ZUMPANGO. Las lluvias de los últimos días provocaron que la laguna de Zumpango, en el Estado de México, muestre señales de vida luego de años de sequía. Habitantes de la zona dijeron que las precipitaciones dejaron algunos espejos de agua, por lo que esperan que si el clima sigue igual se vuelva a llenar.
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“La gente está emocionada, pero los que somos de la zona sabemos que no se va llenar con una lluvia, claro que la quiero llena de nuevo, quiero que esas lanchas que quedaron varadas vuelvan a la vida, ellas también esperan que se llene”, dijo Adela, quien lleva 30 años viviendo cerca de la laguna.
La mujer, quien junto con sus padres era parte de los prestadores de servicio de la zona con venta de comida al turismo, comentó que los espejos de agua de la laguna de Zumpango más grandes se aprecian del lado del municipio de Teoloyucan, y en la parte central, donde se dieron las descargas de aguas negras que llegan de la Ciudad de México.
Adela mencionó que para llegar al centro de la laguna se podía rodear el cuerpo de agua, sin embargo, actualmente ya no es tan fácil debido a las obras de perforación de los pozos que se construyen para la Ciudad de México y otras obras del Ayuntamiento local. “Eso ocasiona que los caminos se encuentren con zanjas y los policías ya no permitan el acceso”.
Los pobladores de la zona señalaron que luego de las primeras lluvias de este año el agua fue absorbida debido a que la tierra estaba seca y que parecía que no hubo precipitaciones pluviales, sin embargo, comentaron que los chubascos continuaron y paulatinamente el suelo se aprecia mojado.
Los oriundos de la zona resaltaron que la tierra se hidrata de nueva cuenta y que no pierden la esperanza de que ese sitio se llene, pues señalaron que su economía no depende de la agricultura, sino de la venta de comida para los visitantes.
“La tierra ya no tiene sed y el agua que caiga se quedará encima”, dijo Adela, quien agregó que la desecación de la laguna trajo consigo que muriera la economía del lugar por el impacto que resintieron tanto lancheros como comerciantes de comida y artesanías, entre otros prestadores de servicios, quienes ante la falta de visitantes optaron por marcharse.
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A la fecha, sólo se observan policías que custodian el lugar, el cual luce abandonado, y también hay uno que otro curioso que acude para tomar fotos.
“Ahora no está solo el riesgo para los agricultores de perder sus parcelas, la poca gente que llega se aventura a cruzar el lugar sin precaución hasta donde está la capilla”, advirtió Adela.
