Los productos de la canasta básica en lo que va del año registran un incremento de más del 80%, alertó la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) al advertir que la inflación no cede pese a la cuarentena y la canasta básica ya es inalcanzable para muchas familias.
Entre los productos de primera necesidad que han registrado los mayores incrementos, el monitoreo de precios realizado por ANPEC detectó el aumento de 18.56% en arroz; 11.44 en frijol, 15% lentejas; 2.26% avena; 33% azúcar; 13.85% naranja; 45.83% chile serrano, 16% cárnicos (bistec de res) y 9% pollo.
La ANPEC advierte también el incremento de 7% en gasolinas, lo que provocó que la inflación se disparará en mayo 2.84%, y la consecuente escalada de precios de los productos de la canasta básica, que de enero a mayo registra un incremento acumulado de más del 80%, pese a la contingencia por COVID-19.
“Las familias mexicanas enfrentan un alza generalizada de precios en los productos de mayor consumo de la canasta básica y, más grave aún, es la expectativa de desabasto de frutas y verduras, que están carísimas, de mala calidad y resultan prohibitivas para el consumo familiar, síntoma inequívoco de un desabasto por venir debido al factor estacional, de producción derivado de la pandemia, circunstancias que han fragilizado y sometido a gran presión a la cadena suministro”, comentó Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC.
Mencionó que la pérdida de empleos siguió en ascenso en mayo, perdiéndose 344,526 empleos formales, que sumados a los que se perdieron en marzo (130,593) y abril (555,247) dan más de un millón de empleos formales perdidos.
Se hace sentir cada vez con más fuerza la pérdida de ingresos en los hogares mexicanos, adelgazando su poder de compra, resultando todo un lujo llevar a las mesas del hogar arroz, frijol, chile, tortillas y ni qué decir del atún, apuntó al señalar que estos precios prohibitivos convierten los productos alimenticios en un verdadero lujo.
Criticó que existan señales encontradas en el proceso para entrar a la llamada “nueva normalidad”, que más bien debería llamarse “nueva anormalidad”, sobre todo cuando el pico de la pandemia no muestra ningún descenso, el semáforo se encuentra en rojo y la autoridad llama a la reactivación, anteponiendo criterios económicos a la salud de la población.
“Vamos a esta nueva normalidad sin protocolos claros ni definidos para el ámbito laboral, en movilidad, consumo, educación socialización y esparcimiento”, alertó Rivera al señalar que pese al panorama adverso que muestran las cifras de la pandemia, con más de 140 mil infectados, el país se abalanza a la reactivación en caída libre.
JLP