La Arquidiócesis Primada de México notificó que hoy arribó a la Ciudad de México el cuerpo del padre Jorge Ortíz-Garay, procedente de Nueva York, Estados Unidos, en donde falleció por complicaciones derivadas del Covid-19.
El sacerdote Ortíz-Garay estuvo asignado a la Diócesis de Brooklyn y Queens, donde desempeñó el ministerio de su vida: reunir a la comunidad mexicana e hispana en torno a Santa María de Guadalupe, a través del proyecto llamado Ministerio Mexicano.
En un comunicado, la sede eclesiástica capitalina detalló que los restos del sacerdote llegaron a al ciudad de México, a fin de ser sepultado en la capital del país, tal y como fue su última voluntad.
El P. Jorge Ortiz-Garay fue traslado al Hospital Central de Brooklyn el 23 de marzo pasado, en donde le diagnosticaron Covid-19; cuatro días después, el 27 de marzo, falleció por complicaciones derivadas del coronavirus, siendo en ese momento el primer sacerdote mexicano en fallecer por esta enfermedad.
Ese día la familia inició los trámites ante las autoridades mexicanas para reclamar el cuerpo y solicitar su repatriación a México. Después de 40 día se logró el permiso correspondiente para la salida de los restos mortales del sacerdote.
La Arquidiócesis Primada de México informó que la familia agradece a la Diócesis de Brooklyn y al gobierno de Nueva York por acceder a las peticiones del gobierno mexicano para que el cuerpo fuera traído a México.
Ortiz-Garay nació en la Ciudad de México en 1970; muy joven viajó a Italia y después a Estados Unidos para estudiar simultáneamente en los seminarios Redemptoris Mater, de Camino Neocatecumenal, y Seton Hall, en Nueva Jersey.
En mayo de 2004 fue ordenado sacerdote y cinco años después fue enviado a la Diócesis de Brooklyn y Queens, en Nueva York, donde desempeñó el ministerio de su vida: reunir a la comunidad mexicana e hispana en torno a Santa María de Guadalupe, a través del proyecto llamado Ministerio Mexicano.
El Padre Ortíz-Garay será sepultado en un panteón de la Ciudad de México, con la presencia de sus padres y hermanos, y el acompañamiento espiritual de miles de mexicanos e hispanos migrantes que, desde Estados Unidos, le agradecen acercarlos a Jesucristo a través de la espiritualidad de Santísima Virgen de Guadalupe.
JLP