En México, la pandemia del COVID-19 afectó a todos los sectores de la población en varios aspectos, deteriorando la calidad de vida de muchas personas. Sin embargo, los grupos vulnerables fueron de los más golpeados por este virus, siendo el de los adultos mayores uno de los más afectados.
Al respecto, el creador de la Fundación Dime y Juntos lo Hacemos, Edgar Garza Ancira, señaló que “uno de los principales problemas que enfrentan los adultos mayores en esta pandemia es el deterioro de su economía, toda vez que por el riesgo que representaba para su salud esta enfermedad, se tuvieron que resguardar en sus hogares, en muchos de los casos solos y sin ningún apoyo”.
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Indicó que esta situación es preocupante, ya que de acuerdo con estimaciones de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2018, en el país residen 15.4 millones de personas de 60 años o más, de las cuales 1.7 millones viven solas y se exponen a la vulnerabilidad, porque no cuentan con una familia que los apoye en este momento de su vida, aunado a que su salud o sus condiciones económicas pueden ser precarias.
Si a lo anterior, agregó, “se le suma que el 21.7 por ciento de los adultos mayores que viven solos y trabajan, no reciben prestaciones, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) 2019, este sector tiene que hacerse de otros ingresos para costear sus enfermedades y los imprevistos que se les puedan presentar en su vida diaria”.
Por ello, resaltó que es importante implementar o fortalecer programas que ayuden a este grupo de personas a incorporarse a actividades que les permitan generar una remuneración económica, pues si bien este grupo de edad vive de los apoyos que se tienen desde los gobiernos pasados, no les alcanza.
Sostuvo que la Fundación cuenta con programas de apoyo para este sector como la entrega de sillas de ruedas, bastones, andaderas y aparatos auditivos, “herramientas que les permiten un mejor desplazamiento y tener una mejor calidad de vida”.
Pidió a los empresarios adoptar la inclusión y la no discriminación, así como respetar los derechos laborales y dar una oportunidad a los adultos mayores, “pues ya cuentan con la experiencia y conocimientos que han adquirido a lo largo de su vida”.
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