/ martes 26 de noviembre de 2019

Víctimas de abuso de sacerdote de los Legionarios de Cristo exigen justicia

Hay denuncia canónica ante el Vaticano

Luego de que los Legionarios de Cristo reconocieron, 50 años después de la primera denuncia, que el sacerdote Fernando Martínez abusó de diversos niños en centros educativos de la organización en México, dos de las víctimas que fueron abusadas por ese cura cuando eran niñas, en el Instituto Cumbres de Cancún, Quintana Roo, Biani López y Maria Belem Marquez, exigieron justicia y se presente al cura abusador, quien vive muy cómodamente en una de las lujosas casas de la Congregación, así como a sus encubridores.

En una conferencia de prensa, las afectadas junto con Jesús Romero, también víctima y David Peña, cuestionaron el comunicado dado a conocer por los legionarios de Cristo, donde esa congregación concluyó que el sacerdote Fernando Martínez Suarez abusó de ocho menores entre 1990 y 1993, a su vez encontró que existieron prácticas institucionales o personales que pudieron favorecer o propiciar cualquier forma de abuso o revictimización.

Pero ellos señalaron que no fueron 8 las afectadas, sino muchas más.

Ese grupo religioso inició una investigación en mayo de 2019 a través de agencia internacional Praesidium Inc luego que cantante y conductora Analú Salazar publicó en la página de Facebook “Legioleaks” una denuncia pública en la que relató que el sacerdote habría abusado de ella entre 1991 y 1992 cuando tenía ocho años y estaba en el Instituto Cumbres, en Cancún.

El resultado de la pesquisa confirmó que “el P. Martínez Suárez al menos cometió abusos sexuales contra ocho menores de edad entre 1990 y 1993”.

Frente a ello, la Congregación se comprometió a buscar la reconciliación con todas las víctimas de este caso; colaborar con las instancias civiles y eclesiales; que Martínez no tenga ningún ministerio sacerdotal público; una formación adicional para que los superiores sepan atender a víctimas y denunciantes en el contexto de la aplicación de los estándares de ambientes seguros”.

Anunciaron que hace tres meses ya presentaron una denuncia canónica ante el Vaticano, así como denuncias ante la fiscalía de Quintana Roo, contra la Congregación de los Legionarios de Cristo. Además, exigen que ese tipo de delitos no prescriban.

Peña resaltó que el documento de diez hojas, que pretende ser un esfuerzo de transparencia, termina siendo un detallado resumen de los esfuerzos de la congregación por ocultar el caso durante décadas.

En su testimonio Biani López dijo que ella fue abusada de los 8 a los 10 años y que también fue testigo de abuso contra otras niñas.

A pesar de que las denuncias se acumulaban, entre 1969 y 2016 este sacerdote continuó vinculado a adolescentes y, cuando la situación era insostenible, fue trasladado a Salamanca con otra misión disparatada para un abusador: confesor de novicias y estudiantes, citó la afectada.

La investigación que duró seis meses y que fue llevada adelante por la agencia especializada Praesidium, los Legionarios informaron, que el sacerdote fue objeto de diversas denuncias entre 1969 y 1993, presentadas por exlegionarios, conocidos o familiares de niños de entre 4 y 11 años, en diversos centros escolares del país, entre ellos los Institutos Cumbres de Ciudad de México y de Cancún.

En este último instituto, por ejemplo, Martínez abusa entre 1991 y 1993 de “al menos seis niñas de entre 6 y 11 años”. Se reconoce que Maciel no era el único que sabía.

En 1993, por ejemplo, “el superior territorial se reúne con los padres de familia de las niñas abusadas, les ofrece ayuda psicológica y, según algunos testimonios, promete que el padre Martínez se sometería a un tratamiento y ya no tendría ningún contacto con menores, promesa que posteriormente no se cumplieron”.

Las afectadas lamentaron que ahora los legionarios les carguen todo a Marcial Maciel y Álvaro Corcuera, que ya están muertos y no se reconozca la gravedad actual, donde quizá muchos menores de edad sigan siendo víctimas de abuso por parte de sus integrantes.

Los ponente recordaron que en diciembre de 2016, el actual superior general de la Legión, Eduardo Robles-Gil, trasladó a Martínez a Roma después de escuchar “los consejos” de los directores territoriales.

Pero pasan dos años más y solo en diciembre de 2018 finalmente se “decide iniciar una investigación interna sobre el caso del padre Martínez con el fin de conocer mejor lo que sucedió”.

