/ lunes 17 de octubre de 2022

China amaga con uso de la fuerza contra Taiwán

En el inicio del Congreso del Partido Comunista, el mandatario pidió acelerar el crecimiento del Ejército y criticó injerencias externas

PEKÍN. El secretario general del Partido Comunista de China (PCCh) y líder indiscutible del gigante asiático, Xi Jinping, inauguró el XX Congreso de la formación, llamado a afianzar aún más su poder con un tercer mandato quinquenal inédito entre sus predecesores, mientras propuso acelerar el desarrollo militar de su Ejército y advirtió que China nunca renunciará al uso de la fuerza en Taiwán.

Se espera que Xi, de 69 años, obtenga un tercer mandato al término del congreso de una semana, que comenzó ayer por la mañana, consolidando su posición como el gobernante más poderoso de China desde Mao Zedong.

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Xi eliminó los límites de los mandatos presidenciales en 2018, despejando el camino para que rompa con el precedente de las últimas décadas y gobierne durante un tercer mandato de cinco años, o más.

Alrededor de 2 mil 300 delegados de todo el país se reunieron en el vasto Gran Salón del Pueblo, en el lado oeste de la plaza de Tiananmen, en un contexto de fuertes medidas de seguridad y bajo un cielo azul tras varios días de niebla en la capital china.

Xi describió los cinco años transcurridos desde el último congreso del partido como “extremadamente infrecuentes y anormales”, durante un discurso que duró menos de dos horas, mucho más breve que su intervención de unas tres horas en el congreso de 2017, ya que no leyó el informe de trabajo completo, algo que sí hizo hace cinco años.

“Debemos fortalecer nuestro sentido de la dificultad, estar preparados para el peligro en tiempos de paz, prepararnos para un día de lluvia y estar listos para soportar grandes pruebas de vientos y olas altas”, dijo.

Xi pidió que se reforzara la capacidad de mantener la seguridad nacional, garantizando el suministro de alimentos y energía, asegurando las cadenas de suministro, mejorando la capacidad de hacer frente a los desastres y protegiendo la información personal.

También pidió acelerar la construcción de un Ejército de categoría mundial.

Pero los mayores aplausos llegaron cuando Xi reafirmó su oposición a la independencia de Taiwán.

“Resolver la cuestión de Taiwán es un asunto del pueblo chino y debe ser resuelto únicamente por el pueblo chino. Intentaremos buscar la perspectiva de una reunificación pacífica con la máxima sinceridad y los mayores esfuerzos”, dijo.

“Pero no nos comprometeremos jamás a abandonar el recurso de la fuerza y nos reservamos la posibilidad de tomar todas las medidas necesarias”, advirtió.

Separada de facto de la China comunista desde 1949, Taiwán es una isla de gobierno autónomo y democrático que Pekín considera parte de su territorio y aspira a recuperar.

El Gran Salón del Pueblo salió del letargo y estalló en la mayor ovación del día cuando el mandatario aseguró que “las ruedas históricas de la reunificación nacional y el rejuvenecimiento nacional están avanzando. La reunificación de la patria se debe conseguir y se conseguirá”.

Xi también denunció la interferencia de “fuerzas externas” en Taiwán.

Cero covid seguirá

En los últimos días, China ha insistido repetidamente en su compromiso con la estrategia contra el Covid de Xi, desvaneciendo las esperanzas de ciudadanos e inversores de que Pekín pudiera empezar a abandonar en breve una política que ha causado una frustración generalizada y daños económicos.

Xi dijo poco sobre el Covid, aparte de reiterar la validez de una política que ha convertido al país en un caso atípico global mientras gran parte del mundo intenta coexistir con el coronavirus, que surgió en el centro de China a finales de 2019.

“Nos hemos adherido a la supremacía del pueblo y a la supremacía de la vida, nos hemos adherido a la dinámica cero-Covid (...) y hemos logrado importantes resultados en la prevención y el control general de la epidemia, y en el desarrollo económico y social”, dijo Xi.

El cuasi aislamiento que China se impone respecto al resto del mundo y los repetidos confinamientos, ahogaron el crecimiento de su economía, que este año puede ser el más débil en cuatro décadas a excepción de 2020.

Al respecto, reafirmó su apoyo al sector privado y a permitir que los mercados desempeñen un papel de referencia, aunque China perfeccione un “sistema económico socialista” y promueva la “prosperidad común”.

Sin embargo, la fatiga empieza a hacer mella en algunos sectores, y esta semana el malestar salió a la superficie con una inusual protesta en la capital, en la que un hombre colgó dos pancartas críticas en un puente. En una incitaba a derrocar al “dictador traidor Xi Jinping”.

Las relaciones de China con Occidente se han deteriorado mucho, agravadas por el apoyo de Xi al ruso Vladimir Putin.

