En México, 3 de cada 10 mujeres que han tenido un hijo en los últimos cinco años, refieren haber sufrido violencia obstétrica, por parte del personal médico que atendió su embarazo y parto.
Este tipo de violencia que se presenta en una de las etapas de la vida de mayor vulnerabilidad de las mujeres, como es el embarazo, parto y puerperio, puede ir desde gritos, regaños, trato indiferente, comentarios ofensivos, humillantes o degradantes, hasta la realización de prácticas invasivas, como cesáreas o colocación de dispositivos para no tener más hijos, sin su consentimiento y sin ninguna explicación.
La violencia de género acompaña a un gran porcentaje de mujeres mexicanas a lo largo de su vida, desde la infancia hasta la edad avanzada, pero se agudiza en mujeres de grupos vulnerables, como son las adultas mayores, mujeres con discapacidad, hablantes de lenguas indígenas y embarazadas.
De acuerdo con especialistas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), edición 2021-22, muestra que las mujeres pueden ser violentadas en prácticamente cualquier ámbito de su vida; sin embargo, algunos son más peligrosos para ellas.
La violencia contra las mujeres se reconoce como un problema de salud pública, así como una violación a los derechos humanos, advierte el documento, el cual señala que las mujeres tienen experiencias de violencia en los ámbitos escolar, laboral, comunitario, familiar y de pareja.
La ENDIREH de 2022 estima que 70 % de las mujeres de 15 años o más han experimentado, al menos una situación de violencia a lo largo de su vida.
Al comparar los resultados obtenidos en 2016 con los de ENDIREH de 2021, la violencia total contra las mujeres aumentó en cuatro puntos porcentuales. La violencia con mayor prevalencia fue la psicológica, con 51.5 %, y la sexual, con 59.7.
Aunque la violencia de género es un fenómeno ampliamente extendido en nuestro país, la mayor prevalencia de violencia a lo largo de la vida de las mujeres de 15 años y más se alcanzó en el Estado de México, con un porcentaje de 78.7 por ciento y de 48.7 % en Chiapas, entidad con la menor prevalencia.
La encuesta estimó que, a lo largo de su vida, las mujeres experimentaron más violencia en el ámbito comunitario, con un 45 %, seguido por la relación de pareja con casi 40 %; el ámbito escolar 32 % y el laboral con 27.9 por ciento.
“La violencia contra las mujeres tiene dimensiones silenciosas, que pueden pasar desapercibidas debido a la carencia de datos. Para 2021, se estimó que el 85 % de las mujeres que sufrieron violencia física o sexual, no denunciaron a su agresor o no pidieron apoyo de alguna institución o autoridad”, advierte el documento.
La violencia psicológica es la que presentó mayor prevalencia, 51.6%; seguida de la violencia sexual, con 49.7 %; la violencia física con 34.7 %, y en último lugar la violencia económica, patrimonial y/o discriminación, con 27.4 por ciento.
A nivel estatal la mayor prevalencia de violencia se registró en el Estado de México, con 78.7 %, y en la Ciudad de México, con 76.2 por ciento. Los estados con menor prevalencia fueron Zacatecas, con 59.3 % y Chiapas, con 48.7 por ciento.
Embarazo, parto y puerperio constituyen una etapa de alta vulnerabilidad
La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), edición 2021-22, señala que el 33.4% de las mujeres de 15 a 49 años, que tuvieron hijos en los últimos cinco años experimentaron alguna situación de maltrato durante la atención obstétrica durante la cesárea.
El documento advierte que el 29.6% de las mujeres refieren algún tipo de agresión durante el parto. De las mujeres que tuvieron cesárea, 19.5 % vivió maltrato psicológico y/o físico, y al 23.7 % le realizaron tratamientos médicos no autorizados.
De las mujeres que tuvieron parto, 22 % experimentó maltrato psicológico y/o físico, mientras que el 16.9 % le practicaron tratamientos médicos sin su autorización.
Aunque la violencia obstétrica está tipificada como tal en las leyes locales de 28 estados, los resultados de la ENDIREH señalan que los mayores porcentajes de maltrato están en los servicios públicos de salud, que registran prevalencias de entre 27 y 40% dependiendo de la institución. En tanto, en hospitales y servicios privados la prevalencia va de15 a 19%.
Por entidad federativa, el mayor porcentaje de mujeres que reportaron haber vivido maltrato en la atención obstétrica, se ubica en San Luis Potosí (38.9%), Tlaxcala (38.5%) y Ciudad de México (38.5%), mientras que los menores índices se registraron en Tamaulipas (25.4%), Tabasco (24.4%) y Chiapas (18.8%).
El grupo de mujeres de 15 a 24 años es donde más incidentes de violencia obstétrica se reportaron. El mayor porcentaje (11.3%) corresponde a aquellas que dijeron haber sufrido gritos o regaños, seguido por haber sido presionadas para que aceptaran algún método anticonceptivo (9.6%) y haber sido ignoradas cuando preguntaban sobre su parto o sobre su bebé (9.4%). El siguiente grupo que más maltrato reportó es el de 25 a 34 años, con las mismas formas de violencia en los primeros lugares.
