El volcán Popocatépetl ha estado tan involucrado en la historia de la zona centro de nuestro país que incluso desde los tiempos prehispánicos se volvió fuente de inspiración para que la cultura Mexica dominara toda la zona de Mesoamérica y a pesar de ser un volcán que llevaba miles de años dormido, el respeto que siempre impuso se quedó hasta nuestros días.
Activo desde 1919, las historias en torno al inicio de su actividad parecen casi increíbles, pues de no ser por los relatos del pintor y vulcanólogo Dr Atl, pocos sabrían que el Popocatépetl se volvió activo gracias a la codicia humana.
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Corría el año de 1919 cuando en el afán de obtener cantidades industriales de azufre, un capataz de la región, organizó una expedición con 25 hombres para poder obtener el preciado químico que por aquellos años, tenía un importante valor en el mercado.
Primero la estrategia fue la instalación de un malacate, mismo que se usa en las minas para levantar objetos pesados, en el labio inferior de la boca del Popo.
Explosión de dinamita, la razón por la que el Popo se volvió activo
Una vez que todo quedó instalado, ser produjo la explosión de 28 cartuchos de dinamita que además de desprender todo el azufre, dio inicio a la actividad volcánica de don Goyo y así fue como lo relató José Mendoza al mismísimo Dr Atl y que el mismo artista mexicano relató en su libro titulado 'Las Sinfonías del Popocatépetl', en donde exhaustivamente relata los casi dos años de visitas constantes que tuvo al Popo:
“Yo estaba parado junto a uno de los humeros, cuando de repente oí un tronidazo y sentí que las paredes del cráter y el suelo se movían como en un temblor. Las paredes tronaban como si hubieran sido de madera. Corrí a buscar refugio (...) de donde pusieron los cuetes salieron chorros de piedras que subieron muy alto en el aire, se desparramaron y cayeron por todos lados. Lo que a mi me dio más miedo fue ver cómo temblaron las paredes, y los chorros de piedras que caían de todas ellas (...). Al poco rato empezó a soplar un viento muy fuerte que venía de arriba y que hacía remolinos tan fuertes en todo el cráter que no nos dejaba andar, y el cielo comenzó a nublarse y el cráter se llenó en unos cuantos momentos de una niebla muy espesa y empezó a nevar como yo no había visto nunca en toda mi vida de volcanero”.
Ante tal suceso, los trabajos se suspendieron de manera inmediata, sin embargo a los pocos días regresaron para tratar de terminar el trabajo, pero para este momento, el volcán ya se encontraba en activo, por lo que uno a uno fueron falleciendo por distintas causas, unos congelados por el frío, otros de inanición y otros más, por caer al fondo del crater tras fuertes ventiscas.
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