Se disparan uniones tempranas entre adolescentes en pandemia

En América Latina y el Caribe, el matrimonio infantil y las uniones tempranas permanecen con los mismos indicadores de hace 25 años, en los que una de cada cuatro niñas se casa antes de los 18 años, cifra más alta que en Oriente Medio y África del Norte, según organizaciones internacionales

Patricia Carrasco | La Prensa

  · martes 14 de septiembre de 2021

México trabaja en erradicar el matrimonio infantil y uniones tempranas de niñas que acorde a la ENADID 2018 afecta a 4.45% de las adolescentes entre 12 y 17 años. Foto Luis Barrera | La Prensa

El matrimonio infantil no sólo es una realidad en pueblos y rancherías de Guerrero, Oaxaca o Chiapas. Aún en las comunidades indígenas que viven en la Ciudad de México se registra un importante número de uniones entre adolescentes, que si bien no se casan por el civil, practican el sistema de usos y costumbres.

En esta pandemia, se ha incrementado la cantidad de estas uniones, que replican aún más sus condiciones de pobreza. Luego esos adolescentes forman parte del panorama urbano, con uno o dos niños por las calles vendiendo dulces, mazapanes, pidiendo limosna o con algún instrumento tocando por las calles.

A pesar de que en 2019 se logró la prohibición del matrimonio infantil en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, el entendido como aquel en el que se encuentra involucrada una persona menor de 18 años persiste la costumbre de las uniones tempranas.

México trabaja en erradicar el matrimonio infantil y uniones tempranas de niñas que acorde a la ENADID 2018 afecta a 4.45% de las adolescentes entre 12 y 17 años.

Las comunidades indígenas en la Ciudad de México se casan poco, practican desde temprana edad la unión libre. El porcentaje de matrimonios es bajo, llegan a casarse cuando hay algún acuerdo familiar y así hay un compromiso y se formaliza la boda.

“Generalmente son vidas conyugales, uniones libres, y entre más bajo nivel escolar padres e infantes, más bajo se inicia el proceso de embarazo o juntarse con alguien”, comentó Alicia Vargas Ayala, directora general del Centro Interdisciplinario para el Desarrollo Social (CIDES) IAP.

Describió que “hay casos de niñas de 13 años que tienen parejas de 23 o 30 años, la mamá lo ve bien porque puede trabajar y ella es una niña que está aprendiendo y se puede embarazar”.

Inclusive hay varios casos de mujeres menores de 20 años que tienen 3 hijos. “Hace años había familias de 11 hijos, 6, 7 u 8, ahora el promedio es cercano a los 4”.

Esas uniones se llevan a cabo en las comunidades otomíes, mazahuas, triquis, náhuatls y mixtecos que habitan en la capital mexicana.

Vargas describe: “los triquis no llegan a mezclarse con los mixtecos. Ese esquema lo reproducen los mazahuas y los otomíes. Son pueblos cerrados.

“Se siguen uniendo los triquis con los triquis. Otomíes con otomíes, y a través de esas prácticas prolongan sus tradiciones, fiestas, vestimenta, lengua y comida es como se identifican con su propia cultura”.

Pero también están las uniones de jóvenes, donde la chica se embaraza a temprana edad, en ocasiones se junta con su pareja o bien vive como madre soltera y también están los casos de adolescentes que son violadas y las obligan a vivir con sus agresores.

El matrimonio infantil o uniones tempranas son un fenómeno complejo relacionado con desigualdades de género, pobreza, deserción escolar, violencia, embarazo adolescente e impactos en salud física y mental. Foto Cuartoscuro / Foto: Ilustrativa Cuartoscuro

Modesta, 16 años, con dos hijos

Modesta es una joven que vende dulces en las entradas del Metro de la Línea 7, tiene 16 años y ya es madre de dos hijos. Se juntó con un joven de su comunidad, de 17 años.

A los 12 años de edad, cuando llegó su primera menstruación se fue a vivir con su pareja.

