Los restos de Liliana López llegaron a una funeraria para ser velados por familiares, amigos y conocidos, después de su último viaje a abordó la Línea 12 del Metro, tras su jornada laboral en Valle de Aragón, su hijo de 14 años de edad la esperaba en casa y la volvió a ver por última vez, para despedirse de ella junto a toda su familia.
Las lágrimas y adioses se hicieron interminables, cuando Jesús y su hijo de 14 años de edad, se acercaron al féretro para expresar su sentir ante la pérdida de Lilí, tras el desplome del convoy del Metro de la Línea 12, el pasado lunes.
A casi 24 horas de sucedido el accidente, los lamentos fueron necesarios y emotivos a pesar del cubrebocas, al momento de despedir a la madre, esposa, amiga y compañera, querida por sus allegados, quienes se congregaron para el velorio en una funeraria sobre avenida Tlalpan, en la colonia San Simón.
Era una estación la que le faltaba a la mujer de 37 años de edad para llegar a su hogar, pero el destino tenía otros planes y el gigante de acero cayó de una altura de 20 metros, que le negó la posibilidad de ver crecer a su hijo, a quien mantenía con los ingresos de su empleo, junto a su esposo, radicado en Monterrey.
Jesús, abandonó sin pensar sus actividades laborales para salir en busca de su mujer, en el primer avión rumbo a la Ciudad de México, tras enterarse de la tragedia ocurrida en el Metro, sin tener noticias de ella después de buscarla toda noche y resistirse a un trágico desenlace, y a quien encontró en la Fiscalía de Investigación Territorial Iztapalapa No. 6.
Las muestras de amor y dolor embargaron la sala número tres de la funeraria, donde lo único alegre eran las flores blancas alrededor del ataúd que adornaron el lúgubre lugar.
Sin importar la edad, todos querían despedir a Lilí, a quien una falla en el Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, le arrebató la posibilidad de abrazar a los suyos por última vez.
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