México.- Los grandes fondos de inversión del mundo cambiaron su visión. Ya no les resulta suficiente un negocio rentable, ahora, cada propuesta debe contener criterios que ayuden a reducir la huella de carbono para evitar que el calentamiento global se convierta en un problema sin solución en el corto plazo.
Estos grandes fondos han puesto fechas fatales para dejar de financiar proyectos que generen altas emisiones de dióxido de carbono. Para BlackRock, el fondo más grande del mundo, la fecha de caducidad para invertir en las empresas altamente contaminantes es 2050, según anunció su CEO global, Larry Fink en enero de este año.
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Otros bancos estadounidenses, como Morgan Stanley y Wells Fargo, Bank Of America, Goldman Sachs y Citigroup, limitaron las inversiones que hacen en las minas de carbón desde 2015.
Incluso, algunos de estos bancos dejaron de financiar la construcción o ampliación de generadoras de electricidad que usaran este mineral como su combustible.
Si bien muchas empresas se han sumado a estas tendencias, hay otras tantas que maquillan sus proyectos para cumplir en el papel con objetivos que resultan complejos a la hora de ponerlos en marcha. Por ello, coinciden analistas financieros, las inversiones verdes no están exentas de los greenwashers.
¿QUÉ ES UNA INVERSIÓN VERDE?
Este tipo de inversiones, también conocidas como sustentables o de criterios ambientales, sociales y gobernanza (ASG) son aquellas que están enfocadas a captar recursos para financiar proyectos con impacto social o dirigidas a empresas que quieren mejorar su perfil de sustentabilidad, de acuerdo con la administradora de inversiones Natixis IM.
En cada uno de estos pilares existe el compromiso implícito por mejorar el perfil de la compañía. En el caso de las prácticas ambientales, pueden estar dirigidas a reducir la huella de carbono de una empresa, mediante el uso de energías limpias o cambiar su uso de residuos.
Para el rubro de criterios sociales, las marcas suelen adoptar compromisos para perfeccionar sus procesos de contratación o remuneraciones, mientras impulsan el desarrollo personal y laboral de sus colaboradores, así como también ofrecen seguros de vida, entre otras prestaciones.
Al hablar de gobernanza, las empresas buscan tener una mejor relación con el gobierno, como en el pago de impuestos o ser más transparentes con sus proveedores y empleados, así como asegurarse de que sus procesos internos cumplan con todos los estándares de la ley.
“Las inversiones sustentables en Estados Unidos aumentaron un 42 por ciento entre 2018 y 20201, pero si bien la creciente aceptación de estas estrategias ha sido impresionante, aún persiste la confusión sobre qué constituye exactamente ASG o inversión sustentable o responsable”, destaca Natixis IM.
¿COMPROMISO O PRESIÓN?
Adriana Pulido, fundadora de Ilunka, una consultora financiera especializada en la creación de estrategias sustentables, señaló que algunas empresas buscan curarse en salud o como se le conoce dentro del mundo de la sostenibilidad, greenwashing.
Este término viene proviene del inglés “green” (verde) y de “whitewashing” (blanqueo o lavado de imagen) y se refiere a la promoción que hace una empresa cuando realiza un acto ambiental o social, pero sin generar grandes impactos, o también a que presume sus acciones verdes sin comprobar sus beneficios o alcances.
“No podemos generalizar. Cuando uno empieza a meterse más en los temas de entender la complejidad ambiental, entonces la visión es que sí se curan en salud y no están haciendo lo suficiente. Cualquier consultor de este tema te dirá que no estamos haciendo lo suficiente, yo misma lo pienso, pero también no podemos juzgarles y decir que se están curando en salud, porque tampoco es fácil hacer lo que tienen que hacer”, comentó en entrevista con El Sol de México.
A inicios de junio, Agustín Carstens, gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), criticó el uso de este tipo de inversiones greenwashing y exhortó a que se diseñen políticas públicas que permitan conocer el verdadero impacto de estos proyectos.
Por un lado, dijo que se deben desarrollar modelos que permitan transitar hacia la lucha contra el cambio climático, con énfasis en los Acuerdos de París, mientras se desarrollan normas que permitan a los inversionistas conocer el verdadero impacto de las inversiones verdes.
Adicionalmente, consideró necesario “certificar” y verificar que los compromisos ambientales adquiridos por las empresas sean alcanzables.
“Las inversiones verdes se pusieron de moda porque la pandemia dejó ver las necesidades del mundo; la gente se dio cuenta que no sólo hay problemas sociales, sino de cambio climático y biodiversidad”, resaltó Adriana Pulido.
Para Eduardo Abarca, director general de Aurea Capital Markets, las inversiones verdes también cobraron relevancia en los últimos meses por la rentabilidad o alto nivel de interés por parte de los inversionistas.
