Los migrantes que llegan a la fronteriza Ciudad Juárez navegan entre el éxito y el fracaso en su intento de prosperar en México, un país que en la mayoría de ocasiones supone un peaje más hacia Estados Unidos, pero que en otras ocasiones termina por ser su hogar.
Mientras que algunos de los refugiados viven un calvario por la falta de documentos que acrediten su estancia legal en México, otros tienen éxito y logran regularizar su permanencia, consiguen un trabajo digno y un techo para poder vivir con su familia tras una travesía demasiado a menudo cargada de penurias.
CUMPLEN EL SUEÑO AMERICANO
Uno de estos casos de triunfo es el del hondureño Santiago Castellanos, de 33 años, quien arribó a esta industrializada urbe fronteriza con Estados Unidos acompañado de su esposa y de su hijo de 12 años.
"Llegué a Ciudad Juárez hace nueve meses. Salí de mi país en busca del sueño americano porque la violencia y la pobreza me hicieron huir. El recorrido hasta aquí fue pesado, tuvimos mucho frío y mucha hambre. Caminamos muchísimo y el recorrido es duro", declaró este jueves a Efe.
Él ya cuenta con permiso de trabajo y aseguró que esto supone un paso muy grade para poder desarrollarse en México, un país con un índice de pobreza superior al 43 %, pero también con grandes posibilidades de empleo en varias regiones.
"Agradezco a las autoridades mexicanas que me echaran la mano y estoy agradecido con el pueblo mexicano", agregó el hombre, que actualmente trabajar en un bar de esta ciudad perteneciente al estado de Chihuahua.
Castellanos aseguró que se siente feliz por tener el documento que le permite vivir y trabajar en México. Pues este permiso, junto con la bienvenida de la ciudadanía en Juárez, le han permitido recuperar la tranquilidad.
Otro ejemplo de éxito es el de Ommanel Desir, un haitiano de 26 años que llegó hace cuatro meses a esta urbe acompañado de su mujer, esposa y hermano, y hoy trabaja de guardia de seguridad tras lograr un permiso para regularizar su situación ante el Instituto Nacional de Migración (INM).
Refirió que, al ingresar al sur de México -tras un largo periplo migratorio que comenzó en Chile-, un amigo le recomendó llegar a la fronteriza Ciudad Juárez.
"Me dijeron que aquí hay mucho trabajo y si era inteligente podría salir adelante. Enseguida compré mi pasaje y aquí estamos", detalló el hombre.
"Pienso quedarme en Juárez, aquí vivo tranquilo, tengo trabajo y no tengo ninguna idea de irme", agregó convencido Desir.
LUCHAR Y LUCHAR
Estas historias de éxito contrastan con las penurias que viven miles de migrantes en la frontera norte del país, especialmente porque la falta de documentos legales les impide asentarse en la región, empujándoles hacia Estados Unidos.
Mientras buscan arreglar su estatus migratorio, muchos son abrigados por algunos de los treinta albergues de la ciudad, como la Casa del Migrante.
Uno de los refugiados que habitan allí es Antonio Pascual, de Guatemala.
"Si no se cumple mi meta de cruzar a Estados Unidos, me gustaría quedarme aquí, encontrar trabajo y rentar un cuarto para vivir. Pero las leyes son estrictas", dijo a Efe este hombre, al que robaron sus documentos oficiales guatemaltecos, lo que complica más si cabe su realidad.
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Otro de los moradores de este refugio es el hondureño Héctor Fajardo.
"Se batalla mucho para encontrar trabajo, piden credencial, RFC (Registro Federal del Contribuyentes) y cuando se consigue trabajo la paga es muy baja. Y dada nuestra condición se aprovechan y ofrecen menos sueldo", subrayó.
Fajardo, a pesar de contar con papeles para permanecer en México legalmente, no tiene una fuente de empleo.
"En muchas partes no aceptan la credencial de residencia permanente para laborar sino que piden la credencial de elector y otros documentos. Por esto, mis planes son cruzar a Estados Unidos con mi familia y poder trabajar allá", concluyó.
Para el padre Javier Calvillo, director de la Casa del Migrante, los principales problemas que enfrentan muchos migrantes en Ciudad Juárez -donde estima que hay al menos 15.000 extranjeros- es no dominar el idioma español y la falta de documentación.
Pero animó a empresarios y autoridades a facilitar su inserción laboral.
"Los migrantes son gente que viene huyendo de la violencia, buscando asilo político. Hace falta un plan con los tres niveles de Gobierno y con los empresarios", subrayó el activista, que destacó que incluso los migrantes del sur de México tienen a menudo pocas opciones en el norte del país.
OLA MIGRATORIA
La región vive un flujo récord hacia Estados Unidos, cuya Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) detectó a más de 1,7 millones de indocumentados en la frontera con México en el año fiscal 2021, que terminó el 30 de septiembre.
México deportó a más de 114.000 extranjeros en 2021, de acuerdo con datos de la Secretaría de Gobernación del país.
Mientras, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) recibió un récord de 131.448 solicitudes de refugio en 2021.
A finales de 2021, la situación se agravó de nuevo en la frontera norte por el restablecimiento del programa estadounidense "Quédate en México", que obliga a los extranjeros a esperar en ese país mientras una corte de Estados Unidos evalúa su solicitud de asilo, lo que ha añadido todavía más presión migratoria a la región.
Aunque ahora el plazo máximo es de seis meses, este plan, conocido formalmente como Protocolo de Protección a Migrantes (MPP, en inglés) e impulsado por Donald Trump (2017-2021), dejó varadas a más de 70.000 personas en la frontera norte mexicana durante meses.
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