La Arquidiócesis de México convoca al pueblo en general, que en este tiempo de emergencia sanitaria por el Covid-19, actuar de manera precisa, responsable y organizada en la sociedad, para no tener un accidente como grupo humano, para que no colapsen las diferentes instituciones que atienden la vida en este país.
Ante este panorama propuso no sólo a los feligreses católicos, sino a toda persona de buena voluntad, una estrategia, basada en lo anterior mencionado, delineada en cuatro semanas. Asimismo, reconoció que en la cuarta semana de cuarentena, en México al menos la mitad, tendrá una economía “reventada”.
En el editorial “Cuatro estrategias contra el COVID-19” publicado en la revista católica Desde la Fe, sugiere que en la primera, “¡protégete y protege a los demás!”. Las autoridades sanitarias han insistido en la importancia de mantenernos en casa y no caer en acciones imprudentes, y son recomendaciones que no debemos pasar por alto en los días por venir.
“Si por mi trabajo tengo que salir de casa porque no tuve la fortuna de recibir ningún adelanto de sueldo, porque no se me va a condonar ningún pago que tengo que hacer mensualmente o porque llevo el sustento del día a mi familia, entonces, es necesario que los cuide, así como veo por su alimentación y sustento, así debo resguardarlos de contagios y no exponerlos”, indicó.
La iglesia capitalina destacó que eso se debe observar estrictamente quienes tienen familiares ancianos. “Puede ser que yo me sienta joven y sin miedo al contagio, pero las personas mayores tienen otras complicaciones que podrían exponerlos de más”, señaló.
En la Segunda Semana, propone “¡Organízate!”. El no salir de casa implica una estricta lista de labores cotidianas, no se puede pensar que quedarse en la misma es pasar todo el día descansando, viendo televisión o internet.
“Debemos ser sumamente responsables de las actividades que realicemos, dar un tiempo al estudio, otro a las tareas de casa, otro tiempo más a ejercitarnos física y espiritualmente, convivir con la familia de una manera sana, encomendándonos siempre a Nuestra Madre la Virgen María”.
Tercera semana: “¡Ten Esperanza!”. “Para los fieles cristianos ésta será la Semana Santa, ahora transmitida por diferentes medios, será también un tiempo de vivir la Esperanza, es lo que mantiene a los cristianos: saber que Cristo venció la muerte.
En la cuarta semana: “¡Sé Solidario!”. La semana de la Misericordia, de la Solidaridad. Si bien la ayuda entre nosotros debe darse siempre, será de vital importancia entender que muchas personas, en México al menos la mitad, tendremos una economía “reventada” por todo lo que enfrentamos en estos días, es por eso que acciones de solidaridad bien organizada futuro, nos ayudarán a levantarnos de manera conjunta y no cada quien por su lado.
En este momento no necesitamos “adivinar” el futuro sino actuar correctamente en el presente para forjar el que deseamos, con las acciones del día de hoy. Ya lo afirmaba el filósofo francés Maurice Blondel: “el futuro no se prevé, se construye”.
La sede eclesiástica capitalina destaca que existe una materia interesantísima que lleva por nombre “La Previsión Humana y Social”, creada por Eleonora Barbieri Masini, a quien se le ha considerado “el alma de los estudios sobre el futuro”; consiste en una seria reflexión científica sobre los acontecimientos de la vida humana, de la historia de los pueblos y del deber que tenemos de cuidarnos como especie y cuidar al mismo planeta, considerándolo como la casa común en la cual vivimos.
Esta asignatura parte a su vez de un principio básico acuñado por el francés Gastón Berger: “cuanto más rápido va un auto, más lejos deben de alumbrar sus faros”, que se refiere a los cambios que la sociedad experimenta; así como un auto pide alumbrar más lejos cuando la velocidad aumenta, así la sociedad, cuando los cambios están siendo más veloces, es de vital importancia que prevea el camino a recorrer más adelante, para no sufrir un accidente.
Otro principio de la atención en Emergencias es que hay una proporción en el tema de la prevención de 1 a 1000, que quiere decir que una unidad invertida en prevención, equivale a mil unidades (o más) en momentos de desastres o emergencias sociales.