/ sábado 5 de octubre de 2019

Uno de cada siete niños es acosado en redes sociales por adultos desconocidos

El ciberacoso sexual infantil, conocido como grooming, lo realizan adultos, que haciéndose pasar por un niño, en un medio digital (redes sociales, email, chats, juegos interactivos) se ganan la confianza y amistad del menor a través del engaño

Al menos uno de cada siete menores de edad ha recibido solicitudes sexuales, generalmente de adultos que se hacen pasar por “amigos” en las redes sociales, donde 80 por ciento que las utilizan aceptan a desconocidos y 43 por ciento habla con ellos, confirmó la secretaria de la Comisión de Atención a Grupos Vulnerables de la Cámara de Diputados, Dulce María Méndez de la Luz Dauzón.

La representante popular de Movimiento Ciudadano ante esa situación que se vive en México, propuso exhortar a la Secretaría de Gobernación para que, en el ámbito de su competencia, formule y coordine programas y acciones de prevención social y atención integral de niñas, niños y adolescentes víctimas del delito instigado por sus pares (sexting) o seducidos por adultos (grooming) a través de manipulación y engaño mediante el uso del Internet y redes sociales, provocando acciones de índole sexual para conseguir material erótico o pornográfico.

Mediante un punto de acuerdo que analizará la Comisión de Derechos de la Niñez y Adolescencia de San Lázaro, expuso que el sexting se convierte en una práctica de riesgo cuando se ven involucradas personas menores de edad. La misma, consiste en el envío de fotografías o videos con una connotación sexual tomadas por el propio individuo y el riesgo es que los contenidos pueden ser usados en forma dañina por los pares que en ocasiones son los propios amigos y compañeros de las niñas, niños y adolescentes.

El ciberacoso sexual infantil, conocido como grooming, lo realizan adultos, que haciéndose pasar por un niño, en un medio digital (redes sociales, email, chats, juegos interactivos) se ganan la confianza y amistad del menor a través del engaño, con el único fin de pedirle imágenes o actos de contenido sexual o erótico para satisfacerse sexualmente, buscando incluso un encuentro.

“Es común que estas acciones sean sólo la antesala y avancen configurando delitos de trata infantil, pornografía o abuso sexual”, alertó Méndez de la Luz Dauzón.

Según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la captación de menores con fines sexuales puede llevar minutos, horas, días o meses, según los objetivos e intenciones del agresor y las reacciones de los menores. Además, quienes tienen mayor peligro de ser manipulados psicológicamente con fines sexuales son los adolescentes, en particular las niñas.

Especialistas señalan que las causas por las que menores de edad realizan sexting son despertar sexual, inclusión social, exceso de confianza, falta de cultura de privacidad, impulsividad y expansión de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), entre otros.

La legisladora destacó que muchos padres viven lo que se denomina analfabetismo cibernético y las niñas, niños y adolescentes van a la vanguardia en la navegación en Internet, utilización de dispositivos electrónicos y manejo de aplicaciones. “La era de la globalización indica que la influencia decisiva que ejerce Internet en la vida de los niños de todo el mundo seguirá en aumento y evolución”.

En la medida que se van haciendo más sofisticadas las formas de atentar contra el libre desarrollo de la personalidad de niñas, niños y adolescentes, el Estado debe emprender acciones concretas que alerten y protejan a los menores de edad contra el acoso y violencia sexual en el ciberespacio.

Las acciones preventivas, subrayó, tienen una función preponderante para reducir el riesgo y elevar la seguridad de niñas y niños durante su navegación en el ciberespacio. Sin embargo, “algunos menores han sufrido daños y otros más se ven afectados”.

Dulce María Méndez afirmó que los daños psicosociales que enfrentan las niñas y los niños víctimas de ciberacoso van desde la culpa, vergüenza, aislamiento, miedo, agresividad, silencio, conducta retraída, alejamiento de amigos, negación a volver a utilizar redes sociales, hasta el suicidio.

