Cerca de cuatro meses de inactividad por la pandemia de COVID-19 han dejado al borde del colapso y en peligro de cierre definitivo a más de la mitad de las 120 mil papelerías que existen en todo el país.
El panorama es desalentador, pero todo hace pensar que todavía no se ha visto lo peor, pues el tiro de gracia para el gremio papelero podría darse justo con el arranque del nuevo ciclo escolar al quedar marginados para surtir las listas de útiles, por la entrega gratuita de paquetes escolares de mala calidad que dan varios gobiernos estatales.
El cierre definitivo de al menos 60 mil puntos de venta en todo el país provocaría la pérdida de alrededor de un millón de empleos directos e indirectos, alertó Diego Céspedes Creixell, presidente de la Asociación de Fabricantes de Artículos Escolares y de Oficina (Anfaeo).
En entrevista para LA PRENSA, el líder empresarial informó que el pasado 2 de junio, la Asociación envió una carta al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, para exponer la problemática del sector y solicitar la reapertura de papelerías a más tardar a mediados de este mes, a fin de dar soporte a la demanda prevista por el regreso a clases, programado a finales de agosto y principios de septiembre.
Informó que la industria de artículos de papelería y oficina genera más de 15 mil empleos directos y 45 mil indirectos a nivel nacional. Adicionalmente, los socios de Anfaeo exportan de manera global poniendo en alto lo hecho en México y, a través de sus más de 120 mil puntos de venta generan, en conjunto, 500 mil empleos directos y un millón y medio de empleos indirectos.
EN MEDIO DE INCERTIDUMBRE Y SIN INVENTARIOS PAPELERÍAS SE PREPARAN PARA EL REGRESO A CLASES
A diferencia de años anteriores, empresarios de papelerías enfrentan un panorama incierto no solo por la parálisis comercial en la que se encuentran sumidos desde marzo pasado por la pandemia, sino también por la falta de claridad en el calendario de inicio del ciclo escolar 2020-2021, información que les resulta indispensable para programar sus compras y reabastecer sus inventarios.
Diego Céspedes Creixell informó que el 80% de toda la distribución de productos escolares se hace a través del canal tradicional, como son las 120 mil papelerías y, el 20% restante, a través de las grandes cadenas comerciales, que regularmente solo venden estos artículos en temporada de inicio de clases.
Explicó que en México existen dos grandes proveedores de productos de papelería: los fabricantes nacionales como Fila Dixon, Scribe, Pelikan y Bic, que compiten en el mercado internacional al cumplir los más altos estándares de calidad, y los importadores como Maped y Norma Carbajal, entre otras marcas muy conocidas.
Comentó que las 120 mil papelerías que existen en todo el país dan servicio a los 33 o 34 millones de estudiantes mexicanos, por lo que el valor de este mercado se estima en alrededor de 25 mil millones de pesos anuales, sin contar uniformes, calzado ni equipo de cómputo.
El presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Artículos Escolares y de Oficina (Anfaeo) precisó que el canal de fabricación y comercialización de útiles escolares trabaja todo el año, para hacer llegar en julio, agosto y septiembre, los cuadernos, lápices, bolígrafos, colores, gomas, sacapuntas, juegos geométricos y adhesivos que requieren los niños y jóvenes mexicanos en su regreso a las aulas.
“Los industriales surten a los mayoristas entre febrero, marzo y abril, y los mayoristas surten a su vez a los detallistas entre mayo, junio y julio, por lo que las familias puede adquirir en las papelerías, los útiles que requieren sus hijos, durante julio, agosto y septiembre”, explicó Diego Céspedes.
Al detenerse el canal de comercialización por la contingencia sanitaria, los inventarios que pudieron tener las papelerías e incluso las familias en sus casas, se terminaron, indicó Céspedes al subrayar, por ello, la importancia de que ya no se posponga por más tiempo la apertura de las papelerías, a fin de que los negocios puedan reabastecerse y cubrir la demanda por el regreso a clases.
