El Miércoles de Ceniza es una de las tradiciones de la Iglesia Católica más conocidas. Con esta fecha se da inicio a la Cuaresma, un tiempo penitencial que nos ayuda a disponernos espiritualmente para la fiesta de la Resurrección de Jesús.
Este día los creyentes reciben ceniza como señal de arrepentimiento y compromiso de reconciliación, de cara a la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Pero, ¿sabes de qué está hecha la ceniza que se coloca en la frente de los fieles?
Usualmente, las palmas benditas del Domingo de Ramos son resguardadas y quemadas en las parroquias para utilizarse el Miércoles de Ceniza. Las palmas son colocadas al fuego y pasadas por un colador para obtener ceniza fina.
La Arquidiócesis de México dice que recibir la ceniza no es necesario para la salvación, es decir, es un signo importante, valioso y con mucho significado mientras se realicen los actos penitenciales que SÍ son obligatorios porque son mandados por la Iglesia, por lo tanto, si no tomas la ceniza, no pasa absolutamente nada, pero si no hacer el ayuno y la penitencia, además de desobedecer la Iglesia, manifiestas que no quieres vivir plenamente la Cuaresma.
De acuerdo con esta información, tras ser pronunciada la oración de bendición de las cenizas y asperjarlas con el agua bendita, sin decir más el sacerdote se dirigirá a los presentes para expresar, a una sola voz y para todos los fieles, la fórmula del Misal Romano: “Conviértanse y cree el Evangelio”, o bien, “Polvo eres y en polvo te convertirás”.
Acto seguido, el sacerdote deberá limpiarse las manos y colocarse la mascarilla cubriéndose adecuadamente boca y nariz. Posteriormente, impondrá la ceniza a cuantos se acerquen a él. Si es oportuno, él se acercará a los fieles que estén de pie en su lugar, tomará la ceniza y la dejará caer sobre la cabeza de cada uno sin decir nada.
Con información de Desde la fe
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