Por lo tanto, es necesario brindar acompañamiento psicológico e integral a las víctimas, para que no cometan actitudes de riesgo en la utilización de sus redes sociales, que fomente la confianza en ellos mismos y vuelvan a revalorizarse.

Al menos uno de cada siete menores de edad ha recibido solicitudes sexuales, generalmente de adultos que se hacen pasar por “amigos” en las redes sociales, donde 80 por ciento que las utilizan aceptan a desconocidos y 43 por ciento habla con ellos, confirmó la secretaria de la Comisión de Atención a Grupos Vulnerables de la Cámara de Diputados, Dulce María Méndez de la Luz Dauzón.

La representante popular de Movimiento Ciudadano ante esa situación que se vive en México, propuso exhortar a la Secretaría de Gobernación para que, en el ámbito de su competencia, formule y coordine programas y acciones de prevención social y atención integral de niñas, niños y adolescentes víctimas del delito instigado por sus pares (sexting) o seducidos por adultos (grooming) a través de manipulación y engaño mediante el uso del Internet y redes sociales, provocando acciones de índole sexual para conseguir material erótico o pornográfico.

Mediante un punto de acuerdo que analizará la Comisión de Derechos de la Niñez y Adolescencia de San Lázaro, expuso que el sexting se convierte en una práctica de riesgo cuando se ven involucradas personas menores de edad. La misma, consiste en el envío de fotografías o videos con una connotación sexual tomadas por el propio individuo y el riesgo es que los contenidos pueden ser usados en forma dañina por los pares que en ocasiones son los propios amigos y compañeros de las niñas, niños y adolescentes.

El ciberacoso sexual infantil, conocido como grooming, lo realizan adultos, que haciéndose pasar por un niño, en un medio digital (redes sociales, email, chats, juegos interactivos) se ganan la confianza y amistad del menor a través del engaño, con el único fin de pedirle imágenes o actos de contenido sexual o erótico para satisfacerse sexualmente, buscando incluso un encuentro.

“Es común que estas acciones sean sólo la antesala y avancen configurando delitos de trata infantil, pornografía o abuso sexual”, alertó Méndez de la Luz Dauzón.

Según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la captación de menores con fines sexuales puede llevar minutos, horas, días o meses, según los objetivos e intenciones del agresor y las reacciones de los menores. Además, quienes tienen mayor peligro de ser manipulados psicológicamente con fines sexuales son los adolescentes, en particular las niñas.

Especialistas señalan que las causas por las que menores de edad realizan sexting son despertar sexual, inclusión social, exceso de confianza, falta de cultura de privacidad, impulsividad y expansión de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), entre otros.

La legisladora destacó que muchos padres viven lo que se denomina analfabetismo cibernético y las niñas, niños y adolescentes van a la vanguardia en la navegación en Internet, utilización de dispositivos electrónicos y manejo de aplicaciones. “La era de la globalización indica que la influencia decisiva que ejerce Internet en la vida de los niños de todo el mundo seguirá en aumento y evolución”.

En la medida que se van haciendo más sofisticadas las formas de atentar contra el libre desarrollo de la personalidad de niñas, niños y adolescentes, el Estado debe emprender acciones concretas que alerten y protejan a los menores de edad contra el acoso y violencia sexual en el ciberespacio.

Las acciones preventivas, subrayó, tienen una función preponderante para reducir el riesgo y elevar la seguridad de niñas y niños durante su navegación en el ciberespacio. Sin embargo, “algunos menores han sufrido daños y otros más se ven afectados”.

Dulce María Méndez afirmó que los daños psicosociales que enfrentan las niñas y los niños víctimas de ciberacoso van desde la culpa, vergüenza, aislamiento, miedo, agresividad, silencio, conducta retraída, alejamiento de amigos, negación a volver a utilizar redes sociales, hasta el suicidio.

Por lo tanto, es necesario brindar acompañamiento psicológico e integral a las víctimas, para que no cometan actitudes de riesgo en la utilización de sus redes sociales, que fomente la confianza en ellos mismos y vuelvan a revalorizarse.