El directivo espera que esta tendencia continúe en el largo plazo, pues cada vez son más los países que están adoptando nuevas reglas para hacer negocios.
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AVANCES EN MÉXICO
México no ha dado grandes pasos como Europa, pero sus avances en materia de inversiones sustentables son buenos, considera Alicia Arias, vicepresidenta de Gestión Patrimonial en BlackRock, el fondo de inversión más grande del mundo.
“En el país actualmente hay 26 organizaciones que son signatarios de los principios de responsabilidad. Son empresas del sector financiero que están impulsando más este tipo de cosas dentro de sus organizaciones. El camino aún es largo por recorrer, pero no sólo para México, sino en el mundo, si queremos llegar a una economía libre en emisiones de carbono”, señaló la especialista en entrevista con El Sol de México.
En 2018, la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) emitió una serie de criterios y regulaciones para que todas las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores) realicen inversiones con criterios ASG.
La meta es que, a más tardar en abril de 2022, todas las administradoras tengan implementado este esquema y así contribuir a la lucha contra el cambio climático, al tiempo que cada empresa mejore sus aspectos laborales o sociales, según sea el caso.
A la par, la Consar estima que las inversiones ASG representarán 38 por ciento de las inversiones totales. Para acompañar esta tarea, la Asociación Mexicana de Afores (Amafore) creó un subcomité de inversiones sustentables.
Bajo esta misma línea, a inicios de junio, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), que encabeza Arturo Herrera Gutiérrez, dijo que emitirá un reporte para dar a conocer el impacto de sus bonos verdes con el fin de combatir el “greenwashing”.
“La forma en la que México y nosotros en Hacienda lo queremos hacer, es primero incrementar la transparencia con los inversionistas y el compromiso, eso quiere decir que les haremos saber a los inversionistas que los gastos asociados cumplen con criterios, estándares internacionales verdes y sociales, y estas son las metas específicas que se quieren lograr”, especificó Gabriel Yorio, subsecretario de Hacienda.
Además, el 14 de septiembre de 2020, el Gobierno de México, a través de la SHCP, realizó la colocación de su primer bono soberano sustentable por un monto de 750 millones de euros.
Dicho bono está vinculado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), promovidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Los recursos serán utilizados para el financiamiento general del presupuesto alineado con la Agenda 2030 y los ODS del país.
“La nueva normalidad es invertir en este tipo de bonos sostenibles; las empresas cada vez están más preocupadas por el cambio climático. La pandemia dejó muchas lecciones y un efecto en la sociedad sobre la conciencia de los riesgos ambientales”, agregó la directiva de BlackRock.
De acuerdo con Eduardo García Vila, director de Promoción en Administración de Activos de Grupo Financiero Banorte, los inversionistas ya no están dispuestos a poner su capital en cualquier compañía, y lo harán en las empresas que hacen las cosas “correctamente”, aquellas que cuidan al medio ambiente y a su gente.
Esta institución financiera cuenta con el fondo “NTEESG”, el cual invierte en las principales compañías a nivel mundial y cuyo principal factor de selección es el criterio de sustentabilidad.
“Definitivamente en México aún hay mucho por hacer, pero la sustentabilidad llegó para quedarse y hemos dado grandes pasos. Desde el punto de vista de la sociedad, el beneficio de invertir en empresas sustentables es que, a través de ellas, estamos regresando algo a la sociedad y al medio ambiente, creando un círculo virtuoso y poco a poco logramos mejorar nuestro mundo”, comentó el directivo a El Sol de México.
¿QUIÉNES INVIERTEN?
Anteriormente, las inversiones sustentables sólo estaban al alcance de grandes empresas a través de fundaciones o áreas filantrópicas sin fines de lucro, remarca García Vila, pero con la evolución del concepto y la conciencia sobre el entorno que ha evolucionado con ellas, todas las empresas pueden realizar inversiones sustentables, ya sea creando programas de capacitación para sus empleados o fortaleciendo el gobierno corporativo de sus firmas.
Desde el punto de vista de ahorro e inversiones, añade, antes era muy complicado participar en estos proyectos, aunque hoy a través los fondos de inversión, la sociedad en general también puede participar de estos proyectos invirtiendo en las empresas que los impulsan y que, al hacerlo correctamente, genera un beneficio para los ahorradores.
Para ayudar en esta lucha desde una trinchera no financiera, la directiva de BlackRock México señaló que las personas pueden hacer “cosas tan simples” como ahorrar el agua, electricidad o separar la basura al momento de desecharla.
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Estos puntos, en la opinión de Adriana Pulido, pueden fortalecerse a través de los propios consumidores, quienes deben de exigir a sus marcas de preferencia que sean más responsables con el medio ambiente.