La pasión por la química que lo llevó a descubrir una de las aportaciones más revolucionarias del siglo XX, inició por un libro en las manos del adolecente nayarita Luis Ernesto Miramontes Cárdenas, un inventor prolífico con al menos 64 patentes registradas, entre ellas el de la píldora anticonceptivas. Es la Universidad Nacional Autónoma de México quien rememora la importancia de la trayectoria del egresado y docente de la Facultad de Química.
Es en voz de Octavio Miramontes Vidal, hijo del ingeniero químico graduado durante la década de los cuarenta en la máxima casa de estudios, que la máxima casa de estudio recuerda parte de la importante trayectoria de Miramontes Cárdenas, quien dejó su natal Tepic en la década de los 40 para viajar a la capital del país y tomar clases en la Escuela Nacional Preparatoria, cuando todavía se ubicaba en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.
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Es Octavio, uno de los diez hijos que procreó el reconocido científico y docente de la UNAM, quien narró cómo fue que en su padre surgió este interés por la ciencia, “era aún adolescente, cuando en sus manos cayó un libro que sería un llamado a la vocación: Cazadores de microbios, de Paul de Kruif, texto en cuyas páginas se narra la historia de aquellos científicos que, al crear las primeras vacunas, no sólo salvaron millones de vidas, sino que transformaron al mundo”.
Miramontes buscaba hormonas de actividad sexual
El también investigador, pero del Instituto de Física de la UNAM, recordó el relato de su padre quien supo que inspirado por la lectura del libro de Kruif, “sabía que estudiaría algo que algo que mezclara biología y farmacéutica y que, además, fuera benéfico para la gente. Con ese objetivo se inscribió en la carrera de Ingeniería Química, en la Universidad Nacional”.
Miramontes nació en Nayarit en 1925, creció en el seno de una familia de escasos recursos, siendo su tía, una profesora rural, quien fomentó en él sus primeros acercamientos a las matemáticas, la lectura y a conocimientos que lo hacían soñar con que había un mundo por descubrir allá, afuera.
El compromiso firme del joven universitario por temas o actividades científicas con impacto positivo en la comunidad lo llevaron lo llevaron a concretar, con apenas 26 años, uno de los hallazgos más importantes de la medicina moderna: la síntesis del compuesto base del primer anticonceptivo oral sintético femenino, aporte que traería consigo una revolución que va más allá de lo social.
Por ese entonces la empresa Syntex, creada por extranjeros, se había asociado con el Instituto de Química de la UNAM para que algunos de sus estudiantes más talentosos fueran a sus laboratorios y apoyaran o hicieran investigación. Mi padre entró como asistente al proyecto de síntesis de esteroides, particularmente de productos relacionados con hormonas de actividad sexual
Octavio Miramontes Vidal, hijo de Luis Ernesto Miramontes Cárdenas y también egresado de la UNAM
Píldora anticonceptiva, la importante contribución revolucionaria de Miramontes
A seis décadas de distancia de la aportación científica más importante de Miramontes su importancia es todavía aun mayor, pues de acuerdo a cifras de la World Family Planning 2022 de Naciones Unidas, se calcula que en la actualidad alrededor de 150 millones de mujeres usan la píldora anticonceptiva como método de planeación familiar. Por esta y otras razones, la píldora anticonceptiva de Miramontes es para Academia Mexicana de Ciencias la contribución más importante de México a la ciencia del siglo XX.
Paradójicamente, recuerda Octavio Miramontes, Syntex estaba interesada en el barbasco, un tubérculo endémico de Veracruz y Oaxaca, que es fuente natural de hormonas, “la encomienda de mi padre era obtener moléculas de dicho vegetal a fin de reforzar el embrión a la matriz y evitar abortos espontáneos, pero en 1951 terminaría sintetizando una sustancia esteroide llamada noretisterona, a la cual se le hallarían propiedades anticonceptivas”.
Esto último sorprendería a todos, incluso al entonces joven de 26 años, quien en una entrevista para el libro Laboratorios en la selva confesaría: “Sabía que tendría actividad oral, pero no imaginaba que todo lo relacionado con la píldora sucedería a causa de estos experimentos”.
El trabajo de Miramontes Cárdenas hizo posible que en octubre de 1961 comenzara a venderse en Estados Unidos la primera píldora anticonceptiva sintética. “El impacto social de esto tuvo alcances globales. Las mujeres ahora tenían mayor control sobre su sexualidad y podían planear cuántos hijos querían”, comentó Octavio Miramontes.
El descubrimiento de Miramontes influyó en la revolución sexual de los años 60, en el control de la natalidad y reforzó la lucha de las mujeres por sus derechos reproductivos.
“Y todo empezó con un libro. A mediados del siglo XX, la Oficina de Patentes de EU seleccionó al anticonceptivo oral como una de sus 40 patentes más importantes y en su listado colocó el apellido Miramontes Cárdenas junto al del más famoso de los “cazadores de microbios”, recordó el orgulloso descendiente del quizás más importante científico mexicano.
Miramontes, padre de diez hijos y de más de 64 patentes
Luis Miramontes, padre de diez hijos, También fue un inventor prolífico: obtuvo 64 patentes que podrían ser más, pues de 1950 a 1970 no se accedía de forma fácil a los registros de patentes mexicanas. Además, dejó huella en la química farmacéutica, agrícola y atmosférica.
Además, asesoró al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en sus primeros años, colaboró en comisiones para analizar problemas como la escasez hídrica y se relacionó con empresas del Estado productoras de fertilizantes y sal. Preocupado por la contaminación ambiental, trabajó en convertidores catalíticos para automóviles y, como subdirector en el Instituto Mexicano del Petróleo, realizó investigación petroquímica.
Su vida estuvo marcada por el orgullo y amor hacia la Universidad Nacional, en donde fue uno de los primeros investigadores de tiempo completo contratados en la recién inaugurada Ciudad Universitaria. También impartió clases en la Facultad de Química durante décadas.
“En la UNAM se realizan actividades de primer nivel que se traducen en acciones benéficas para el país. Ejemplo de ello es el legado de Luis Miramontes, la síntesis del primer anticonceptivo oral, que trajo consigo una revolución en las estructuras sociales”, subrayó Octavio Miramontes.
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