IRAPUATO, GTO. (OEM-Informex).- Desde hace más de 15 años, la familia Castillo de Irapuato planta miles de flores de cempasúchil en cada temporada del Día de Muertos, salen cada mañana a los campos para cortarlas y venderlas a los floristas no sólo del municipio, sino también del resto del estado.
Un campo de casi dos hectáreas pintado de color amarillo intenso aparece cada año en esta temporada cerca del camino que conduce hacia Arandas, pues miles de flores de cempasúchil que resplandecen con la luz de sol son el resultado de tres meses de trabajo de la familia Castillo, quienes comienzan desde antes de agosto a plantar la tan popular flor.
El peculiar olor que despide la flor y su intenso color hacen de la cempasúchil una de las más representativas en esta temporada, pues Dimas Castillo asegura que no sólo es la más popular, sino también una de las flores más sencillas de plantar, porque no requiere plaguicidas ni cuidados extremos como algunas otras, sino que con el puro riego crece e ilumina los campos.
Junto con su hermano Mario Castillo se encarga de plantar, cuidar, cortar y hasta entregar en persona las toneladas de flor de cempasúchil que recolectan cada mañana durante sólo una semana, ya que sólo ese tiempo les dura debido a la alta demanda que tiene en la temporada.
Los hermanos Castillo salen en su camioneta llena de flores recién cortadas rumbo a la ciudad para entregarlas a los floristas, pues las personas suelen buscarla bastante para adornar sus altares de muertos, las tumbas de sus familiares e incluso en las escuelas y oficinas, pero también hay quienes prefieren directo al campo a recoger en persona sus flores.
Cempasúchil, desde la época prehispánica
La flor de cempasúchil ha estado presente en los mexicanos desde la época prehispánica, al ser usada para adornar los altares, ofrendas y entierros que dedicaban a sus difuntos, y hasta la fecha las personas la han conservado en la tradición en el Día de Muertos.
El significado de la flor en los altares de muertos representa, través de sus pétalos, el camino que deben seguir los difuntos, pues se decía que los pétalos guardaban el calor del sol e iluminaban el camino de regreso al mundo de los muertos.
JLP