiste en la lucha contra “los contribuyentes de largo plazo” al terrorismo, que son “las desigualdades económicas, los que se sienten excluidos de la economía del siglo XXI, el racismo estructural y la proliferación de armas”, explicó el alto funcionario.

Biden prometió en su discurso de investidura el 20 de enero que el país “derrotará (...) el extremismo político, la supremacía blanca y el terrorismo interno”, luego de varios atentados mortales motivados por el racismo o el antisemitismo en los últimos años.



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