Y al día siguiente...
"Estoy feliz...feliz...feliz...” Y casi tarareó mientras sonreía ayer el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Apareció sensiblemente retrasado. Raro en él. Quizá ajustar detalles al encuentro con integrantes de las familias LeBarón y Langford le consumió más tiempo del previsto. "Serán unos 30 integrantes de las familias enlutadas las que recibirán toda la información, detalles de la averiguación de este terrible asunto. El Gabinete de Seguridad y el Fiscal General de la República disiparán cualquier duda que abriguen estas personas. Nosotros no ocultaremos nada…"
Estaba feliz...feliz...feliz...Huella de la asoleada de la víspera -más de dos horas en el Zócalo- eran visibles en su rostro.
"Mi único amo es el pueblo. Señor gobernante el pueblo. Lo llamo pueblo porque así lo denomina nuestra Constitución. Hubo quienes procuraron mudarlo por el vocablo ‘sociedad civil’. ¡Bah! En el fondo, aquellos desdeñaban al pueblo. Lo observaban pigmeo. Carente de estatura que justificara darle atención.
"Yo no ando con rodeos. Lo dije en el Zócalo. Cuando al pueblo le informé. El pueblo me ha sacado a flote. Cuando ya me desaforaban. Cuando -¡increíble!- Vicente Fox urdió cuanto pudo con la intención de macular mi buen nombre, encarcelarme y "fichado" anular mi posibilidad de ser candidato a la Presidencia de la República (en 2006)… El pueblo me salvó...
Tez llena de sol. Entusiasmo renovado. "Y eso que no leí todo lo que escribí. Tuve que sintetizar temas. Hacía mucho calor. Pero no se fue nadie. Y a la hora final el pueblo marchó satisfecho.
"Se construye una Democracia. No una Dictadura. En la Democracia no hay censura, ni línea a informadores. Jamás solicité una entrevista. Nunca pedí una mención en tal o cual noticiario. Viví el nerviosismo de un conductor que me llevó su programa.
Y relató: al concluir el primer "bloque" un telefonazo lo puso ante la disyuntiva: O suspendía nuestro diálogo o lo echaban a la calle. Era un manojo de nervios. Se deshacía en disculpas. "No te preocupes. No pasa nada. Gracias", le dije.
"Nunca pasó por mi mente pedir el relevo de un reportero. Me culpan tanto. De tantas cosas. Creo que soy el hombre más calumniado de México. Nada de rencor. Tranquilidad de conciencia”.
La falta de seguridad -asignatura pendiente- atrajo su atención. "A todos toca participar en la cruzada por la justicia, por la paz. La responsabilidad recae en la autoridad más elevada. Y de ahí parte una cadena que tiene que ver con autoridades honestas, trabajadoras, eficientes.
"Hay que seguir el ejemplo de Claudia Sheinbaum. La Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, madruga, se desmañana. Se reúne con un equipo de seguridad. Semana a semana, Claudia me entrega un reporte de su cruzada contra el delito.
Anima ver que desciende el número de homicidios. Y la cifra del robo de automóviles, también.
"Sé de gobernadores que no madrugan. Que no se levantan temprano. Que no prestan a este problema la intensa atención que demanda. No voy a mencionar a ninguno. No soy delator. Cuenta mucho saber qué policía tiene este municipio. De qué origen. Si reciben buena paga. Si no la tienta el delito. Si recibe buen trato, entrenamiento y armas. ¿Vive en un buen cuartel? Pues no es justo olvidar que hasta hace muy poco la Policía Federal se alojaba en donde se podía...Así, imposible.
El Presidente criticó duramente a personas que forman en su movimiento político quienes atacaron y agraviaron a reporteros. "¡Eso no... Eso no...! Exigió.
Este fin de semana lo destinará a vivir en una plataforma petrolera. Campeche y Tabasco. Supervisión de la explotación en aguas someras. Y en las profundidades del mar. Ayer. Un día después.