/ jueves 2 de febrero de 2023

Bukele inaugura la cárcel más grande de América para encerrar presuntos pandilleros

El “Centro de Confinamiento del Terrorismo” recluirá en condiciones severas a unos 40 mil pandilleros

SAN SALVADOR. El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien lanzó hace 10 meses una “guerra” contra las pandillas, presentó la cárcel “más grande de América”, donde encerrará a 40 mil presuntos pandilleros, lo que generó un alud de elogios y críticas.

Inauguramos el Centro de Confinamiento del Terrorismo” (CECOT), es “una gigantesca obra realizada en tan solo siete meses, y que además es una pieza fundamental para ganar por completo la guerra contra pandillas”, escribió el mandatario en su cuenta de Twitter.

La gigantesca prisión, situada en una aislada zona rural y dotada de mucha tecnología, es considerada como la “más grande de América” por el gobierno salvadoreño. Fue construida en virtud del régimen de excepción con el cual Bukele busca acabar con las violentas pandillas, que antes controlaban la mayor parte del territorio salvadoreño.

La prisión fue presentada en una cadena nacional de radio y televisión, que mostró a Bukele inspeccionando el penal junto a unos colaboradores.

El presidio “de máxima seguridad” -cuyo costo no ha sido revelado- fue construido en un predio de 166 hectáreas. Tiene una decena de pabellones que ocupan 23 hectáreas, explicó el ministro de Obras Públicas, Romeo Rodríguez. La cárcel cuenta con muros de concreto reforzado, celdas con barrotes de acero en las ventanas, cámaras de seguridad por doquier, escáner de cuerpo entero para quienes ingresen al lugar, siete torres de vigilancia y un alto muro perimetral de 2.1 kilómetros, que será vigilado día y noche por 600 soldados y 250 policías. El muro de 11 metros de altura está electrificado.

En el interior, guardias de la Dirección General de Centros Penales armados con pistolas y fusiles de asalto estarán a cargo de la vigilancia de los reos. Además, equipos electrónicos bloquearán las señalas de teléfonos celulares impidiendo la comunicación desde el penal.

“Todos los terroristas que planificaron el luto y el dolor en contra del pueblo salvadoreño purgarán sus penas en el CECOT, en el régimen más severo”, aseguró el viceministro de Justicia y Seguridad Pública, Osiris Luna.

En la inspección de Bukele se ven celdas de unos seis metros por cuatro metros, con tres literas de metal con nueve camas en total, dos pilas de agua y dos inodoros.

Un funcionario dice al mandatario que los reclusos permanecerán siempre encerrados en sus celdas, cuyos frontis son totalmente enrejados. También hay “celdas de castigo” oscuras, sin ventanas, para sancionar a reos de mala conducta, quienes “no van a ver la luz del sol”, según Luna.

El penal tiene comedores, salas de descanso, gimnasio y mesas de ping-pong, pero solo para uso de los guardias, así como talleres de trabajo para los reclusos. Hasta el momento, el gobierno mantiene bajo hermetismo cuándo comenzarán a ser trasladados a la megacárcel los primeros de los casi 63 mil pandilleros detenidos, pero se cree que será muy pronto.

Tras la presentación de la enorme cárcel surgieron elogios y críticas a Bukele. “Con esto el gobierno le está diciendo a las pandillas que ellas no tienen ningún control, el control lo tienen las instituciones del Estado y que aquellos que cometan actos de violencia o delitos en contra la sociedad, van a parar en esa cárcel”, sostuvo el politólogo Óscar Peñate.

En cambio, para el director de la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador, Miguel Montenegro, la mega prisión “es una vergüenza para el país”.

“El gobierno se jacta de tener la cárcel más grande de América Latina, lo cual no es un orgullo sino un cuestionamiento que conlleva riesgos de hacinamiento y violencia”, comentó Montenegro.

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Bukele aseguró que El Salvador, con más de 6 millones de ciudadanos, cerró enero con una tasa “por debajo” de 2 homicidios por cada 100 mil habitantes, aunque no especificó cuántos asesinatos se registraron en el primer mes de 2023.

Los masivos arrestos, criticados por ONG, se amparan en un régimen de excepción que permite detenciones sin orden judicial. Fue aprobado por el Congreso a instancias de Bukele en respuesta a una escalada que dejó 87 muertos del 25 al 27 de marzo pasado.



