La aprobación en fast track, sin parlamentos abiertos ni consultas públicas, de la militarización de la Guardia Nacional (GN) provocó felicitaciones del Presidente a todos los que votaron a favor del proyecto legislativo, y fueron reconocidos por el golpe a la Constitución forjada con el conveniente argumento del “cambié de opinión”, destacó el Centro Católico Multimedial (CCM).
Mientras, Heidi Mariana Pérez es una “víctima colateral” de la incontrolable violencia que vive el país. Sus cuatro años de vida terminaron abruptamente cuando un fuego cruzado en el que estuvo involucrado personal del Ejército le quitó la vida de forma absurda.
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Ahí estuvo el Ejército, esa gran fuerza que ahora se usa como policía a través de la Guardia Nacional y pasaron sobre el cadáver de una niña, Heidi Mariana.
El organismo católico cuestionó la militarización de la GN, y que a la danza de felicitaciones, le entró el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, siempre de campaña en su característico uniforme que ya es una segunda piel que revela el estado en el que las Fuerzas Armadas están en este país, el de la constante guerra.
En el editorial, “Se llamó Heidi Mariana”, el CCM resaltó que ahora, es el mundo al revés cuando las autoridades castrenses afirman que “habrá problemas” si los militares regresan a los cuarteles.
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El general-secretario de la Defensa Nacional así lo justificó el 9 de septiembre en Zacatecas al afirmar que, ante el vacío legal, los elementos castrenses estaban fuera de la ley.
“Al filo de la navaja, hacía acciones, cumplía órdenes y tenía como resultado estar en prisión. A la fecha tenemos mucho personal que está en prisión porque en esos momentos no teníamos el marco legal para actuar en el ámbito de la seguridad pública, no queremos volver a sufrir esta situación”.
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Reconocer a las Fuerzas Armadas debe tener congruencia. Los soldados y marinos deben estar en los cuarteles y no en las calles, pero se les ha dado demasiado poder.
El Centro Católico refirió que no hay mayor lamento que las consabidas frases de dolor y duelo que ya suenan huecas de labios de las autoridades. Festejan un triunfo que se inauguró con el asesinato de una niña de cuatro años.
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