Las acciones que desatan un homicidio entre parejas son diversas y dependen de varios factores, la relación que se vive en un hogar o en una relación, así como las vivencias personales determinarán la dinámica, así como las reacciones ante ciertas circunstancias.
Es común escuchar sobre hombres que asesinan a mujeres y aunque se sabe menos sobre ellas al que terminar con la vida de sus esposos o novios, son delitos que también frecuentes, la mayoría de estos casos, orillados por la desesperación o el dolor dentro de la relación.
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La directora del Laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Feggy Ostrosky sugiere identificar entre la violencia y la agresión.
La especialista explicó la violencia de la agresión, “la violencia es una agresión hipertrofiada, la agresión es una conducta inherente a la especie humana; es necesaria para poder sobrevivir y, biológicamente, estamos preparados para responder cuando nos atacan”.
Los casos de mujeres que han arremetido en contra de sus parejas son diversos y cada uno conlleva un contexto que determina las razones por las que llegaron a cometer el ilícito y, aunque no se puede generalizar, sí es importante prevenir la violencia familiar o entre parejas que derive en fatales consecuencias.
“Hay que distinguir si estos casos son agresiones como una defensa de que las mujeres son maltratadas y golpeadas, la violencia es una agresión hipertrofiada es una agresión que tiene la intención de causar un daño físico psicológico a otra persona o uno mismo, es muy diferente que sean mujeres que están defendiendo que sean mujeres que planean estos asesinatos”, explicó Feggy.
Ostrosky, también expuso que existe violencia primaria y violencia secundaria, esta última, es producto de condiciones externas, no relacionadas directamente con una intención por parte de quien la ejerce. En tal caso, refieren conductas violentas sin tener plena conciencia de las causas por las que actúan de ese modo.
La depresión, los abusos de substancias y alcohol, golpes en la cabeza y trastornos psiquiátricos (esquizofrenia, trastornos paranoides) o, por otro lado, de trastornos de personalidad como la personalidad limítrofe, así como factores ambientales como la privación de sueño, el uso de estimulantes, el calor excesivo y las frustraciones cotidianas.
La violencia primaria, manifiesta actos violentos que no están mediados por ninguno de los factores anteriores, se presenta en dos formas: impulsiva y premeditada, distinción importante, los eventos que las disparan o provocan, las reacciones ante ellos, la actividad cerebral relacionada y los posibles tratamientos médicos y psicológicos.
Las causas son múltiples, “hay mujeres que desde la infancia han sufrido abuso físico, psicológico sexual y van teniendo fantasías aberrantes, no son generales los indicadores, dependen de cada caso. Dependiendo el caso, las mujeres están tomando conciencia de que ya no van a aguantar abusos físicos, psicológicos verbales o sexuales de las parejas”, comentó Feggy Ostrosky.
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La también escritora, sabe que como sociedad hay mucho trabajo qué hacer, “programas preventivos, preparar a las mujeres para que detecten cuando están sufriendo abuso psicológico, cuándo está escalando, tener estrategias de cómo enfrentarlo y eso claro que existe en todo el mundo, pero viene desde la educación familiar y desde cómo las madres educan a sus hijos”.
Para la neurobiología de la violencia, es necesario cambiar los patrones desde casa, educar de manera distinta para no generar ambientes violentos, lo que evitará buscar relaciones conflictivas y violentas, por lo que sugiere buscar ayuda con especialistas contribuyan a detectar y modificar conductas.
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