En la Ciudad de México, de un total estimado de 294 942 mujeres de 15 a 49 años, que tuvieron su último parto entre 2016 y 2021, 61.5% no experimentaron incidentes de maltrato, mientras que el 38.5% sí fue maltratada en algún momento de su último parto.
La ENDIREH 2021 estima que, en la Ciudad de México, el maltrato en la atención obstétrica entre las mujeres de 15 a 49 años que tuvieron un parto o cesárea en los últimos 5 años es menor entre las que tuvieron un parto (34.2%) que entre las que tuvieron cesárea (43.1%).
En la Ciudad de México, de un total estimado de 113 624 mujeres de 15 a 49 años que experimentaron maltrato durante su último parto (entre 2016 y 2021), 54.8% fueron atendidas en un hospital o clínica del IMSS, y el 49.3% en una clínica u hospital público de la entidad federativa.
Estrecha relación entre violencia obstétrica y muerte materna
Especialistas y activistas del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) e Impunidad Cero advierten en su estudio “Justicia Olvidada. Violencia e impunidad en la salud reproductiva”, que la violencia obstétrica guarda una estrecha relación con la mortalidad materna.
“La incidencia de casos de violencia obstétrica y muerte materna guarda una estrecha relación con un contexto específico caracterizado por problemas estructurales”.
“Se trata de un país desbordado por la demanda de servicios sanitarios, en el que la inversión en salud es insuficiente y el sistema de justicia es débil y se encuentra rebasado. Ambos fenómenos —la violencia obstétrica y la muerte materna— deberían atenderse a través de la implementación de medidas estructurales dirigidas a resolver la falta de personal médico y su consecuente sobrecarga laboral, así como la insuficiencia de insumos y de infraestructura adecuada. Asimismo, es necesario ubicar las unidades médicas en lugares más accesibles y atender la necesidad de transformar las actitudes, los prejuicios y las rutinas dañinas que forman parte de la dinámica en la que se capacita y educa al personal de salud”, señalan las especialistas de GIRE e Impunidad Cero en su estudio.
Los altos niveles de muertes maternas en México son motivo de preocupación. En el año 2000, México se comprometió con los Objetivos de Desarrollo del Milenio a reducir la razón de muerte materna (rmm) nacional a 22.3 para el año 2015.
A pesar de que en la primera mitad de la década pasada hubo una disminución de la razón de muerte materna (rmm) nacional, para 2015 la cifra fue de 34.6, lejos de lograr el objetivo establecido. Hacia finales de la década (2018), la incidencia de muerte materna fue de 33.9, una cifra muy semejante a la de 2015.
El diagnóstico advierte que resulta aún más preocupante que, en 2020, la rmm repuntará a 46.6 defunciones por cada 100 mil nacimientos estimados. Este incremento aleja todavía más al Estado mexicano del compromiso, derivado de la Declaración de Nairobi, de lograr cero muertes maternas prevenibles en 2030.
En los últimos diez años, Oaxaca, Guerrero, Nayarit y Chiapas han ocupado los primeros lugares en cuanto a rmm, señalan las activistas al destacar que los índices de rezago social de estas entidades son muy altos y que un gran porcentaje de su población está conformado por personas indígenas.
“Este dato es una muestra de que la muerte materna tiene efectos diferenciados en ciertas poblaciones, entre ellas, la población de origen indígena”, advierten.
El documento señala que el aumento de muertes maternas en México durante la pandemia ha acentuado las grandes desigualdades persistentes en el país. Es posible que a los problemas derivados de las fallas estructurales del Sistema Nacional de Salud se hayan sumado efectos relacionados con la pandemia de Covid-19.
A través de la publicación de los Informes Semanales para la Vigilancia Epidemiológica de Muertes Maternas, ha sido posible advertir el notable incremento en la rmm durante la pandemia, con la Covid-19 como la primera causa de defunción.
En enero de 2021, la rmm fue de 80.5. Este incremento “se traduce en una regresión respecto a la tendencia precedente: mientras que la rmm calculada hasta la semana epidemiológica 16 de 2021 es de
50.8, la rmm registrada para el año 2010 es de 51.5. Por otro lado, la rmm en la semana epidemiológica 16 de 2021 representa un aumento de 72 por ciento respecto a la misma semana del año 2020”.
La violencia obstétrica y la muerte materna afectan de manera particular a quienes ya viven en condiciones de vulnerabilidad, como las mujeres indígenas y las personas que no cuentan con seguridad social. La situación se agrava por el hecho de que este incremento se ha traducido en una regresión de cerca de una década; es decir, ahora México se encuentra en una situación similar a la que estaba hace diez años.
Una más de las violencias que enfrentan las mujeres
Se estima que 7 de cada 10 mujeres mexicanas de 15 años y más han experimentado al menos una situación de violencia a lo largo de su vida, fenómeno que se agudiza, sobre todo, en aquellas en condición de vulnerabilidad, como puede ser una mujer indígena, con discapacidad, e incluso, cuando atraviesa por la etapa del embarazo, parto o puerperio.
Reportes de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM) advierten que la capital del país tiene una de las tasas de violencia obstétrica más altas del país,
Refiere que de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en la Ciudad de México 4 de cada 10 mujeres admite haber sido víctima de algún tipo de violencia durante la etapa de gestación, seguida por Zacatecas con 3 de cada 10.
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