“Yo me fui con él pensando que iba a mejorar y salir de la pobreza en que vivía con mi familia, pero me equivoqué. Ahora vivo más pobre que antes con dos hijos a cuestas”, platicó.

Su pareja trabaja, en ocasiones, en la construcción como chalán. A veces trabaja, a veces no y ya le gusta tomar mucho alcohol y en eso se gasta el dinero. “Y yo tengo que salir a trabajar todos los días para darle de comer a mis hijos, comprar su leche, pan, frijoles, chile y tortillas".

¿Tomas anticonceptivos para ya no tener más hijos?, le pregunté. Me respondió que no, que su esposo no la deja, pero él tampoco se cuida. “Espero no tener otro, pero sólo Dios sabe'', dice resignada.

Ella comenta que no pagaron por ella, en su comunidad ya no se acostumbra. “Sólo escuchaba a mis padres que ese muchacho estaría bien para mi esposo”. “La que me presionaba para tener un hombre era mi abuela. Para mi abuela los 12 años es una buena edad para tenerlo. Y así empecé a sonreír al que ahora es mi pareja, a platicar poco y un buen día me dijo que me fuera con él y así lo hice.

Ahora me arrepiento, agrega Modesta, no terminé ni la primaria, aunque sí se leer y escribir. Mi pareja es violenta y en ocasiones me pega, sobre todo cuando está borracho. Yo le digo a mi mamá lo que me pasa y para ella es algo normal. Mi papá siempre le pegó.

¿Estás enamorada de tu pareja, lo quieres?, no sé, responde pensativa. No sé qué es estar enamorada. Al principio me regaló cosas o dulces, me gustaba su compañía, será eso amor, sonríe nerviosa .

También reconoce que en su comunidad hay mucha violencia, muchas familias no mandan a sus hijos a la escuela, hay mucho trabajo infantil y abuso sexual.

Modesta platica que estas uniones son frecuentes en su comunidad y forman parte de los grupos que venden artesanías, así como muchos que piden limosna. Se mueven en la Roma, Juárez, Condesa, corredor Reforma, Insurgentes, cruceros de la colonia Cuauhtémoc.

Vargas Ayala destacó que los hombres siguen golpeando a las mujeres. Son muy marcadas las diferencias entre niños y niñas. Las mujeres tienen toda la responsabilidad de las casas y de los pequeños, mientras los niños desde temprana edad salen a vender a las calles. El machismo está a todo lo que da, como su forma de crianza.

Uniones entre adolescentes aumentan cifra de mujeres en situación de calle, acaban pidiendo limosna junto con sus hijos, revela CIDES. Foto Sergio Vázquez | La Prensa


Congreso local cerró vacíos jurídicos

En febrero del año en curso, el Congreso local cerró vacíos jurídicos en el Código Civil que limitaban la estricta prohibición del matrimonio infantil en la Ciudad de México y dispuso el cese en sus funciones de jueces del Registro Civil que autoricen el trámite teniendo conocimiento de que uno o ambos contrayentes son menores de 18 años.

Aun cuando el artículo 148 de la norma establece como requisito para contraer matrimonio que ambos contrayentes hayan cumplido 18 años de edad, permanecían otros que consideraban supuestos casos de excepción en los que se dispensaba el requisito de mayoría de edad.

El dictamen, a una iniciativa de la diputada Elizabeth Guerrero Maya, aprobado por unanimidad de los 53 legisladores presentes en la sesión virtual, derogó además el artículo 93 donde se disponía que para acreditar dicho estado de emancipación por matrimonio no se requiere que el Registro Civil expida certificación alguna, sino que era suficiente el acta de matrimonio.

Con esa reforma, en la Ciudad de México avanza en el cumplimiento de la agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que obliga al Estado Mexicano a prohibir el matrimonio infantil, entendido como aquel en el que se encuentra involucrada una persona menor de 18 años.

De acuerdo a datos del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), dados a conocer en noviembre del 2020 en México, el matrimonio infantil ha disminuido, ya que mientras el 23.6% de las féminas nacidas entre 1964 y 1968 se casaron o unieron antes de los 18 años, para quienes nacieron entre 1994 y 1999 esta proporción fue de 20.5 por ciento.