El resultado del congreso debería conocerse el 23 de octubre, un día después del cierre, aunque las decisiones ya están pactadas de antemano por las diferentes facciones del partido.

PEKÍN. El secretario general del Partido Comunista de China (PCCh) y líder indiscutible del gigante asiático, Xi Jinping, inauguró el XX Congreso de la formación, llamado a afianzar aún más su poder con un tercer mandato quinquenal inédito entre sus predecesores, mientras propuso acelerar el desarrollo militar de su Ejército y advirtió que China nunca renunciará al uso de la fuerza en Taiwán.

Se espera que Xi, de 69 años, obtenga un tercer mandato al término del congreso de una semana, que comenzó ayer por la mañana, consolidando su posición como el gobernante más poderoso de China desde Mao Zedong.

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Xi eliminó los límites de los mandatos presidenciales en 2018, despejando el camino para que rompa con el precedente de las últimas décadas y gobierne durante un tercer mandato de cinco años, o más.

Alrededor de 2 mil 300 delegados de todo el país se reunieron en el vasto Gran Salón del Pueblo, en el lado oeste de la plaza de Tiananmen, en un contexto de fuertes medidas de seguridad y bajo un cielo azul tras varios días de niebla en la capital china.

Xi describió los cinco años transcurridos desde el último congreso del partido como “extremadamente infrecuentes y anormales”, durante un discurso que duró menos de dos horas, mucho más breve que su intervención de unas tres horas en el congreso de 2017, ya que no leyó el informe de trabajo completo, algo que sí hizo hace cinco años.

“Debemos fortalecer nuestro sentido de la dificultad, estar preparados para el peligro en tiempos de paz, prepararnos para un día de lluvia y estar listos para soportar grandes pruebas de vientos y olas altas”, dijo.

Xi pidió que se reforzara la capacidad de mantener la seguridad nacional, garantizando el suministro de alimentos y energía, asegurando las cadenas de suministro, mejorando la capacidad de hacer frente a los desastres y protegiendo la información personal.

También pidió acelerar la construcción de un Ejército de categoría mundial.

Pero los mayores aplausos llegaron cuando Xi reafirmó su oposición a la independencia de Taiwán.

“Resolver la cuestión de Taiwán es un asunto del pueblo chino y debe ser resuelto únicamente por el pueblo chino. Intentaremos buscar la perspectiva de una reunificación pacífica con la máxima sinceridad y los mayores esfuerzos”, dijo.

“Pero no nos comprometeremos jamás a abandonar el recurso de la fuerza y nos reservamos la posibilidad de tomar todas las medidas necesarias”, advirtió.

Separada de facto de la China comunista desde 1949, Taiwán es una isla de gobierno autónomo y democrático que Pekín considera parte de su territorio y aspira a recuperar.

El Gran Salón del Pueblo salió del letargo y estalló en la mayor ovación del día cuando el mandatario aseguró que “las ruedas históricas de la reunificación nacional y el rejuvenecimiento nacional están avanzando. La reunificación de la patria se debe conseguir y se conseguirá”.

Xi también denunció la interferencia de “fuerzas externas” en Taiwán.

Cero covid seguirá

En los últimos días, China ha insistido repetidamente en su compromiso con la estrategia contra el Covid de Xi, desvaneciendo las esperanzas de ciudadanos e inversores de que Pekín pudiera empezar a abandonar en breve una política que ha causado una frustración generalizada y daños económicos.

Xi dijo poco sobre el Covid, aparte de reiterar la validez de una política que ha convertido al país en un caso atípico global mientras gran parte del mundo intenta coexistir con el coronavirus, que surgió en el centro de China a finales de 2019.

“Nos hemos adherido a la supremacía del pueblo y a la supremacía de la vida, nos hemos adherido a la dinámica cero-Covid (...) y hemos logrado importantes resultados en la prevención y el control general de la epidemia, y en el desarrollo económico y social”, dijo Xi.

El cuasi aislamiento que China se impone respecto al resto del mundo y los repetidos confinamientos, ahogaron el crecimiento de su economía, que este año puede ser el más débil en cuatro décadas a excepción de 2020.

Al respecto, reafirmó su apoyo al sector privado y a permitir que los mercados desempeñen un papel de referencia, aunque China perfeccione un “sistema económico socialista” y promueva la “prosperidad común”.

Sin embargo, la fatiga empieza a hacer mella en algunos sectores, y esta semana el malestar salió a la superficie con una inusual protesta en la capital, en la que un hombre colgó dos pancartas críticas en un puente. En una incitaba a derrocar al “dictador traidor Xi Jinping”.

Las relaciones de China con Occidente se han deteriorado mucho, agravadas por el apoyo de Xi al ruso Vladimir Putin.

El resultado del congreso debería conocerse el 23 de octubre, un día después del cierre, aunque las decisiones ya están pactadas de antemano por las diferentes facciones del partido.