Kourou, Francia.- Arianespace trataba de comprender el martes por qué se perdió la misión del cohete europeo Vega que despegó horas antes de Kurú y que iba a poner en órbita un satélite francés y otro español de observación de la Tierra.
Se trata del segundo incidente importante para Vega en menos de dos años: a mediados de 2019, registró un fallo que llevó a su destrucción como medida de precaución.
El cohete registró una "anomalía" en su "trayectoria" 8 minutos después del despegue, a las 22H52 del lunes de Kurú en la Guayana francesa (01H52 GMT del martes), anunció Arianespace.
Se "desvió", afirmaron los equipos encargados del seguimiento de la operación, según la retransmisión de un video del lanzamiento, constató una periodista de la AFP.
"Inmediatamente después del primer encendido del motor en el cuarto piso, se constató un desvío de la trayectoria provocando la pérdida de la misión", precisó posteriormente Arianespace.
"Se están analizando los datos de la telemedición para precisar las causas del fracaso", añadió.
Como se observó una trayectoria especialmente baja, podría ser que el cohete hubiera caído al mar tras haberse fragmentado parcialmente en la atmósfera. Esto no habría supuesto ningún peligro, puesto que el recorrido que siguió se halla a miles de kilómetros de toda zona habitada.
Arianespace tiene previsto ofrecer una rueda de prensa a las 14H30 GMT para ofrecer más detalles.
- "Estratégico" para España -
En su segundo lanzamiento del año, Vega llevaba a bordo dos satélites de observación de la Tierra y de los fenómenos naturales, que iban a ser colocados en órbita a unos 700 kilómetros de altura en una misión de 1 hora y 42 minutos.
Se trata del pequeño SEOSAT-Ingenio (750 kg), primer satélite español de observación de la Tierra por cuenta de España y de la Agencia Espacial Europea (ESA) y considerado como un "proyecto estratégico" por el gobierno.
Debía comenzar a girar sobre el planeta con una frecuencia de algo más de 14 veces al día y su objetivo era dotar a España de "la capacidad de capturar imágenes satelitales de alta precisión, con tecnología óptica", según el ministerio de Ciencia e Innovación.
Con una vida útil de 7 años, el SEOSAT-Ingenio estaba diseñado para proporcionar información que serviría por ejemplo para aplicaciones de cartografía de catástrofes naturales, gestión de recursos acuíferos y gestión de riesgos y seguridad. Sus zonas de interés prioritarias eran España, Europa, América Latina y el norte de África.
El ministro español de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, "lamentó" en Twitter la pérdida de la misión, pero destacó que "las tecnologías desarrolladas han capacitado a las empresas españolas, facilitando que accedan a nuevos contratos como la recién firmada misión LSTM", por la que España liderará por primera vez un programa del Programa Copernicus, en particular en el ámbito de los retos climáticos.
Por su parte, el satélite francés Taranis, con un peso de 175 kg, era el primero concebido para observar los fenómenos electromagnéticos radiactivos y luminosos que ocurren entre los 20 y los 100 km de altitud por encima de las tormentas.
Esta era la segunda misión en 2020 para Vega que ha tenido un "año difícil" (2 lanzamientos de 4 previstos), explicó el lunes Mario Fragnito, director de Vega, apuntando como causas la epidemia del covid-19 y unas condiciones meteorológicas desfavorables en Guayana.
Esta lanzadera ligera empezó a operar en 2012 desde Kurú y la misión del lunes era el número 17. Se trata además del séptimo lanzamiento del año para Arianespace, que comercializa además los vuelos del cohete Ariane.
El 10 de julio de 2019, poco después de su despegue, Vega, que debía poner en órbita un satélite militar de los Emiratos Árabes Unidos, registró una anomalía importante, probablemente debido a un fallo en la parte delantera del motor de su segundo piso. Este primer fracaso se saldó con la destrucción del cohete.
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