Aunque otras organizaciones internacionales afirman que en América Latina y el Caribe, el matrimonio infantil y las uniones tempranas permanecen con los mismos indicadores de hace 25 años, en los que una de cada cuatro niñas se casa antes de los 18 años, una cifra más alta que en Oriente Medio y África del Norte

La Unicef señala que el matrimonio infantil y las uniones tempranas constituyen una violación a los derechos humanos de la niñez y son consideradas por el Sistema de Naciones Unidas como prácticas nocivas que afectan gravemente la vida, la salud, la educación y la integridad de las niñas en particular, impacta su desarrollo futuro y el de sus familias, e incrementa la discriminación y la violencia contra ellas.

También menciona que el matrimonio infantil y uniones tempranas son tanto causas como consecuencias del embarazo temprano, de la violencia sexual y de género y se vincula directamente con problemas, como la deserción escolar, la mortalidad materna, la transmisión intergeneracional de la pobreza y en general la limitación a las oportunidades de vida de las niñas y adolescentes.

Prohibición del matrimonio infantil

Desde 2014 a la fecha 26 estados han elevado la edad mínima para casarse; 6 aún siguen otorgando dispensas o establecen una edad entre 14 y 16 años. Por ello, la organización Save the Children invitó a los gobiernos de Baja California, Guanajuato, Nuevo León, Querétaro, Tabasco, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Tlaxcala, Zacatecas a armonizar sus códigos.

Save the Children considera que la existencia de “excepciones” o “dispensas” para permitir el matrimonio precoz, no ha favorecido el desarrollo pleno de niñas, niños y adolescentes; por el contrario, desde hace décadas esta práctica ha significado la falta de acceso a prerrogativas fundamentales como la educación, la protección, la igualdad y no discriminación, vida libre de violencia hacia las mujeres, interés superior de la niñez, y de forma lacerante ha truncado proyectos de vida.

Esta organización de la sociedad civil trabaja para terminar con prácticas nocivas, como lo es el matrimonio infantil. Impulsamos acciones para que las legislaciones estatales incrementaran a 18 años la edad mínima para contraer matrimonio tal como lo establece la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.

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Embarazo, matrimonio y unión temprana

La pandemia de Covid-19 disparó el matrimonio infantil, señala el informe de World Vision. Por falta de ingresos, más familias valoran entregar a sus hijas; México es octavo en América Latina en número de menores casadas.

World Vision México reveló que en México la pandemia ha tenido un efecto devastador en la inclusión de las niñas, niños y adolescentes en los sistemas educativos formales, ya teníamos un problema grave antes de la pandemia con tasas de deserción escolar muy altas en educación media superior que se han ido incrementando alarmantemente en la pandemia, esto va tener una correlación en uniones tempranas y en otras lógicas de explotación muy complejas, sabemos que este fenómeno se va ver incrementado”, alertó.

La Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) resaltó que el matrimonio y las uniones tempranas impactan profundamente en la vida de niñas y adolescentes llevándolas a la desconexión de redes de apoyo, deserción escolar, embarazo temprano, aislamiento social, violencia de género, pérdida de oportunidades laborales, impactos en salud física y salud mental.

Por lo que es necesario evaluar y prevenir las consecuencias de la relación y vinculación entre embarazo, matrimonio y unión temprana, a través de articulación que incluya a todos los generadores de políticas públicas en relación con las infancias.

La organización de la sociedad civil, resaltó que de acuerdo con cifras de UNICEF, 1 de 4 niñas en América Latina y el Caribe se casa o entra en unión temprana antes de los 18 años, fenómeno complejo relacionado con desigualdades de género, pobreza, abandono escolar, violencia y embarazo adolescente.

Juan Martín Pérez García, coordinador regional de #TejiendoRedesInfancia, apuntó que los focos rojos respecto a las uniones o matrimonios tempranos en la región se han agudizado durante el confinamiento, algunos de ellos derivados de la violencia sexual, y desafiando a los estados a garantizar una pronta respuesta.

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