Ciudad de México.- El Presidente de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina (UFIC), Isidro Pedraza Chávez, reconoció la Reforma al Sistema de Pensiones acordada entre el sector empresarial y sindical junto con el Presidente Andrés Manuel López Obrador; sin embargo, aseguró que es insuficiente al excluir a más de 8 millones de jornaleros agrícolas quienes carecen de un salario mínimo profesional; la mayoría no cuentan con seguridad social y, por tanto, no acceden a una jubilación.
“Si partimos de que la inmensa mayoría de los trabajadores del campo son contratados como eventuales, ello implica que carecen, en su mayoría, de Seguro Social pues más del 95% de ellos son considerados estacionales, no acumulan antigüedad, derechos laborales o prestaciones mínimas de Ley Federal del Trabajo como lo es la incorporación al IMSS”, subrayó.
Dejó en claro que aún con carácter eventual, sería posible proporcionarles Seguro Social para que acumulen cotizaciones y puedan gozar de los derechos de jubilación y pensión por edad o por enfermedad, sin embargo, ello no sucede al cien por ciento.
De acuerdo a cifras del IMSS sobre patrones, existen 31,431 empleadores en agricultura, ganadería, silvicultura, pesca y caza, los cuales pueden otorgar Seguro Social sin limitaciones a sus trabajadores, pero no han querido porque privilegian los intereses de los grandes productores.
Al no comprometerse el IMSS ni el Estado con esta población de trabajadores, se carece de estadísticas reales sobre el índice de enfermedades y accidentes en el trabajo, sobre la prevención de riesgos o vigilancia para la aplicación de medidas de seguridad e higiene, indicó el dirigente de UFIC.
Afirmó que los jornaleros agrícolas migrantes del país se componen en un 30 por ciento de población indígena; son hombres y mujeres que se mueven con su familia en busca de los medios de subsistencia. La pobreza los expulsa de sus comunidades y el arraigo al campo los mantiene en la actividad agrícola.
Regularmente, precisó, se integran a las rutas migratorias como son la del pacifico, centro, golfo y sureste.
En la Ruta del Pacifico que comprende los estados de Sinaloa, Sonora y los estados de Baja California, participan trabajadores agrícolas procedentes del centro y sur de la República; fundamentalmente de Guerrero y Oaxaca.
Esta es la más importante por la movilidad y el volumen de trabajadores que atrae así como por el contraste socioeconómico entre trabajadores y empleadores.
La producción agrícola de estos grandes emporios agroindustriales se destina principalmente al mercado internacional y en la producción participan grandes agricultores que fungen como empleadores de trabajadores agrícolas empobrecidos, indígenas migrantes y personas en extrema pobreza.
La Ruta del Golfo integrada fundamentalmente por Tabasco, Veracruz y Tamaulipas recibe población jornalera de los estados de Oaxaca, Hidalgo, Veracruz y Puebla.
En tanto que la Ruta del Centro comprende los estados de Jalisco, San Luis Potosí, Guanajuato, Zacatecas y Chihuahua e incluye manos de obra de los estados de Puebla y Morelos mientras que la Ruta del Sureste comprende los estados de Chiapas, Yucatán y Tabasco.
Los estados del país que mayor número de trabajadores del campo registran son Sinaloa, Sonora, Jalisco, Veracruz y Chihuahua. Sobresaliendo Guerrero, Oaxaca y Michoacán como estados expulsores de mano de obra para las actividades del campo.
Otro fenómeno que se encuentra en esta actividad del sector primario es el trabajo infantil, dijo Isidro Pedraza Chávez.
Con cifras disponibles a la fecha de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, se tienen registrados a 8 millones 133 mil 636 personas que integran la población jornalera (trabajadoras, trabajadores y sus familias); de ellos un millón 177 mil tienen de cinco a 11 años, edad en la que comienzan a participar en labores del campo, es decir, 14.47% del total.
De este sector de población infantil, 41 mil 692 declara no asistir a la escuela lo que posibilita con mayor frecuencia su incursión en dicha labor.
La presencia de trabajo infantil en el caso del trabajo jornalero agrícola refleja un mercado laboral donde la demanda es intensa y al cual acuden familias enteras donde los infantes son privados de su derecho al estudio, perpetuando su condición de pobreza.
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