Solicitamos al gobierno federal que las papelerías puedan abrir. “Aparentemente ya están abriendo, en la ciudad de México ya está la señal con todas las medidas de seguridad sanitaria y esas son buenas noticias”, indicó.
Destacó que a esta situación se suma la incertidumbre que prevalece entre los empresarios de papelerías que no saben cuándo hacer sus pedidos, debido a la posibilidad de que la fecha de inicio de clases se recorra nuevamente.
“Se dijo primero que sería en agosto, luego que en septiembre y otra vez que en agosto, hay incertidumbre y la papelería no tiene confianza de hacer su pedido, porque no sabe cuándo entran los niños a clases”, apuntó el líder empresarial, quien expresó que aparentemente esto ya ha venido aterrizando y los niños entrarán a finales de agosto y principios de septiembre.
OTRO GOLPE BAJO
Hasta hace unos años, el regreso a clases en agosto y septiembre era la mejor época del año para las papelerías y todos los empresarios del sector.
Sin embargo, este año puede no ser así, no solo por la crisis que ha dejado a su paso la pandemia por COVID-19, sino también por la competencia desleal en que incurren algunos gobiernos estatales al regalar paquetes de útiles escolares de mala calidad, lo que obstaculizará la recuperación económica que tanto necesitan las empresas del sector.
Diego Céspedes Creixell, presidente de la Asociación de Fabricantes de Artículos Escolares y de Oficina (Anfaeo) explicó que en los últimos años, gobiernos de diferentes entidades vienen regalando útiles escolares, para lo cual hacen asignaciones presupuestales directas, sin licitación y que benefician a un solo distribuidor.
“Imagínate qué pasa con la pequeña papelería de la esquina que después de estar cerrada varios meses espera el regreso a clases para recuperarse, pero viene el gobierno estatal y regala útiles.
Esto es una competencia súper desleal”, indicó Céspedes al destacar que la mayoría de las papelerías son pequeños negocios familiares.
Para colmo, el comercio ambulante que ha estado abierto y se le ha permitido operar antes que las papelerías en la ciudad de México, vende generalmente producto robado, pirata (importado ilegalmente) y chatarra, cuya diferencia de precio con productos originales es mínima, lo que constituye un flagrante engaño al consumidor.
Diego Céspedes explicó que existe una enorme diferencia entre regalar útiles escolares y entregar vales, como ocurre en la ciudad de México, desde hace varios años.
Indicó que la entrega de vales es un esquema que funciona y tiene varias ventajas. La primera es que da libertad para que las familias elijan el producto de su preferencia y compren lo que verdaderamente necesitan; la segunda, es que las papelerías que reciben vales deben tener una cuenta de banco, lo que permite la fiscalización de los recursos, beneficia el erario público y alienta el mercado formal.
El líder de Anfaeo señaló que es muy caro armar un paquete escolar desde una bodega y mandarlo a las colonias y comunidades más distantes del territorio nacional.
Por ejemplo, mencionó que el Estado de México destina un presupuesto de mil millones de pesos para sus paquetes escolares. A precio de fábrica y venta a mayoreo, el precio de estos productos es de 250 millones de pesos, por lo que el 75% restante se gasta en la distribución, entre armado de paquetes, entrega y mordidas, apuntó.
Para obtener un mayor margen de ganancia, lo que hacen muchos gobiernos es comprar producto chatarra, en vez de comprar productos de marcas líderes, indicó Céspedes al destacar que en el Estado de México hay muchos fabricantes establecidos y ellos mismos podrían surtir la demanda de los estudiantes de su entidad, en lugar de comprar producto chino, que es empaquetado y armado por un mayorista oportunista.
“La gran mayoría de fabricantes de útiles escolares de México exportamos, tenemos productos de altísima calidad, que cumplen con las normas mundiales y, además, son baratos, por lo que es ridículo tener el mercado lleno de basura china y que esos producto lleguen a nuestros niños”, indicó.
