Con el traslado al teletrabajo, 45% de los usuarios de internet aumentó el uso de herramientas digitales, según la Asociación Mexicana de Internet. Este cambio de hábitos en la fuerza laboral provocó un estrés adicional, frente a la interacción constante por videoconferencias, nombrado Zoom Fatigue, al requerir un esfuerzo de comunicación 15% más elevado que suple la falta de cercanía física, con la sobrecarga del lenguaje no verbal.
Es decir, que las reuniones por Zoom representan 15% más esfuerzos de comunicación, traducido en una mayor fatiga para el trabajador.
“La fatiga y el desgaste emocional que provocan las reuniones por Zoom –o cualquier otra plataforma- es un fenómeno real y en aumento. José Mársico, CEO y fundador de Body Systems, empresa pionera en Wellness Corporativo, señaló que. el primer paso para evitar que la ‘juntitis virtual’ disminuya el bienestar y productividad de los colaboradores, es que las organizaciones hagan consciencia sobre cómo fomentar el equilibrio entre sus empleados”,
El directivo expuso que es importante no perder de vista el alto impacto de las videoconferencias, porque esta dinámica quedará permanente para las compañías en México y el mundo.
La compañía de Zoom, por ejemplo, dio a conocer que desde ahora, prevé ventas de más 3,780 millones de dólares en 2022, con un crecimiento anual de los ingresos del 43 por ciento.
En un estudio realizado por el Laboratorio de Interacción Humana de la Universidad de Stanford, se advierte que las plataformas de video tienen fallas de diseño que derivan en daños psicológicos, como el agotamiento de la mente y el cuerpo humano.
De ahí que José Mársico sumó las cuatro principales razones por las que las reuniones virtuales pueden provocar fatiga en los trabajadores:
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La cantidad excesiva de contacto visual -de cerca- con los demás participantes.
El desgaste constante de verse a sí mismo durante las reuniones en tiempo real.
La reducción en la movilidad física habitual de los empleados, ocasionada por los chats de video.
Una carga cognitiva más grande durante el intercambio de señales.
Las videoconferencias, explicó el directivo, obligan a los colaboradores a consumir más energía para tratar de descifrar, a partir de las caras y las voces, los mensajes que normalmente se transmiten con gestos corporales.
Frente a este escenario, los trabajadores necesitan urgentemente un descanso; “un plan de bienestar que contrarreste, a través de diversas técnicas, la carga emocional que puede surgir tras la constante autoevaluación de nuestro reflejo en pantalla, cuyo aumento y duración no se había experimentado anteriormente”.
Para mejorar el desempeño y productividad, actividades como el mindfullnes, las pausas activas, mejorar la calidad y el tiempo destinado al descanso y a la alimentación, permiten recuperar la concentración, “pues la atención es un músculo que se debe entrenar”, refirió Mársico.
“Alcanzar la máxima productividad y el mayor engagement de los colaboradores, sucede única y exclusivamente cuando las compañías procuran su óptima salud física y emocional”, finalizó.
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