"Corre hijo por favor corre lejos y rápido, salvate tu y tus tíos yo aquí me quedo con mi mamá, pero tú corre": Alejandro Lagunas un hombre de 53 años de edad, relató para LA PRENSA los momentos de terror que vivió mientras manejaba su automóvil en compañía de su hijo y de su mama cerca de una gasolinera.
"Las calles de todo Acapulco son un caos el paso en auto y a pie es casi imposible, parece que estamos en la guerra y que retrocedimos como 100 años en inteligencia, parece que la gente ya no razona y no entiende la situación en la que nos encontramos, están como animalitos nada más viendo que saquear.
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Para saber cómo estan nuestros familiares agarramos el carro y nos fuimos a buscarlos, tuvimos perdidas materiales pero afortunadamente no perdimos a nadie.
Trajimos a unos familiares que perdieron su casa con nosotros, veníamos en el coche cruzando por una gasolinera que estaba llena de gente amontonada que con mangueras y tubos extraían la gasolina.
No había orden y solo se empujaban los unos contra los otros, y entre la pelea los sujetos que hacían el huachicol que llevaban botes, garrafones, botellones y botellas de agua produjeron una chispa y un flamazo.
Ante eso la gente salió corriendo en todas direcciones abandonado sus garrafas llenas de hidrocarburo mientras gritaban se quema se quema corran.
La camioneta con batea que estaba frente a mi al escuchar a la gente y verla correr rápido se salió de la calle, se subió al camellón y se fue a toda velocidad.
Yo, me asusté muchisimo y solo me quedo decirle a mi hijo "corre hijo por favor corre lejos y rápido, salvate tu y tus tíos yo aquí me quedo con mi mamá, pero tú corre, vete.
Mi hijo rápido se bajó del auto y ayudo a sus tíos a bajar, ellos todos corrieron rápido y salieron de mi vista.
Dije, pues ya si me toca me toca, no hay nada que hacer dios sabe porque hace más cosas.
Afortunadamente no paso del flamo, pero rápido como nada voló la gente regreso a seguir ordeñando la gasolinera pero también empezaron a pelear por los botes que habían dejado, y la gente como animales comenzaron a gritarse y a pegarse, por eso me aleje como pude lo más rápido.
Mientras avanzaba rápido buscaba a mis familiares, la desesperación me invadió rápidamente al no encontrar a mi hijo y la falta de comunicación y de Ted no me permita llamarle, estaba sufriendo usando por fin lo vi por la orilla del camellón y junto a el mis otros familiares.
No me interesó quien estuviera atrás de mi, detuve el auto, me baje y abracé a mi hijo, tan fuerte como nunca antes lo había abrazado feliz de verlo sano y salvo, sin ningún rasguño.
No estábamos muy lejos de la gas, cuando se escuchó una fuerte explosión, no se si fue por la gasolina como antes o si habría sido otra cosa, pero definitivamente fue otra de las peores experiencias y sensaciones de mi vida después del huracán.
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