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SAN SALVADOR. El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien lanzó hace 10 meses una “guerra” contra las pandillas, presentó la cárcel “más grande de América”, donde encerrará a 40 mil presuntos pandilleros, lo que generó un alud de elogios y críticas.

Inauguramos el Centro de Confinamiento del Terrorismo” (CECOT), es “una gigantesca obra realizada en tan solo siete meses, y que además es una pieza fundamental para ganar por completo la guerra contra pandillas”, escribió el mandatario en su cuenta de Twitter.

La gigantesca prisión, situada en una aislada zona rural y dotada de mucha tecnología, es considerada como la “más grande de América” por el gobierno salvadoreño. Fue construida en virtud del régimen de excepción con el cual Bukele busca acabar con las violentas pandillas, que antes controlaban la mayor parte del territorio salvadoreño.

La prisión fue presentada en una cadena nacional de radio y televisión, que mostró a Bukele inspeccionando el penal junto a unos colaboradores.

El presidio “de máxima seguridad” -cuyo costo no ha sido revelado- fue construido en un predio de 166 hectáreas. Tiene una decena de pabellones que ocupan 23 hectáreas, explicó el ministro de Obras Públicas, Romeo Rodríguez. La cárcel cuenta con muros de concreto reforzado, celdas con barrotes de acero en las ventanas, cámaras de seguridad por doquier, escáner de cuerpo entero para quienes ingresen al lugar, siete torres de vigilancia y un alto muro perimetral de 2.1 kilómetros, que será vigilado día y noche por 600 soldados y 250 policías. El muro de 11 metros de altura está electrificado.

En el interior, guardias de la Dirección General de Centros Penales armados con pistolas y fusiles de asalto estarán a cargo de la vigilancia de los reos. Además, equipos electrónicos bloquearán las señalas de teléfonos celulares impidiendo la comunicación desde el penal.

“Todos los terroristas que planificaron el luto y el dolor en contra del pueblo salvadoreño purgarán sus penas en el CECOT, en el régimen más severo”, aseguró el viceministro de Justicia y Seguridad Pública, Osiris Luna.

En la inspección de Bukele se ven celdas de unos seis metros por cuatro metros, con tres literas de metal con nueve camas en total, dos pilas de agua y dos inodoros.

Un funcionario dice al mandatario que los reclusos permanecerán siempre encerrados en sus celdas, cuyos frontis son totalmente enrejados. También hay “celdas de castigo” oscuras, sin ventanas, para sancionar a reos de mala conducta, quienes “no van a ver la luz del sol”, según Luna.

El penal tiene comedores, salas de descanso, gimnasio y mesas de ping-pong, pero solo para uso de los guardias, así como talleres de trabajo para los reclusos. Hasta el momento, el gobierno mantiene bajo hermetismo cuándo comenzarán a ser trasladados a la megacárcel los primeros de los casi 63 mil pandilleros detenidos, pero se cree que será muy pronto.

Tras la presentación de la enorme cárcel surgieron elogios y críticas a Bukele. “Con esto el gobierno le está diciendo a las pandillas que ellas no tienen ningún control, el control lo tienen las instituciones del Estado y que aquellos que cometan actos de violencia o delitos en contra la sociedad, van a parar en esa cárcel”, sostuvo el politólogo Óscar Peñate.

En cambio, para el director de la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador, Miguel Montenegro, la mega prisión “es una vergüenza para el país”.

“El gobierno se jacta de tener la cárcel más grande de América Latina, lo cual no es un orgullo sino un cuestionamiento que conlleva riesgos de hacinamiento y violencia”, comentó Montenegro.

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Bukele aseguró que El Salvador, con más de 6 millones de ciudadanos, cerró enero con una tasa “por debajo” de 2 homicidios por cada 100 mil habitantes, aunque no especificó cuántos asesinatos se registraron en el primer mes de 2023.

Los masivos arrestos, criticados por ONG, se amparan en un régimen de excepción que permite detenciones sin orden judicial. Fue aprobado por el Congreso a instancias de Bukele en respuesta a una escalada que dejó 87 muertos del 25 al 27 de marzo pasado.



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