El precio del agua embotellada y de los refrescos registra un aumento promedio de entre 20 y 50% hasta el tercer mes de 2023, siendo los estados de Sonora, Ciudad de México, Guanajuato y Querétaro los que registran los mayores incrementos.
Con motivo del inicio de la temporada de calor, la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) realizó un monitoreo sobre el comportamiento de precios de las distintas presentaciones en que se vende el agua embotellada, refrescos y jugos, cuyos resultados compartió con LA PRENSA.
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Pre temporada de calor
El estudio que llevó a cabo la ANPEC tiene el propósito de identificar el aumento de precios en estos productos ante el inicio de la temporada de calor y el aumento de temperaturas que se empieza a registrar en gran parte del territorio nacional, y sí la escasez de agua potable en las viviendas ha sido un factor determinante en el incremento del consumo de estos productos.
En entrevista, Cuauhtémoc Rivera, presidente de la ANPEC explicó que -en promedio- todas las bebidas embotelladas registran un aumento de precio de entre 20 y 50%, con comportamientos diferenciados en cada región y estado del país, debido a factores climáticos, como son las llamadas ondas de calor y aumento de temperatura, así como acceso al servicio de agua potable en las viviendas.
“El comportamiento de los precios de estos productos ha sido muy claro, por ejemplo, en Durango ha habido un aumento de entre 30 y 50%, mientras que en Sonora ha sido del orden del 50%; es decir, los lugares que registran las mayores temperaturas en el país tienen la elevación de precios más importante, ¡y eso que acaba de entrar la primavera!”, indicó el profesor Rivera.
“Lo que estamos viendo es apenas la pre temporada de calor y un anticipo claro de lo que puede venir en verano, y esa será otra historia”, señaló Cuauhtémoc Rivera al subrayar que hasta el momento, el mercado no registra desabasto de ningún producto.
Costo del agua
En el caso de la Ciudad de México, el incremento de precios promedio ha sido de alrededor del 50%. Mencionó que el precio del refresco de 600 mililitros es de 17 pesos; el refresco o jugo en presentación de 2 litros es de 28 pesos y en la presentación de 3 litros es de 35 pesos.
Respecto a los precios del agua embotellada, el presidente de ANPEC informó que en la Ciudad de México el envase de 500 mililitros se vende, en promedio, en 6 pesos; el litro en 8 pesos y la botella de 1.5 litros en 10 pesos. Sin embargo, destacó que el precio del garrafón (20 litros) alcanza los 49 pesos, cuando hasta hace apenas un año costaba entre 39 y 40 pesos.
También, mencionó el caso de los precios en el Estado de México, donde el agua embotellada en su presentación de 1 litro cuesta 10 pesos, en envase de 1.5 litros cuesta 17 pesos, pero que en el caso del garrafón se dispara hasta 51 pesos, siendo el precio más alto en todo el país.
Informó que el precio del garrafón en Durango es de 39 pesos, en Zacatecas de 41, en Aguascalientes 40, en Estado de México 51, en Ciudad de México 49, en Guerrero 48, en San Luis Potosí 45, en Guanajuato 37, en Querétaro 49, en Hidalgo 50, en Tlaxcala 45, en Puebla 42 y en Morelos 46.
Sin desabasto en bebidas embotelladas
Al destacar que en este momento no hay desabasto de ningún tipo de bebida embotellada en el país, Cuauhtémoc Rivera el estudio solo se enfocó a los precios y al tipo de presentación, sin considerar la marca.
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Por lo que respecta al refresco y jugos, informó que el precio de la presentación de 600 mililitros se detectó en Aguascalientes, donde alcanza los 20 pesos, seguido por Zacatecas con 19 pesos, y en el resto de las ciudades analizadas el precio oscila entre 17 y 18 pesos.
Aumento de precios por diversos factores
Cuauhtémoc Rivera señaló que el aumento de precios se debe a diversos factores, entre los que destacó la actualización del IEPS en las bebidas embotelladas, así como el encarecimiento de los insumos que se requieren para la producción, como cartón, embalajes y el plástico pet, entre otros.
Reconoció que la falta de acceso al agua potable en los hogares es un factor que ha incrementado el consumo de agua embotellada y bebidas industrializadas.
“Hay una gran cantidad de localidades en el país que no tienen agua. No es que les llegue agua de mala calidad, ni siquiera les llega, por eso el consumo de refresco y agua embotellada es muy elevado en algunas zonas”, comentó Rivera.
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Escasez de agua
“Lamentablemente hay todavía muchas zonas del país que no tienen resuelto el tema del servicio de agua potable, pero además, en algunos lados donde sí hay, el acceso es muy irregular y la población sufre continuamente cortes, a otros tantos les llega agua de mala calidad, y sí sumamos todos estos factores hace que mucha gente se vea orillada a comprar agua embotellada, para tener un consumo garantizado de agua de buena calidad”, indicó.
Asimismo, destacó que el aumento en el consumo de agua embotellada y bebidas industrializadas es también un fenómeno de estacionalidad que se observa principalmente en la temporada de calor primavera-verano, así como en los estados del país donde se registran altas temperaturas.
El líder de ANPEC informó que en la temporada de calor, el consumo de agua embotellada y bebidas industrializadas se incrementa alrededor del 60 y 70%, dependiendo de la región o zona del país que se trate.
Cuauhtémoc Rivera hizo un llamado a la población para comprar el agua embotellada en establecimientos formales y evitar adquirir estos productos en la calle o en los cruceros, ante el riesgo de que se trate de envases que fueron rellenados con agua de dudosa calidad.
“Los consumidores ya deben de tener muy claro que toda el agua embotellada que se vende en la calle o en los cruceros puede ser de dudosa calidad”, indicó al explicar que a través de redes sociales, incluso, hay venta de envases pet y tapas, por lo que es fácil que alguien pueda rellenar esos envases con agua de dudosa calidad.
Los consumidores deben recordar siempre que lo barato sale caro, por ello, recomendó que antes de salir de casa, las personas lleven su propio bote de agua en esta temporada de calor y no adquieran, por comodidad, productos que no saben de dónde salieron o que no cumplan las normas sanitarias.
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