Ciudad de México.- El invento que Carlos Cano creó en el 2009 con la llegada del H1N1 no vio la luz cómo él lo tenía planeado debido a que la corta duración de la contingencia, pero diez años después se volvió popular con el Covid-19 antes de recibir la patente que tramitó en enero del 2020, ya que los plagios no se hicieron esperar cuando compartió su creación en internet.
Una pulsera contenedora de gel antibacterial, útil para el uso constante y práctico, con la finalidad de prevenir contagios al mantener limpias las manos tras el contacto con los objetos y al transitar en las calles, vio la luz a manos de personas que copiaron el invento, sin dar crédito ni regalías al inventor original.
El Ingeniero industrial y en sistemas, quien lleva más de 10 patentes registradas en México y en otros países asegura, “me he dedicado a hacer cosas nuevas y me interesa contribuir a que el mundo viva mejor, enero febrero que el Covid-19 empezaba y ya daba señales de que sería algo muy grande y a nivel mundial, fue que empecé a rediseñar todo e hice esta pulsera, que fuera reutilizable, que cualquier persona la pudiera usar”.
Con algunas modificaciones a la creación inicial y tras realizar los trámites correspondientes ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), al ver el cierre de las dependencias, al inventor se le ocurrió abrir un sitio de internet para incentivar a otros inventores a verter sus ideas a cambio de las respectivas regalías.
Plagio y necesidad
“Mi misión es que la tuvieran todos en su mano, para evitar el contagio, porque solo de esa manera se puede combatir esta enfermedad, si todos tenemos mascarillas y estas pulseras, eliminamos en gran medida el riesgo de contagio”, comentó en entrevista para La Prensa, Carlos Cano.
El también ingeniero, sabía que tenía que actuar rápido para colocar el producto, aunque el impacto en internet no tuvo el impulso que imaginó, “el efecto fue raro porque copiaron la pulsera, nadie fue capaz de pagarme el uno por ciento de regalías, el objetivo era ofrecerla al gobierno o a las compañías y repartirla a la ciudadanía para que la recibieran gratis a nivel masivo”, platicó.
Cano confiesa que, aunque “se perdió un poco el foco, fue bonito porque de alguna manera, la gente la comenzó a usar y lo importante es que se convierta en un artículo básico, así como traer el tapabocas, traer la pulsera con gel que recargas en casa y te dura todo el día cuando sales, y lavas de forma muy práctica y discreta”.
La pulsera que tiene capacidad de 10 reservorios y cuenta con espacio publicitario, no solo salva la vida de quienes la usan al quedar protegidos tras el contacto, sino que, además generan un sustento económico para quienes las fabrican y venden, lo que significa parte de su plan, que en concuerda con las recomendaciones de permanecer en casa, según palabras del inventor.
Las copias de este invento que, incluso ha llegado a otros países, y una vez liberada la patente, se podrá actuar legalmente ante quienes incurrieron en un plagio, aunque comentó que “a algunos ya se les envió una carta de que probablemente estén incurriendo en un delito y que tendremos que ponernos de acuerdo en regalías.
Las respuestas en algunos casos han sido favorables, pero en otros no ha contado con la disposición de la gente que ha copiado su invento, el ingeniero sabe que la ley actuará sola en caso de que se viole la patente que le pertenece a él.
Cano prefiere no distraerse del propósito fundamental de su invento, “lo interesante es que es un producto que puede salvar vidas y que no es de alto costo y se puede distribuir fácilmente a todos y ayudar a que las diferentes ramas se vuelvan a activar”.
Ingreso familiar, sin salir de casa
Aunque la producción de estas pulseras actualmente es de alto volumen, Carlos Cano sabe que congregar a las personas al interior de una fábrica no es lo más recomendable, por lo que han encontrado una forma segura en la elaboración por familias, quienes instalan en su casa un espacio adecuado, reactivando su economía.
“La forma correcta que hemos encontrado es que nosotros compramos todo, llevamos toda la logística y compramos la materia prima, las pulseras, los broches, el gel y los velcros con una instrucción de cómo funciona”, dijo Carlos, motivando a otras familias a generar estas pulseras como una alternativa de ingreso.
Durante la elaboración de este invento de plástico, tuvo contacto con varias personas que durante la contingencia no contaron con una entrada de dinero, “estaban desconsolados, no veía ninguna esperanza y de repente ya tienen la posibilidad de fabricar nuestras pulseras y ya las pueden vender por su cuenta o, nos las pueden vender a nosotros y empiezan a tener un ingreso y una actividad”, contó.
El ingeniero es consciente de que este proyecto ha abierto diversas oportunidades, inicialmente convertirlo en un básico de la seguridad anti contagio, así como el esquema de fabricación por grupos cercanos o familiares y dependiendo los pedidos programados, pueden alcanzar una producción de 20 mil semanales.
A pesar de que ha contactado con diferentes instancias gubernamentales, entre ellas las de Salud y de Educación Pública, para repartir a usuarios y estudiantes de manera gratuita esta forma de protección, no ha tenido respuesta de ninguna de ellas.
El costo del producto puede variar hoy en día entre los 20 y los 35 pesos, ya que no tiene todo el control debido a las copias que se han generado, pero sabe que la calidad cuenta mucho ya que permite que se recargue y tenga una durabilidad útil para los usuarios, se pueden tener más detalles de la pulsera en su página www.pulsegel.com, también para las personas interesadas en producirlas.
Llamado a la iniciativa privada
La pulsera que hace 10 años era de un solo uso, ahora también se ha vuelto una alternativa para que las empresas fomenten el cuidado a la salud dentro de esta nueva normalidad, sin que, también puedan ofrecer el producto a sus clientes o visitantes para mantenerlos seguros dentro de sus instalaciones.
La producción de las pulseras que las marcas llegan a requerir, tiene varias implicaciones en una economía que van cadena, ya que los clientes de las empresas que las otorguen, llevarán el logo en todo momento, al portar con ella en su vida diaria y estarán protegidos, pero también darán trabajo a las familias que se dedican a la maquila de las mismas.
Para Carlos Cano, sería de gran utilidad, para mantener a la sociedad a salvo, “que las autoridades evaluaran esta pulsera como un elemento básico que la población debería aportar igual que el cubrebocas, tú te puedes proteger con el cubrebocas pero cuando te subes a un transporte público cuando abres una puerta te puedes contagiar y no te puedes lavar las manos rápidamente al ir supermercado y con la pulsera es muy fácil.
Asimismo, el inventor asegura que existe total apertura para que las pulseras se fabriquen a modo de que pueda recibir las regalías correspondientes a autoría de su creación, por lo que invita a los interesados a conocerlos y contactarlos en la página www.pulsegel.com.
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