Mencionó que otro problema en este esquema de entrega gratuita de paquetes escolares de baja calidad serán los tiempos de entrega, ya que debido a la pandemia por COVID-19, todavía no se hacen las licitaciones.
En caso de que la asignación se hiciera mañana, el que gane la licitación deberá conseguir el producto, importarlo, armar los paquetes y entregarlos; este proceso puede llevar de 90 a 120 días más, lo que significa que los niños podrían iniciar el siguiente ciclo escolar sin útiles escolares, alertó.
Diego Céspedes subrayó que para salvar de la quiebra a más de 60 mil papelerías y rescatar más de un millón de empleos se requieren tres medidas básicas: que abran los negocios, que los dejen operar y que los gobiernos solo entreguen vales en lugar de útiles físicos.
TRISTE CERRAR UN NEGOCIO POR EL QUE SE HA TRABAJADO TODA LA VIDA
Ya cerramos una de las tres papelerías que teníamos, de los 12 empleados que éramos solo quedamos 10, pero de ellos, cuatro nos estamos rotando, platicó a LA PRENSA, el empresario del ramo papelero, Francisco Carrillo.
“Sabemos que la pandemia por COVID-19 ha sido una problemática a nivel mundial, pero quisiéramos saber con qué autoridad nos podemos dirigir para obtener algún tipo de préstamo o crédito, porque cuando pasaron por mi colonia, no estaba abierto mi negocio y no pude recibir el apoyo de 25 mil pesos, indicó.
Francisco explicó que por la caída de ventas en más de un 80% y los crecientes gastos de operación ya no pudo sostener su papelería. “Esto nos ha pegado muy duro a todos, no sabemos hasta cuándo podamos seguir aguantando”, agregó.
Subrayó la necesidad de dar liquidez a los negocios, sobre todo a las papelerías que han estado cerradas durante casi cuatro meses, y pese a ello, deben seguir pagando salarios y recibos de luz, agua, teléfono o internet, independientemente, que los locales estén cerrados.
Previó que una vez que inicie el proceso de apertura, las papelerías deberán solventar además los gastos sanitarios, como desinfección y sanitización de los locales, establecer medidas de sana distancia, así como gel desinfectante, cubrebocas y todo lo que el gobierno indique.
“Hace un mes cerramos definitivamente la papelería, que era la más grande que teníamos porque ya no la podíamos sostener”, comentó Francisco.
Ante el próximo reinicio de clases, Francisco comentó que no tiene casi nada de mercancía, pero tampoco dinero para surtir su negocio. “Para pagar gastos de renta, servicios y dar de comer a la familia he tenido que pedir prestado”, señaló.
En el caso del servicio de luz, Francisco consideró que ante la contingencia sanitaria, la autoridad debería ampliar uno o dos bimestres el plazo para pagar o reducir a la mitad los cobros de manera temporal.
“El cobro de luz no lo perdonan, si no pagas vienen y te cortan, a mí no me interesa que me corten la televisión por cable o el internet, pero la luz es un servicio de primera necesidad, y la autoridad debería ser más consciente de la difícil situación por la que estamos atravesando la mayoría de las familias, que nos den un chance, por lo menos en lo que salimos de la crisis”, precisó.
Francisco indicó que su recibo de luz le acaba de llegar con un cobro de 1,700 pesos con fecha de corte el 20 de junio. “¿De dónde voy a sacar para pagar, si no tengo nada de ventas?, comentó.
“Los cobros de tarjetas de crédito también siguen llegando mes con mes, con más interés y más interés, pero ahorita la situación es o comer o pagar”, señaló al manifestar la urgencia de que el gobierno otorgue créditos blandos que den oxígeno a los negocios para que puedan salir delante de la crisis.
“Los negocios estamos en nivel de sobrevivencia, ojalá las autoridades lleguen un día a nuestros negocios y se queden todo el día, para que vean cuáles son las ventas y los niveles de gasto y vean que estamos en números rojos”, apuntó Francisco al comentar que nunca antes en la vida había vivido una situación parecida a la actual.