Comer antojitos mexicanos se ha convertido en un verdadero lujo, ya que los precios de las tradicionales “garnachas” se han disparado en más de un 41%, lo que las deja fuera del alcance del bolsillo de muchos consumidores, que por su trabajo se ven obligados a hacer -al menos- una comida fuera de casa.
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Con estos incrementos, los trabajadores gastan hasta el 50% de su ingreso en transporte y al menos una comida al día, informó Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).
Al dar a conocer los resultados del monitoreo de precios de los antojitos, el líder de la ANPEC recordó que de los 53 millones de trabajadores mexicanos, el 80% lo hace en zonas urbanas, es decir, 40 millones de personas, quienes diariamente invierten en promedio 19% de su salario en transporte y 30% en al menos una comida al día.
En lo que va del 2023, indicó, los productos con mayores alzas, sin duda, han sido los que ofrecen las loncherías, fondas, torterías, taquerías y todos aquellos negocios que venden alimentos tradicionales preparados, como pozole, flautas, enchiladas, gorditas y tostadas, entre otros.
El encarecimiento de la Vitamina T es un síntoma de que el control inflacionario aún no registra un apoyo en los bolsillos de las familias mexicanas, señaló el presidente de ANPEC, Cuauhtémoc Rivera, quien destacó que los antojitos no han podido resistir las alzas de precio con aumentos que van desde los 3, 5 y hasta 7 pesos por pieza.
Asimismo, indicó que el rubro de las comidas corridas ha aumentado de diez a quince pesos, pasaron de costar de 55 pesos antes de la pandemia a 70 u 85 pesos actualmente; en zonas de oficinas incluso superan hasta 100 pesos.
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Al señalar que los tacos registran aumentos de entre 15 y 30%, Cuauhtémoc Rivera explicó que esto se debe al incremento en los precios de los insumos que requieren los negocios para la elaboración de estos alimentos, como es el gas, tortilla, cebolla, pepino, aceite, limones, chile y carne, tanto de res como de pollo que en promedio han tenido un sobreprecio de hasta 25%, por lo que cada taco se llega a vender en 16 a 25 pesos.
Indicó que el pozole no se queda atrás y se ha encarecido en un 25% al venderse entre 85 y 90 pesos, de haber costado antes 60 pesos en promedio. En esta larga fila de dolor también se forman los chilaquiles con pollo o con huevo, cuyo incremento ha sido de 41.66%, sin considerar los 20 pesos del café y los 6 pesos del bolillo.
Encarecimiento de la vitamina “T”
El encarecimiento de la vitamina "T” también incluye a las tortas que hoy se encuentran en hasta 70 pesos cuando no hace mucho tiempo atrás costaban entre 40 y 50 pesos.
Las gorditas de guisos se venden hoy entre 20 y 25 pesos, los sopes sencillos entre 18 a 22 pesos, registrando un incremento del 22.22%. De este tsunami de incrementos no lograron escaparse los elotes, que hoy cuestan hasta 30 pesos cuando costaban 20 pesos, y el vaso pequeño de esquites, el cual hoy se vende en 25 pesos cuando antes se vendía entre 15 y 17 pesos.
Los insumos para la elaboración de los alimentos de la “vitamina T” de los mexicanos se han incrementado de manera importante, como son: maíz 18.71%, masa de maíz 23.69%, tortillas 25%, aceites comestibles 52.67%, cebolla 169.53%, jitomate 59.13% y lechuga 29.33%.
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Asimismo, mencionó que el chile serrano se ha incrementado 39.57%, tomate verde 35.67%, huevo 21.13%, pollo 14.67%, queso fresco 22.84%, queso oaxaca 25.87%, crema 17.42%, costilla de res 19.72%, bistec 19.42% y carne de puerco 21.09%.
Estimó que los ingredientes para la elaboración de las tradicionales garnachas que consumen los mexicanos principalmente en la calle han subido entre 14 y hasta un 100%.
Indicó que la inseguridad en carreteras y el incremento de robos a camiones de transporte y cobro de derecho de piso, son otro factor que ha impactado el costo de los productos, así como el aumento en el precio de los combustibles de entre 10 y 15%.
Consideró que la tendencia a la baja de la inflación general anualizada es una buena noticia, pero lamentablemente no alcanza aún para cambiar la realidad desgastante y oprobiosa en la que están trabajando los mexicanos en la actualidad.
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