Citaron que Martínez fue abusado por Marcial en 1954, cuando era un joven de 15 años en el seminario de Ontaneda, en España.

ADM

Luego de que los Legionarios de Cristo reconocieron, 50 años después de la primera denuncia, que el sacerdote Fernando Martínez abusó de diversos niños en centros educativos de la organización en México, dos de las víctimas que fueron abusadas por ese cura cuando eran niñas, en el Instituto Cumbres de Cancún, Quintana Roo, Biani López y Maria Belem Marquez, exigieron justicia y se presente al cura abusador, quien vive muy cómodamente en una de las lujosas casas de la Congregación, así como a sus encubridores.

En una conferencia de prensa, las afectadas junto con Jesús Romero, también víctima y David Peña, cuestionaron el comunicado dado a conocer por los legionarios de Cristo, donde esa congregación concluyó que el sacerdote Fernando Martínez Suarez abusó de ocho menores entre 1990 y 1993, a su vez encontró que existieron prácticas institucionales o personales que pudieron favorecer o propiciar cualquier forma de abuso o revictimización.

Pero ellos señalaron que no fueron 8 las afectadas, sino muchas más.

Ese grupo religioso inició una investigación en mayo de 2019 a través de agencia internacional Praesidium Inc luego que cantante y conductora Analú Salazar publicó en la página de Facebook “Legioleaks” una denuncia pública en la que relató que el sacerdote habría abusado de ella entre 1991 y 1992 cuando tenía ocho años y estaba en el Instituto Cumbres, en Cancún.

El resultado de la pesquisa confirmó que “el P. Martínez Suárez al menos cometió abusos sexuales contra ocho menores de edad entre 1990 y 1993”.

Frente a ello, la Congregación se comprometió a buscar la reconciliación con todas las víctimas de este caso; colaborar con las instancias civiles y eclesiales; que Martínez no tenga ningún ministerio sacerdotal público; una formación adicional para que los superiores sepan atender a víctimas y denunciantes en el contexto de la aplicación de los estándares de ambientes seguros”.

Anunciaron que hace tres meses ya presentaron una denuncia canónica ante el Vaticano, así como denuncias ante la fiscalía de Quintana Roo, contra la Congregación de los Legionarios de Cristo. Además, exigen que ese tipo de delitos no prescriban.

Peña resaltó que el documento de diez hojas, que pretende ser un esfuerzo de transparencia, termina siendo un detallado resumen de los esfuerzos de la congregación por ocultar el caso durante décadas.

En su testimonio Biani López dijo que ella fue abusada de los 8 a los 10 años y que también fue testigo de abuso contra otras niñas.

A pesar de que las denuncias se acumulaban, entre 1969 y 2016 este sacerdote continuó vinculado a adolescentes y, cuando la situación era insostenible, fue trasladado a Salamanca con otra misión disparatada para un abusador: confesor de novicias y estudiantes, citó la afectada.

La investigación que duró seis meses y que fue llevada adelante por la agencia especializada Praesidium, los Legionarios informaron, que el sacerdote fue objeto de diversas denuncias entre 1969 y 1993, presentadas por exlegionarios, conocidos o familiares de niños de entre 4 y 11 años, en diversos centros escolares del país, entre ellos los Institutos Cumbres de Ciudad de México y de Cancún.

En este último instituto, por ejemplo, Martínez abusa entre 1991 y 1993 de “al menos seis niñas de entre 6 y 11 años”. Se reconoce que Maciel no era el único que sabía.

En 1993, por ejemplo, “el superior territorial se reúne con los padres de familia de las niñas abusadas, les ofrece ayuda psicológica y, según algunos testimonios, promete que el padre Martínez se sometería a un tratamiento y ya no tendría ningún contacto con menores, promesa que posteriormente no se cumplieron”.

Las afectadas lamentaron que ahora los legionarios les carguen todo a Marcial Maciel y Álvaro Corcuera, que ya están muertos y no se reconozca la gravedad actual, donde quizá muchos menores de edad sigan siendo víctimas de abuso por parte de sus integrantes.

Los ponente recordaron que en diciembre de 2016, el actual superior general de la Legión, Eduardo Robles-Gil, trasladó a Martínez a Roma después de escuchar “los consejos” de los directores territoriales.

Pero pasan dos años más y solo en diciembre de 2018 finalmente se “decide iniciar una investigación interna sobre el caso del padre Martínez con el fin de conocer mejor lo que sucedió”.

Citaron que Martínez fue abusado por Marcial en 1954, cuando era un joven de 15 años en el seminario de Ontaneda, en España.

ADM