Ciudad de México.- En México hay aproximadamente 6,546 seminaristas candidatos al sacerdocio y 14,600 sacerdotes en 91 diócesis del país, informó Yuliana Navarrete, del Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
El Anuario Pontificio del 2018, en la zona de Centroamérica, se ha registrado un descenso de vocaciones. México muestra un ligero aumento hasta 2012, después siguió con una tendencia a la baja hasta 2015. Para finales del 2016 el número se estabilizó en 5,000 seminaristas aproximadamente.
Para los que desean saber cuántos años estudia un seminarista para ser sacerdote, la respuesta es en promedio nueve años, un primer año introductorio, cuatro años de filosofía y cuatro de teología.
En algunas congregaciones dedican otro tiempo a prácticas apostólicas. En el caso de la Legión de Cristo, un seminarista está en promedio 12 años en formación, que concluyen con la ordenación diaconal y sacerdotal.
La oficina de Comunicación de Regnum Christi comentó la anterior, al informar que el 30 de agosto, cinco seminaristas legionarios de Cristo se ordenarán diáconos en la Antigua Basílica de Guadalupe de la Ciudad de México, en septiembre se ordenen cinco en León, Guanajuato, uno en Aguascalientes y uno en Monterrey.
También comunicó que, en la temporada de verano, cuando más de 25 millones de estudiantes están de vacaciones -de acuerdo con el INEGI en 2018-, jóvenes seminaristas hacen una pausa en sus estudios y dedican un mes para hacer labor social en comunidades marginadas.
«El objetivo es formativo, y consiste en experimentar de cerca las necesidades de la gente, experimentar lo que significa ganarse el pan con el trabajo de las manos y sensibilizar a los seminaristas», explicó el P. Carlos Proal, L.C., responsable del seminario de los Legionarios de Cristo en Monterrey.
El religioso comentó que este verano está trabajando con un grupo de 25 seminaristas dedicados al trabajo agrícola y labor social. Resaltó que, desde hace más de 15 años, hacen un servicio de promoción de valores y reforestación.
Pues hay muchas comunidades muy necesitadas en la sierra de Hidalgo; “ahí vimos la posibilidad de ayudar con trabajo social y algo de apoyo al párroco de la zona.
“Personas de una minera que se encargan del área de responsabilidad social, van focalizando las necesidades más urgentes de la comunidad y van programando la ayuda. Nosotros nos sumamos también a ese proyecto con nuestro trabajo y con pláticas que ayudan a la formación de valores”, citó Carlos Proal.